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jueves, 21 de octubre de 2010

El señor de la guerra

Hace 4 años regresábamos de una excursión por los Pirineos... Yo, que siempre he sido vehemente y apasionada en el pensar y en el sentir, así como en el hablar, discutía acaloradamente con un amigo aries sobre el porvenir del mundo que nos atenazaría en breve, y que ya empezaba a prever.

Curiosamente, para mi estupor, mi amigo estaba de acuerdo conmigo en prácticamente todo lo que yo defendía.

El paso del tiempo me ha ido dando la razón, y por Dios que no sabéis cómo lo lamento, porque nos va en ello nada menos que la vida... La crisis del año 2008 en Estados Unidos marcó para todos un antes y un después. Lo curioso es que, a día de hoy, todavía mucha gente sigue en la inopia. Será por poco tiempo. Conozco el inicio, el medio y el final. Lo que desconozco son los detalles, que me van llegando en forma de pequeñas pinceladas informativas.., como una marea que avanza un poquito más cada día que pasa.

Esta mañana me he desayunado con la primicia: Gran Bretaña anuncia un severo recorte del gasto. Se van a suprimir el 12% de todos los empleos públicos durante los próximos 4 años. Se reformará el sistema de pensiones para ampliar la edad de jubilación. Se estima que los recortes afectarán, por ósmosis lógica, a casi un millar de empleos en el sector privado. Habrá recortes millonarios en subsidios familiares y prestaciones sociales. El Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA) pasará el año que viene del 17,5 al 20%. Entre los grandes perdedores se encuentran los medios de comunicación, la cultura y el deporte.

Esto significa el mayor ajuste económico para el león inglés desde hace 60 años.., es decir, desde la finalización de la Segunda Guerra Mundial.

La semana pasada, la canciller alemana, Ángela Merkel, admitió públicamente que "el concepto de sociedad multicultural alemana ha fracasado". Lo reconoció durante un acto con la organización juvenil de su partido, la Unión Cristiano Demócrata. "A principios de los 60, nuestro país convocaba a los trabajadores extranjeros para venir a trabajar a Alemania, y ahora viven en nuestro país (...) Nos hemos engañado a nosotros mismos. Dijimos `No se van a quedar, en algún momento se irán´. Pero esto no es así".

Brillante. ¿Qué quiere decir la señora Merkel? ¿Que Alemania convocaba desde la Segunda Guerra esclavos laborales para aumentar su productividad, con la secreta esperanza de que, una vez utilizados, volvieran al "turbio universo" del que provenían?

¡Joder, con los "cristianos" demócratas!

Jamás pensé que iba a escuchar en mi vida tales desfachateces: jamás.

"Y por supuesto, esta perspectiva de una sociedad multitucultural, de vivir juntos y disfrutar del otro (...) ha fracasado, fracasado totalmente", añadió. Y no contenta con eso, dictó al final de su discurso la sentencia: "Quienquiera que no aprenda inmediatamente alemán, no es bienvenido", dijo.

Soberbio. Así sí que sí, señores: las cosas claras, y el chocolate espeso. Ahora vas, y lo cascas. Esto se va pareciendo cada vez más a aquello que decían los niños de mi época: "maricón el último".

Mientras tanto Francia, siguiendo con su costumbre más o menos guillotinesca, según la época, está que arde. El problema de fondo es la intención del gobierno francés de pasar la factura por la crisis económica a los asalariados: ante el declive de las finanzas estatales, se pretende optar por una reformulación del sistema de pensaiones que, en última instancia, despoja a los beneficiarios del monto equivalente a dos años de su jubilación.

Ya no voy a decir más que viene la guerra...

Ya estamos en guerra, por si no nos hemos dado cuenta. Sólo que éste no es un conflicto de signos cardinales, sino un terremoto terrible provocado por los grandes cronocrátores, más los transpersonales, en signos mutables. De ahí que todo parezca tomar la forma de enormes corrientes subterráneas de fuerza que no hacen crisis rápidamente, ni presentan batalla en campo abierto.

Todavía.

