Han sido muchas las voces que se han alzado en estos dos días a mi alrededor, quejándose de la cobertura mediática otorgada a esta desgracia, de lo caros que son los medios que se emplean para el rescate de los montañeros, o de su presunta "irresponsabilidad" cuando dejan atrás familia y amigos, sabiendo que su afición es una actividad de alto riesgo... Esto me cabrea, y bastante. Son infinitas las cantidades que se gastan en otras cosas, subvencionadas a costa de las arcas públicas, como los tradicionales desfiles de moda de la bendita Pasarela Cibeles (que ahora ni sé cómo se llama, porque ha cambiado de denominación) o los festivales "alternativos" a favor de cualquier chorrada que se les ocurra a los de turno.., y nadie dice nada.
En cuanto a la cobertura mediática, pasa lo mismo todos los fines de semana con los muertos al volante (que a saber en qué condiciones de "bebercio" y "pastillacas" iban, porque eso no se cuenta, y tampoco nadie dice nada, en muchos de los casos). Con respecto al tema de la irresponsabilidad o no ajenas, en cuanto a las aficiones que ponen en peligro la vida de uno, tengo que advertir que eso pertenece al ámbito de la más estricta intimidad personal y familiar, no seamos merluzos. A ver si ahora vamos a tener que ir todos a los toros porque eso sea "lo bueno, lo santo y lo establecido", o porque lo diga Rita, la Cantaora. También considero yo el hipotecarse a 30 años como "actividad de alto riesgo" para la mayoría de las familias.., y no tengo foro público para dar por saco (menos éste).
Y sí, es que me gusta la montaña, ¿qué pasa? A otros les gustan las boleras, o comer hasta llenarse las venas de colesterol, y eso también (por cierto) es una actividad de alto riesgo (según los médicos). Por no hablar de los que fuman poniéndose el pulmón como un vertedero somalí, y tal vicio (porque es un vicio, que conste en acta) les cuesta a las arcas públicas mucho más que los rescates de todos los montañeros juntos y en comandita. ¡No seamos hipócritas ni estúpidos, que también es esdrújula, por favor!
Voy a transcribir parte del artículo que aparecía hoy en el periódico 20 Minutos edición Madrid (que es donde resido), porque no es mi intención lanzar tantos exabruptos contra la soplapollez enjuiciatoria de algunos ciudadanos de a pie que no sabe ni pensar, ni siquiera dónde les aprieta el zapato:
"(...) Los helicópteros y los sherpas habían fracasado en su intento de encontrar a Tolo, atrapado en el Annapurna a 7.700 metros, y se suspendían ayer las labores de búsqueda (...). La nieve caída durante la noche pudo sepultar a Tolo, que padecía un edema cerebral y no podía continuar descendiendo (...) Pauner y Juanito Oiarzábal se quedaron a la espera en el Campo IV, a 7.000 metros, agotados y con síntomas de congelación, y tuvieron que ser evacuados colgados de un cable de 25 metros".
Lo que pasó fue que el helicóptero encargado del rescate no pudo acceder a la zona por culpa del viento y las dificultades meteorológicas. El montañero se separó del grupo con el que iba para intentar recuperarse, porque les estaba retrasando y ponía en peligro, así, la vida de todos. Estuvo pendiente de un rescate aéreo que nunca pudo llegar. Pero no se le dejó del todo a solas con la muerte. Un sherpa (lo de esta gente no conoce denominación alguna, vergüenza me da a veces pertenecer a la raza que pertenezco) subió hasta la posible posición de Calafat, a unos 7.700 metros, para ver si le encontraba vivo. Desgraciadamente, la noche se le echó encima y no dio con él. El nepalí llevaba un saco, comida, agua y corticoides, lo cual hubiera bastado, probablemente, para salvarle la vida.
La actitud del fiel Shonam, que así se llama este hombre al que algo más que una mención habría que darle, contrasta (según empiezan a comentar ya las malas lenguas, o las lenguas verdaderas) con la de la coreana Ms. Oh y sus sherpas, que no quisieron ayudar a buscar al mayorquín, aunque se les ofreció nada menos que 6.000 euros a cada uno por su rescate. Y fueron 11 horas, dios mío: 11 largas horas las que estuvo Shonam rastreando a su compañero de otra nacionalidad, después de haber subido con todos ellos al Annapurna, de haber bajado, de haber vuelto a subir con su pequeño "botiquín de rescate", y tras haber descansado él mismo apenas una hora. No sé, qué quieren que les diga: igual es que soy una romántica, y estas cosas me impresionan.
Como me impresiona la actitud de Dawa, otro sherpa con nombre propio que también subió con el grupo de los españoles... Éstas son las verdaderas historias que quiero contar, y no la de los chorras que hablan de lo que no saben y que en su vida han puesto el pie en pico alguno. Dawa se quedó junto a Calafat hasta que no pudo más, porque su propia vida corría ya serio peligro. Tuvo que descender a su pesar para buscar ayuda, porque veía que el mallorquín flaqueaba y no se reponía. Había subido, como Shonam, junto a todos ellos, con la misma dificultad: 13 horas de ascensión antes de llegar a la cumbre del pico asesino. A esa altitud, prefiero ni pensar en el esfuerzo hercúleo de estos individuos, a los que habría que hacer, creo yo, un monumento.
Para los que estén interesados en el resto de la historia, pueden consultarla aquí. Hay muchas voces que claman con respecto a los que se bajaron, con respecto a los que no movieron un dedo, y con respecto a los que se jugaron su propia vida hasta el límite, para intentar que Tolo volviera a ver a su familia.
Descansa en paz, amigo Tolo... Yo nunca subiré al Annapurna (no tengo condiciones, ni quiero: me da miedo), pero puedo entender tu pasión. Has muerto haciendo lo que más te gustaba. Ójala todos esos imbéciles que hablan sin saber pudieran decir lo mismo.
... Por mi parte, lo único que pido es que, cuando me llegue "la pelona", pueda contar a mi lado con la presencia de seres humanos de la categoría de Dawa y Shonam.., sean nepalíes o del Ampurdán, que pal' caso, es lo mismo.
La humanidad, la lealtad y la valentía no se encuentran en todas partes... A veces hay que subir hasta los 7.700 metros para comprender y capturar su verdadera esencia.
¡Buen fin de semana, queridos y queridas mías!