Me veo "obligada" (entre comillas) a escribir esta entrada de hoy por múltiples razones, y espero que no resulte muy densa. Mercurio, insisto, está retrógrado, y encuentro bastantes dificultades, al parecer, en cuanto a lo de hacerme entender.
He cambiado muchísimo durante los dos últimos meses en un sentido: ya no intento convencer a nadie. Tampoco intento apartar a nadie de la vía que haya elegido para su vida, independientemente de lo que yo piense (si me parece mal, bien o regular lo que haga cada persona, quiero decir). Sé que obviamente no tengo todos los datos ni todos los conocimientos del Universo, y por eso no me considero juez de nadie.
Personalmente, he descubierto casi antes de ayer una cosa que me estaba resultando como una piedra en el zapato, impidiéndome avanzar como a mi me gustaría... Y esa cosa tiene que ver mucho con el karma. Con "mi" karma, por cierto: que nadie se llame a error. La "cosa" en cuestión es competencia mía exclusivamente, pero implica una especie de "causa pendiente" que tengo que completar para quedarme tranquila, por así decir.
En algunos momentos de mi historia hice cosas de las cuales no me siento nada orgullosa... En otros momentos, hice cosas de las cuales sí que me enorgullezco. Soy consciente de unas y de otras. El trabajo con los registros akáshicos me ha resultado durísimo: digamos que estaba preparada para afrontar todo lo que de oculto hubiese en el pasado y en el futuro, por mi misma naturaleza medio densa y dramática; pero no estaba preparada (¡ni de lejos!) con lo que se encontraba oculto en el presente.., y bastante bien a la vista.
Es impresionante el trabajo que nos tomamos los seres humanos para ocultarnos a nosotros mismos aquello que no queremos ver.
He corrido graves riesgos durante todo este proceso; de eso no me arrepiento. He llegado a ponerme enferma: tampoco me importa. Para mí resulta muy importante intentar transmitiros la relación que he aprendido entre Akasha y Karma, en el sentido de que el acceso a los Registros se realiza siempre desde el Presente: desde un eterno presente, diría yo. Resulta inútil, por tanto, mirar atrás y adelante todo el rato como un idiota, sin detenerse en el "aquí y ahora" tan famoso... Porque es desde el presente desde donde podemos modificar, o no, cuestiones relativas al karma de cada cual. Ése es el inmenso poder y la gran importancia del trabajo (duro trabajo) con los Registros Akáshicos, según yo lo experimento: se trata del "eslabón perdido", la información de vital importancia que a mi me faltaba, la demostración viva de que la causa-efecto funciona a la perfección, y el lugar íntimo del que ya no puedo escapar, si es que quiero hacer las cosas como se deben.
Pues sí; me toca ahora hacer las cosas "como debí" y no hice en su momento... Y ésta es la explicación a la entrada de hoy, por así decir.
Recientemente, han aparecido (o reaparecido) en mi vida numerosas personas que tienen que ver con el signo de Sagitario... Incluso han ocurrido cosas relacionadas con el planeta Júpiter, pero no me voy a extender. Esto ha representado para mí un vital soplo de aire fresco, porque el efecto de esos dos colosos espirituales, de fuerza inconmesurable y feroz accionar, llamados Plutón y Raju, respectivamente, han estado a punto de aniquilarme (al menos, moralmente hablando). Gente como
Shibumi (un viejo amigo, que hace algo más de 10 años ya me indicó que probablemente debería practicar aikido); o gente nueva, como
Miguel, mi sensei de Aikido, y
Fedra, mi maestra de Registros Akáshicos... Estas personas son importantes porque, aparte de apoyarme incondicionalmente desde un ámbito moral y juicioso (muy a la manera jupiterina), representan un punto de inflexión para mí, con respecto al hondo, largo y doloroso proceso vital que yo misma inicié hace aproximadamente unos 5 años, y del cual repito, remarco, y firmo con mi sangre si hace falta, NO CULPO ABSOLUTAMENTE A NADIE porque fue mi elección.
Cuando tenía 19 años y estaba todavía en la Facultad, estudiando periodismo, decidí hacer prácticas no remuneradas para irme "soltando", por así decir... Se acababa de morir mi padre (punto también importante en el que no me extenderé), y entré en contacto con una ONG, el "
Movimiento por la Paz, el Desarme y la Libertad" (nótese el nombre, y por favor, que nadie elucubre porque abandoné las inquietudes políticas hace tiempo; no milito en ningún lado, y jamás he cobrado ni cobraré de ningún partido político). Curiosamente, el primer reportaje que me "tocó" en suerte fue muy duro para mí: la prostitución. Anduve recorriéndome sola (remarco, ABSOLUTAMENTE SOLA) la calle de la Montera (los de Madrid ya sabéis de qué calle hablo) arriba y abajo durante algo más de dos semanas; también la Casa de Campo (insisto, SOLA: no llevaba a ningún valedor ni defensor ni guardaespaldas en mi retaguardia); mi misión consistía en entrevistar a la mayor cantidad posible de prostitutas para hacer un monográfico. Todavía no me explico cómo no me pasó nada, ni tampoco cómo tuve el valor (la inconsciencia de la juventud, supongo); llegué a meterme en las mismísimas tripas de un burdel repugnante (en cuanto a condiciones higiénicas, que no estoy haciendo ningún juicio de valor moral, por cierto). Hablé con muchas de las chicas utilizando el español o el inglés: rusas, gitanas, negras, españolas... Entonces, Madrid no había vivido aún el auge de la inmigración marroquí, sudamericana y rumana que apareció posteriormente.
