Todo el que me conoce, sabe que guardo ciertas precauciones con los canes.., dependiendo de cómo les vea las intenciones. Pero hay una raza en particular que detesto: los perros de la guerra.
Gaza es una ciudad de unos 400.000 habitantes (aproximadamente el doble de aquella en la que resido). Se piensa que su nombre deriva de la palabra hebrea que significa "fuerte".., pero esto no está todavía claro.
Observad la ilustración de hoy. Podría ser cualquiera de nuestras ciudades del mundo "civilizado".., del mundo "occidental". Podría ser cualquiera de ellas, después de cualquier "conflicto armado" (bonito retruécano para esconder la palabra "guerra").., como el que ahora sucede en Gaza. Madrid, Londres, Berlín, París.., Roma. Cualquiera de nuestras "magníficas" ciudades, podría estar ahora mismo cuajada de muertos y de muerte. Los perros de la guerra no detienen nunca su afán devorador, ¿u os creéis que vais a ser una excepción, precisamente vosotros?
¿En virtud de qué? ¿Cuáles son vuestras credenciales?
Vi en la televisión cómo dos jóvenes israelíes, mujeres de unos 30 años, se acercaban hasta los límites permitidos por el Estado de Israel para ver de lejos los bombardeos... Ellas, ante la poco emocional cámara, se mostraban partidarias de estas "actuaciones". "Hay que limpiar toda Gaza".., dijeron. Me pregunté si pensarían lo mismo si otra persona dijera eso, por ejemplo, en referencia a sus propias familias.
Vi en la televisión a una mujer israelí, más anciana, como de 65 años, con la pena y la indignación pintada en el rostro.., exigiendo responsabilidades a sus propios "gobernantes". Me pregunté si esta mujer sabría algo más.., si habría estado más cerca de la guerra de lo que las jóvenes israelíes aparentaban.
¿Cuántos de nosotros hemos estado en un país en conflicto? ¿Cuántos hemos sufrido una guerra? ¿Cuántos hemos pasado frío, o hambre? ¿Cuántos hemos vivido un atentado? ¿Cuántos, un terremoto, o un tsunami?
Ahhhh.., estados de conciencia, una vez más...
Transcribo literalmente, para no ponerme pesada, fragmentos de un artículo del escritor Mario Vargas Llosa, que me gusta bastante, por cierto. Que cada cual juzgue lo que le parezca.., o no juzgue, si así lo desea. Esta entrada no tiene ninguna intención política. No tengo nada en contra de los israelíes. Tengo mucho (¡mucho!) en contra de los perros de la guerra:
"¿Hay alguna posibilidad de que la invasión militar de Israel a Gaza "destroce la infraestructura terrorista" de Hamás -objetivo oficial de la operación- y ponga fin al lanzamiento de cohetes artesanales de los integristas palestinos que controlan la Franja sobre las ciudades israelíes de la frontera? Yo creo que ninguna y que, más bien, esta operación militar en la que, hasta el momento de escribir estas líneas, han muerto ya más de 600 palestinos, entre ellos gran número de niños y civiles inocentes, y causado millares de heridos, tendrá el efecto de una poda en la comunidad palestina de la que Hamás saldrá reforzada y muy disminuido el sector moderado, es decir, la Autoridad Nacional Palestina liderada por Mahmud Abbas.
(...)
Me pregunto si algún país en el mundo hubiera podido progresar y modernizarse en las condiciones atroces de existencia de la gente de Gaza. Nadie me lo ha contado, no soy víctima de ningún prejuicio contra Israel, un país que siempre defendí, y sobre todo cuando era víctima de una campaña internacional orquestada por Moscú que apoyaba toda la izquierda latinoamericana. Yo lo he visto con mis propios ojos. Y me he sentido asqueado y sublevado por la miseria atroz, indescriptible, en que languidecen, sin trabajo, sin futuro, sin espacio vital, en las cuevas estrechas e inmundas de los campos de refugiados o en esas ciudades atestadas y cubiertas por las basuras, donde se pasean las ratas a la vista y paciencia de los transeúntes, esas familias palestinas condenadas sólo a vegetar, a esperar que la muerte venga a poner fin a esa existencia sin esperanza, de absoluta inhumanidad, que es la suya. Son esos pobres infelices, niños y viejos y jóvenes, privados ya de todo lo que hace humana la vida, condenados a una agonía tan injusta y tan larval como la de los judíos en los guetos de la Europa nazi, los que ahora están siendo masacrados por los cazas y los tanques de Israel, sin que ello sirva para acercar un milímetro la ansiada paz. Por el contrario, los cadáveres y ríos de sangre de estos días sólo servirán para alejarla y levantar nuevos obstáculos y sembrar más resentimiento y rabia en el camino de la negociación".
El resto del artículo, en este enlace:
http://www.elpais.com/articulo/opinion/Morir/Gaza/elpepiopi/20090111elpepiopi_11/Tes
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario