El jueves pasado, aprovechando la visita a España, y concretamente a Madrid, de los lamas del monasterio de Gaden Shartse, en el exilio en India, asistí a una iniciación ritual al Buda de la Riqueza para los budistas tibetanos, Zambhala.
Según la doctrina, esta deidad nació para combatir y aniquilar todos los sufrimientos desencadenados por la pobreza espiritual y económica. En realidad, el propósito de la iniciación ha sido el de establecer una relación cercana con este Buda, para disfrutar los beneficios de su benevolente florecimiento espiritual y material.
Se dice que la práctica de esta iniciación, mediante la visualización del Buda y la pronunciación de los mantrams asociados a él, es muy efectiva para restaurar cualquier conflicto económico, así como para recibir algún beneficio material de fuentes inesperadas. Zambhala también protege nuestros actuales bienes materiales de alguna pérdida infortunada.., lo cual resulta más que interesante, sobre todo con los tiempos que corren ;-)
En concreto, el ritual asoció a los participantes con la práctica y advocación a la divinidad conocida como Zambhala Blanco, más arriba en la foto podéis verle. Los budistas tibetanos explican que este dios nació del ojo derecho de Avalokistevara, por lo cual es también reconocido como una de sus manifestaciones. Todos aquellos que practican la devoción de Zambhala Blanco están libres de la pobreza y de la enfermedad, se encuentran en condiciones de comprender cosas relacionadas con los requerimientos obligados para purificar mal karma, y pueden atraer a su vida circustancias favorables.
Pero lo más importante es que la práctica de Zambhala Blanco genera una inmensa capacidad de compasión. Al liberar a la persona de las preocupaciones derivadas del sustento material, otorga la posibilidad de que ésta dedique su vida con más ahínco a las cuestiones espirituales, y sea capaz de sustentar y ayudar a otras personas que no se encuentran en tan buenas circustancias. El iniciado adquiere, así, un compromiso con todos los seres dolientes de este mundo, o aquellos que se encuentren en peor disposición y/o circustancias que él.
El Zambhala Blanco se sienta, como podéis ver en la fotografía, en un dragón de turquesa, y su mano derecha porta.., ¡una mangosta! Eso es porque este animal, entre los tibetanos y otros pueblos orientales, como los indios, representa la entereza y la capacidad para valerse por uno mismo, sin la ayuda de nadie.., aunque también simboliza la posibilidad de vencer el odio en el mundo.
La práctica de Zambhala Blanco consiste en ofrendas de agua, visualizaciones y ruegos mediante matrams. En este enlace podréis acceder al mantra de Zambhala Blanco.
No menos importante que la iniciación fue la enseñanza que nos fue transmitida oralmente por el maestro lama y sus discípulos, y que versó acerca de cuestiones tan relevantes como la importancia de dejar de lado el ego para escuchar al prójimo; la valoración de la memoria como herramienta fundamental del trabajo intelectual del hombre; la fundamental necesidad de transmisión del conocimiento humano, que es lo más valioso, dado que es un bien que nada ni nadie nos puede arrebatar; el tema de cómo debemos cuidar nuestro mundo material, para estar libres de toda pobreza y, por consiguiente, poder manifestarnos con libertad y ahínco en el camino del despertar espiritual; la enorme necesidad de paz en el mundo, sobre todo en los tiempos que corren; y la toma de conciencia con respecto a la capacidad y deber de cada persona de meditar, reflexionando hondamente, y aceptar (o no) la enseñanza proveniente de cualquier tradición religiosa o espiritual.., ya que para los budistas tibetanos, el discípulo tiene como obligación primordial hacia sí mismo el respeto por su propia capacidad de juicio, frente a toda cuestión que le plantee en todo momento su maestro.
¡Saludos!
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