Lloré muchísimo durante el proceso de elaboración de aquel reportaje; lo pasé mal, muy mal, y además sin saber por qué. Estaba afectadísima, y absolutamente impresionada por todo aquello. No entendía nada de nada de lo que estaba viendo: de lo que ellas me decían, de lo que yo sentía. Era como caminar en la oscuridad dándote golpes por doquier, y sin tener ni idea de qué es lo que te golpea.
Ahora, en el momento presente, comprendo al fin mi karma (es lo que buscaba), gracias al control mucho más consciente de los contenidos de mi akasha. Un inapelable mandato interno me obliga a resarcir una parte de la culpa y del dolor que acarreo. LOS DEMÁS, TODOS LOS DEMÁS (remarco e insisto) PUEDEN HACER LO QUE LES DÉ LA GANA, que no seré yo la que interfiera. Esto es una cuestión mía.., muy, muy personal.
Hace seis días (deformación profesional, supongo), me puse en contacto con varios psicólogos (conocidos y amigos míos) y les hice una pregunta... Dos no me proporcionaron mucha información; pero la tercera (gracias,
Mónica) me envió este
interesantísimo documento (un trabajo del
psicoanalista Juan Carlos Volnovich) que publico aquí, para todo aquel que quiera consultarlo. Trata sobre mi "piedra en el zapato": lo que me estaba molestando, lo que necesitaba afrontar, digerir, y posteriormente "poner en público", como diría
Fedra... Trata, sí, sobre lo que nadie nunca explica: la responsabilidad de los clientes EN LA EXISTENCIA de la prostitución. Porque aquí todo el mundo mancilla, critica, humilla y rechaza a las mafias, a los proxenetas, y aún peor, a las mismas prostitutas. Pero parece que nadie se detiene mucho en contemplar o averiguar las motivaciones ocultas que llevan a un hombre (o a una mujer, que también las hay) a contratar este tipo de "servicios".
Lo siento,
Ramón. No es nada personal contra ti (lo juro ante los altares más sagrados: ya no lo es), pero recuerdo aquella conversación que tuvimos, y no: NO ESTOY DE ACUERDO con que la prostitución constituya una especie de "servicio público" esencial para mucha gente... He llegado hasta el límite de mis fuerzas para poder gritar ahora a los cuatro vientos que eso me parece la manipulación asquerosa de un proceso mental lógico de proporciones prácticamente universales. No tengo absolutamente nada en contra de todos aquellos que decidan asumir esa teórica "gran verdad" que tú defiendes: sus motivaciones, que yo desconozco, tendrán, y ahí queda eso. Pero por ahí no paso: ese veneno no me lo voy a tragar. Además, el próximo 10 de diciembre (luna llena que soporta un poderosísimo y jodido eclipse que cubrirá a Europa y a todo el Pacífico, mientras la misma luna se pone en cuadrado a marte, y urano entra en directo), es el Día Internacional de los Derechos Humanos, Y NO TRAGARÉ CON ESTO. ¡Mi alma me lo impide!
Al mismo carajo con todo: no hay excusas, me lo impide mi propia alma... No acepto ya la más mínima excusa para mantenerme calladita y tragando: no voy a ser ya más víctima, y muchísimo menos cómplice o verdugo de una realidad terrible de honda repercusión social. Ya no quiero, ¡no me da la gana! Quizá sea que la Luna estará ese día en mi Casa 9, y Sagitario me está poniendo las "pilas morales"; o que ese día hace sextil a Venus, y por eso me pongo de parte de las prostitutas... Quizá sea que Urano se pone directo sobre el confuso Piscis, y golpea el mismo corazón de mi Casa 7, mientras la bendita Luna eclipsada le hace un trígono. Quizá sea que Quirón, en sextil, represente la única forma de trascender, o de purgar mi culpa y mi dolor. O a lo mejor que Plutón (ese gigante disfrazado de enano), que también hace trígono a la luminaria ese día, me otorgue todo el conocimiento y la profundidad de su poder espiritual sobre estos asuntos... "Pa`l caso", es lo mismo: sé dónde está mi centro, y lo que me pide mi espíritu ahora. Y no voy a estar tranquila jamás mientras resuelva este asunto CONMIGO MISMA.
Mónica sospecha que la gran mayoría de mujeres, las cuales conviven con hombres que hacen uso habitualmente de los "servicios" de prostitutas, están al corriente... Horror: no quiero ni imaginármelo, y prefiero no comentar el sufrimiento emocional que me provoca la idea. Mejor respirar hondo, buscar mi centro, como dice
Miguel, y apartarme de ahí. No por asco, por superioridad moral, por complejo o por comodidad, sino porque me obliga la conciencia. Porque se lo debo a mi mujer interna, a la cual he oído mil veces decir que hay que venerar como a una diosa... Entonces, ¿qué? ¿La respetamos, la veneramos, o la escupimos? Mejor la respetamos, sí.., porque si no, no entiendo de qué puñetas hemos estado hablando durante tanto tiempo...
ESTA VEZ NO PUEDO TRAGARME ÉSTA.
Lo siento, amigos: creo que, al final, sí que ha acabado resultando el artículo bastante, bastante denso...
Debe ser la temática.