¿Qué nos queda? Poca cosa, por desgracia. El sistema occidental, la Sociedad del Bienestar, se enfrenta a un descalabro financiero, a una profunda crisis que al parecer, poca gente supo prever. Bajo mi punto de vista, y el de muchos otros, lo que ha ocurrido no es ni la punta del iceberg de lo que va a ocurrir. La catástrofe económica de mayor envergadura todavía no ha llegado, porque todos a una, como en Fuenteovejuna, los cobardes, inútiles y ladrones que aparentemente gobiernan nuestros destinos han apuntalado el sistema, inventándose fondos fantasma o sacándolos de la cuenta corriente común. Por esta debacle en la que, no nos olvidemos, nos han metido, ahora vamos a tener que pagar justos por pecadores.

¿Quieren que les diga parte de ese "medio" y de ese "final" al que me refiero que veo? Pues lo haré. Yo veo una inminente bancarrota del imperio financiero mundial. Veo la más grave crisis económica que ha conocido la historia. Veo el establecimiento de una nueva fase en dicha historia. Veo a China y a Rusia aliándose contra Estados Unidos y, por ende, contra Europa misma. Veo un ataque militar sin precedentes, y el inicio de una guerra por el control de los recursos, de la riqueza y del poder en todo el planeta.

... Y como en el "Un, dos, tres", hasta aquí. Durante algunos años he estado observando, calladita, en Internet o en la calle, las tonterías que decían los de "aquí nunca pasa nada, si los pisos no van a bajar...". Podría extraer esos comentarios, si tuviera tiempo y ganas, cuidadosa y pormenorizadamente de las entrañas oscuras de la Red de Redes y publicarlos todos.., que por algo tengo a Urano donde lo tengo, hombre XDDD

Pero no lo haré. Porque los pisos, en España, por ejemplo, ni siquiera han comenzado a bajar.

Ya bajarán.., ya.

Hace algunos años, creo que por el 2005, se estrenó una película que se llamaba "El Señor de la Guerra", con Nicolas Cage como protagonista, que trataba sobre el negocio de las armas en el mundo globalizado. De este film he extraído hoy la idea para el título de mi entrada diaria, así como la imagen que la sostiene.

Lo que se esconde debajo de todo este movimiento sísmico, y nunca mejor dicho, es Plutón. Plutón es tan señor de la guerra como lo es Marte, o quizá aún peor. Porque sus movimientos siempre se gestan en la oscuridad y en la ignorancia, en los más atávicos instintos, en lo subterreno, en lo que no se entiende, se oye ni se ve. Siento sus latidos, sus tambores de guerra resonando en mis sientes, porque da la casualidad de que tengo a ese monstruito conjunto al Sol.., y tal circustancia me permite ver muchas cosas que se ocultan profundamene, o que se gestan en la oscuridad.

Y Plutón, el Señor de la Guerra, ha alzado las armas. Yo misma he alzado las armas. Esta mañana comentaba un poco de lo que escribí en la entrada de ayer en la oficina, sobre esa mujer a la que pretendían adjudicarle, por un contrato de 11 años tras una baja por maternidad, las "nuevas y maravillosas" condiciones laborales de los novísimos contratos, recientemente firmadas por ZP y su caterva de energúmenos... Al decir yo que ella había firmado ese despido como "No Conforme", y asegurar que estaba dispuesta a llevar a su empresa a los tribunales, una vendida que tenemos aquí, y que desde hace años permanece indefinidamente clasificada en mi lista de sospechosos, afirmó rotundamente "es que es la ley, pueden hacerlo". Salté como un animal (es lo que soy.., como todos nosotros, no se engañen) y le dije simplemente que una mierda (palabras textuales?.., pero que los que tenemos antiguos contratos aún conservamos las prerrogativas de antaño.., aquellas por las que luchó y murió mucha gente en las barricadas.., al estilo francés, vaya.

Cuidado, amigos. Mucho cuidadito...

Que estamos en guerra, pero aún no se nota.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Eh escrito una carta tan larga que pensandolo mejor decido no publicar solo decirte que si estamos en guerra , una guerra fria.