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lunes, 21 de septiembre de 2009

El Cetro de Diamante

"Y vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra ya se fueron, y el mar ya no es.

Y yo, Juan, vi la Santa Ciudad, la Jerusalén Celeste que descendía desde lo alto y venía de Dios, dispuesta como una novia ataviada para su marido.

Y oí una gran voz en el cielo que decía: "He aquí la Morada de Dios entre los hombres: Él desde ahora morará con ellos, y ellos serán su pueblo. Y no habrá más llanto, ni muerte, clamor ni dolor: porque las primeras cosas son pasadas".

Y dijo Aquel que está sentado en el Trono: "He aquí que hago nuevas todas las cosas. Escribe que estas palabras son verdaderas y dignas de todo crédito".

"Yo soy el Alfa y el Omega, el Principio y el Fin. Al que tiene sed, le daré a beber gratuitamente de la fuente del Agua de la Vida. El vencedor heredará estas cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo. Pero los cobardes, los incrédulos, los depravados, los asesinos, los lujuriosos, los hechiceros, los idólatras y todos los falsos, tendrán su herencia en el estanque de azufre ardiente, que es la Segunda Muerte".

Apocalipsis, 21:1-4

"No vi ningún templo en la Ciudad, porque su Templo es el Señor Dios Todopoderoso y el Cordero. Y la Ciudad no necesita la luz del sol ni de la luna, ya que la gloria de Dios la ilumina, y su lámpara es el Cordero. Las naciones caminarán a su luz, y los reyes de la tierra le ofrecerán sus tesoros. Sus puertas no se cerrarán durante el día, y no existirá la noche en ella. Se le entregarán la riqueza y el esplendor de las naciones. Nada impuro podrá entrar en ella, ni tampoco entrarán los que hayan practicado la abominación y el engaño. Únicamente podrán entrar los que estén inscritos en el Libro de la Vida del Cordero".

Apocalipsis, 21: 22-27
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Durante muchos, muchos años, he estado intrigada por estas curiosas y extrañas frases.

No: no me da por declamar a voz en grito que es el Fin de los Tiempos. Ni mucho menos. No voy por ahí: faltaría más.

Sólo digo que, desde que tengo aproximadamene nueve años, le llevo dando vueltas en la cabeza esporádicamente a estas rarísimas aseveraciones... Desde la catequesis: me pareció que todo era como una narración mítica increíble y apasionante. Nunca le tuve miedo al Apocalipsis, como otra gente. Más bien curiosidad.

Como ya dije el viernes, el viejo ciclo ha muerto para mí, y empieza un nuevo camino...

Y estas frases tan inspiradoras, tan llenas de esperanza, siguen resonando poderosamente en mi cerebro, como el más increíble de todos los mantram.

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No lo pedí, pero vino a mis manos como una señal. No se me hubiera ocurrido nunca, y por eso me sorprendió tantísimo. Hugo y Jessica, mis dos amigos chilenos, me sorprendieron para mi cumpleaños con un dorje de plata, un colgante muy similar al que ilustra la fotografía de esta entrada.

El dorje, también llamado vajra, es conocido como el Relámpago Sagrado, y como el Cetro Diamantino de los lamas tibetanos.

Se asocia al budismo tántrico, y es el instrumento que el lama, o el maestro budista, sostiene normalmente en su mano derecha (la masculina). Representa autoridad espiritual, y está asociado al Buda Azul cuyo nombre, Akshobya, significa "El Imperturbable".

En su origen, Vajra fue el relámpago de Indra (o Shakra), el rey de los dioses según la mitología hindú, descrito en múltiples fuentes como el dios de la tormenta. Este poderoso rayo o relámpago aniquilaba a los demonios, enemigos acérrimos del dios.

Como Cetro de Diamante, el dorje o vajra tiene relación con la perfección de la sabiduría, es decir, de la sabiduría trascendental, con la que se alude a la Sabiduría que intuye la Realidad Absoluta. Esta sabiduría trascendental atraviesa nuestras ilusiones y autoengaños, nuestras nociones equivocadas y nuestras proyecciones.

El rayo diamantino del dorje destruye nuestras suposiciones intelectuales, que a menudo adoptamos con demasiada facilidad; destruye nuestros condicionamientos psicológicos, entre los que generalmente estamos enredados; destruye nuestras trabas emocionales, a las cuales con frecuencia nos apegamos. Es decir: nos destruye a nosotros mismos tal y como somos en el presente.

No es fácil asumir el significado, el compromiso, el conocimiento que promete el dorje: ni fácil, ni gratuito.

Es una jodida iniciación en la que, una vez inmerso, uno no tiene posibilidad de dar marcha atrás.

Como el centro diamantino de las deidades apacibles y el arma indestructible de las deidades airadas, el vajra simboliza el principio masculino del método o los medios hábiles necesarios para conducir a los seres a su despertar. Ritualmente es sostenido en la mano derecha o masculina, como su complemento, la ghanta o la campana tibetana, símbolo de la sabiduría, es sostenida en la mano izquierda o femenina. De esta manera se representa la perfecta unión entre el método y la sabiduría o los medios hábiles y la entendimiento discriminativo. Como un símbolo sexual, el vajra es unido con el loto, como metáfora del pene y la vagina.

Definitivamente, el dorje o vajra hace referencia a la energía de una mente iluminada. Recuerda a su portador la indestructibilidad suprema del Conocimiento. Indica creatividad sin fin, potencia y actividad experta. En su diseño místico contiene los cinco pecados contra las cinco virtudes búdicas: el deseo/la individualidad; la cólera/el espejo; la ilusión/la realidad; el orgullo/la ecuanimidad; y la envidia/la sabiduría.

Los lamas plantean siempre a sus discípulos una suerte de acertijo estudiantil: “¿Qué pasa cuando una fuerza irresistible se encuentra con un objeto inamovible?”. La respuesta a este enigma es sencilla: simplemente los dos principios se funden en uno solo para formar un dorje o vajra. Para el Budismo, es la realidad trascendental la que tiene estas inmutables e irresistibles cualidades. Todo lo mundano es mutable y cambiante. Por lo que el Cetro de Diamante se convierte en el símbolo de la realidad y de la sabiduría intuitiva que la conoce.

Muchas gracias por este regalo. Una gran responsabilidad ha sido encomendada.

¡Saludotes!

2 comentarios:

Corsario Sideral dijo...

Andrómeda...

Qué fascinante y maravilloso lo que se te ha conseguido. Después de haber pasado días duros de aprendizaje, es el tiempo de reconocerte...

Y te reconocen como una maestra.

Tienes un largo camino por delante, estás abriendo tus canales de comunicación hacia los demás. Esto es porque haz decidido conocerte a tí misma. Y todo lo que es arriba es abajo...

Y yo, también mi camino ha iniciado.

Espalda con espalda...

Luz de Andrómeda dijo...

Hermano:

Como decían, "son muchos los llamados y pocos los elegidos".., esto es como las oposiciones para la función pública: que todo el mundo quiere ser como los funcionarios y disfrutar de su estatus y sus privilegios.., pero pocos son los que se ponen en serio, a realizar el esfuerzo ímprobo de estudiarse unas oposiciones.

Así es: lo que es arriba, es abajo. Y viceversa. Pero de eso no todos saben: ni siquiera les importa.

:-) Estaré detrás de ti.