Hoy, al revisar la miríada de correos que me colapsan todos los días el mail, uno llamó poderosamente mi atención: era alguien que me preguntaba por mis "competencias" (supongo que se refería a profesionales), y que se interesaba también por mis "honorarios"...
Estamos atravesando tiempos difíciles, qué duda cabe.., pero no más difíciles que los que siempre se han vivido sobre esta tierra. Como dice mi senpai, Eugenio, esto se parece cada vez más a un capítulo de "Juego de Tronos". No es nada raro que las personas se sientan confusas, aturdidas, asustadas, o que se pongan en guardia. La peña sigue con lo de siempre: empeñada en que no hay sitio para todos. ¡Continuamente estamos pendientes de que el vecino no nos quite el asiento! No hay más que ver los programas de sucesos en la televisión, y también los del "corazón": todos los santísimos días aparecen maridos engañados, mujeres traicionadas, amistades que se despedazan, gente que se la juega a otra gente como si estuvieran empeñados por ver quién se la mete más y mejor al prójimo, sin que éste se dé cuenta...
¿Nadie se ha preguntado a sí mismo cómo es posible que asumamos lo de "programas del corazón" así, con tanta facilidad? La sociedad está pelín enferma: si "el corazón" es eso que se muestra ahí.., ¡qué mal, qué mal que funciona aquello que deberemos considerar, con toda la razón del mundo, el motor de la ilusión, de la fuerza, de la fe, de la vida que nos sustenta!
La desconfianza se ha adueñado de nuestros corazones.., y así nos va. En el curso #dpop2014, de #civsem, los coach no cesan de repetir hasta la extenuación que la mayor parte de nuestras relaciones en la vida funcionan como en un espejo (observen la imagen que he subido junto con la entrada de hoy). Es rigurosamente cierto, y yo misma he podido comprobarlo durante años. Hoy lo dijeron que más claro, el agua: si apuntas a alguien con el dedo índice para juzgarle.., ¡los otros tres dedos te apuntan a ti! Es una máxima muy vieja, pero cierta: cuando criticamos a alguien, la crítica va contra aspectos que no nos gustan dentro de nuestra Sombra multiplicada por tres. Cuando desconfiamos, tres cuartas de lo mismo: hay que analizar qué tipo de desconfianza hacia nosotros mismos reside en el interior de nuestro Ser. De hecho, si yo tuviera que definir, de alguna manera y con una sola palabra, el curso de DPOP14, esta palabra sería CONFIANZA. Allí nos enseñan a confiar en nosotros mismos, en aquello que la vida trae a nosotros, en los demás, en los compañeros: en el universo y su sabiduría, para resumir y no andarme tanto por las ramas.
Como digo, mucha peña sigue en esta sociedad con las uñas fuera, empeñada en que no hay sitio para todos. Si tuviera que mostrar mis "competencias" para llevar a cabo este trabajo, tendría que sumergir al que pregunta en lo más profundo del más profundo infierno de mi Sombra, así que no lo voy a hacer. "Competencias" y "honorarios" parecen, pues, una dicotomía inherente al funcionamiento de las cosas hoy en día. Tanto tienes, tanto vales, dicen los gurús de la economía de la miseria, de la economía del hambre, de la economía del desamparo. La gente, con esta "crisis" (en realidad no hay tal cosa, es un invento más, pero eso ya es otro cantar), no se fía ni de su Sombra (y hacen bien.., ¡hacen bien, porque si se atrevieran a mirar dentro de ella, se darían cuenta de cuán poderosos son.., y a lo peor, se asustarían!
Estoy aprendiendo en este curso a recuperar la confianza perdida en mi prójimo. Me doy cuenta de que el Espejo funciona a la perfección, y por ello trato de ser abierta, de confiar en lo que se me ofrece, al igual que ahora, con la primavera, los capullos de las primeras flores de los almendros se abren a la luz y a la vida. Es una belleza, un gozo del alma, una alegría pura pasear hoy por la ciudad incluso (¡por el campo ni hablemos!) recibiendo todo lo que es la explosión de la Vida, que se abre, se entrega, se prodiga con confianza por doquier. Sólo a los seres humanos se nos ocurre algo tan extraño y fuera de onda, en relación con lo natural, como pedir seguridades y "competencias". ¿Acaso se le pide a los árboles "competencias"? Ellos saben perfectamente lo que tienen que hacer cuando llega la primavera, ¡y lo hacen a la perfección, porque simplemente, se entregan con confianza a lo que es su tarea, es decir, florecer!
El otro día, en el curso DPOP14, nos estuvieron hablando sobre los 4 Animales de Poder, y sus correlación con los elementos que existen en el Universo, y en el propio ser humano... La falta de confianza que tenemos actualmente tiene mucho que ver con el abandono de nuestro propio poder personal, representado de forma arquetípica y misteriosa por estos cuatro animales: la Tortuga por la Tierra; el Jaguar por el Fuego; el Águila por el Aire; y el Oso por el Agua.
Yo no sé cuáles son mis competencias... O sí las sé, pero lo más importante es que éstas crecen conmigo, día a día. A cada paso descubro nuevas cosas sobre mi, sobre la existencia, sobre la vida y la muerte, sobre el amor. Sobre los sentimientos de las personas, sobre el poder de dioses que tenemos dentro de nosotros. En este contexto, hablar de competencias puede tener mucho sentido en el mundo habitual, aquel que estamos inmersos todos los días.., pero no es realmente lo más importante, ¡ni mucho, ni muchísimo menos! Todos somos competentes para desarrollar todo nuestro potencial, toda nuestra fe, toda nuestra virtud. ¡Y eso es, simplemente, lo único que deberíamos plantearnos!
Desconfianza versus confianza... 4 Animales de Poder en cada uno de los cuatro puntos cardinales... Espejos que nos devuelven una imagen certera de nosotros mismos... Competencias para ser nada más que, simplemente, una luz.., un foco con el que iluminar a otras personas cuando se encuentran en la más profunda oscuridad...
Esto es lo único que entiendo. Lo único a lo que sirvo. Lo único a lo que obedezco.
¡Un besote a todos y a todas!