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miércoles, 1 de julio de 2009

Caminando por el Alto Atlas III-3

Después del susto del lunes relativo a la tensión arterial (hoy voy a mi médico de cabecera, a ver qué me receta), y tras reflexionar hondamente en si quiero seguir el camino de mi abuela, mi tía y mi padre, en cuanto a infartos y muertes cardiovasculares se refiere...

... Y después de leerme casi entero el increíble "Otras vidas, otras identidades", recomendado por Horacio Ruiz, y de meditar un ratito sobre el pensamiento de Platón acerca de la inmortalidad del alma, he llegado a la conclusión de que tengo que cambiar de estilo de.., pensamiento...

Ayer, a la una de la mañana y en un arrebato de agradecimiento al Cosmos, me di cuenta de la enorme suerte con la que cuento. La enorme suerte de contar con el amor y el apoyo de los que quiero. De no carecer de nada para mi subsistencia. De no tener problemas graves de salud reales (de momento) y de estar viva: vivita y coleando.
Así que, si me dejo ganar esta partida por una pandilla de ineptos, es que soy verdaderamente estúpida. Y no lo voy a hacer.

Quiero seguir, hasta el final, mi propio destino en esta vida... Y la verdad es que he determinado que no tengo tan mala vida: todo lo contrario.

¡Así que continúo con mi viaje a Marruecos! :-)

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En esta foto podéis verme en compañía de algunos de los amigos con los que fuimos a Marruecos... Tengo que agradecer la foto a Cástor Vs. Póllux que, por cierto, es uno de los fotógrafos con más "alma" que yo conozco :-). Es imprescindible pasear por esas callejuelas empinadas, estrechas y polvorientas de Amsouzart. La gente es hospitalaria, amigable,muy tranquila. No se detecta ningún peligro, ninguna amenaza. Hay niños, solos o acompañados, por doquier. Cuidadores de micro-rebaños de cabras, niñas de 9 años que portan a sus hermanitos a las espaldas. La escuela del pueblo también es "micro". Hay una pequeña mezquita, un curioso lavadero de pies con azulejos, y dos bares donde los hombres toman el té sentados a la sombra de inmensos nogales.

El puente que une una parte y otra de la población es cruzado habitualmente por mulas cargadas hasta los topes... "Flipamos" con otro puente alternativo, para personas, hecho tan sólo con un tablón sujeto por un par de ladrillos. Las mujeres lavan en el río sus ropas y hablan entre risas de sus cosas. Ojos curiosos se asoman a algunas celosías. Hay grupitos de extranjeros que también están siguiendo el trekking del Toubkal, pero casi nos pasan desapercibidos. Los puestos de naranjas, de refrescos (a destacar la "sidra" sin alcohol, pero gaseosa, que venden y que consumimos compulsivamente) y algunas tiendas con postales descoloridas, jalonan las calles de Amsouzart.

Nuestro "hotel" es una curiosidad de las, digamos, "antropológicas" XDDD. Nos los ofrecen como grandísima mejora con respecto a lo que veníamos haciendo, o sea, dormir al raso. No sabemos si es algo habitual en este trekking, o bien es el resultado de algún tipo de "acuerdo amistoso" entre Ibrahim el guía y algún coleguilla conocido suyo. Es una casa típica beréber, muy digna, con tres pisos y una terraza enorme arriba. En el primer piso se meten todos nuestros bultos, las tiendas y los aperos de las mulas. En el piso de arriba hay tres habitaciones y un lavabo de manos.., ¡con jabón! Las dos habitaciones de los lados están vacías. Una de ellas es dormitorio para nosotros, la otra es dormitorio y cocina para nuestros muleros. La principal es un salón con un banco corrido, adornado con una tela y cojines durísimos, una mesa minúscula donde esa noche cenaremos cus-cus por vez primera los ocho, un mueble lleno de trastos inverosímiles, y un ventanal inmenso sin cortinas ni persianas. Ahí deberemos dormir esta noche, también sobre los bancos, cuatro de nosotros (servidora incluida).

En este cuarto hay un cuadro que interpretamos es el equivalente a la tradicional foto en nuestros hogares con los niños de comunión. Son dos niñas de unos nueve años, vestidas como de gala, con pañuelo en la cabeza. Detrás, una panorámica de La Meca. Las dos niñas miran al cielo como embelesadas, y llevan un Corán cada una en sus manos. Es increíble el cuadro, y de grandes dimensiones.

El segundo piso tiene columnas, y una claraboya en el centro por donde entra la luz del sol. Nos dijeron que había ducha, y efectivamente, la hay. ¡Pero qué ducha, Dios mío! No tiene luz, más que la que entra por un ventanuco sucísimo, y la alcachofa está completamente oxidada. El grifo se acciona directamente sobre la cañería, y el plato de ducha está lleno de agua y de una especie de algas verdes gelatinosas en un extremo, porque no traga bien. En el centro, en la oscuridad, reposa un banco de madera negruzco, que no sé si servirá para el que pretenda ahorcarse, visto lo visto. Soy la primera que decido ducharme (una ducha es una ducha para una Virgo ;-), con zapatillas de goma, eso sí, porque cualquiera pisa eso a pie descalzo. En medio de tal placer acuático (la puerta no cierra porque los cables de la luz, ¡de la luz!, están al aire y al cerrar, quedan pillados, así que tengo que pedir a un amigo que monte guardia) oigo un ruido sospechoso, y veo a un ratoncito subir por un canalón al piso de arriba, aprovechando un agujero en el techo. Menos mal que los roedores me dan igual, que si no, el grito se hubiera oído en Ceuta XDDD.

El retrete es como todos los de la zona: un agujero en el suelo con dos resaltes para poner los pies. A un lado, un grifo que hay que accionar sobre un viejo cubo para "tirar de la cadena". Estamos ya acostumbrados, pero no a ver cómo uno de nuestros muleros se lava los pies.., ¡en ese infecto agujero! No lo superamos, y con la cena, jajaja, nos esforzamos en intentar cerrar la puerta del baño una y otra vez, porque el hedor es insoportable.

Aún así, conseguimos asearnos muy bien. Yo me lavé hasta unos pantalones, camiseta, bragas, y los tendí en la terraza de arriba, donde vivía un gato esquelético que no tenía más que cabeza. Allí hay una cocina, y la panorámica del pueblo es preciosa. A la noche, devoro la carne del cus-cus, incluso se la "robo" a mis compañeros. Me siento hambrienta de carne, comer tanta verdura me está sentando mal, y el cuerpo me pide más proteína. ¡Y eso que no como tanta habitualmente!

Al anochecer, vemos a adolescentes guapísimos (he visto a gente verdaderamente en estas tierras, tanto ellos como ellas) vestidos como de gala, enlazados unos a otros del brazo (es una constumbre muy habitual entre los hombres en el mundo musulmán) bajar calle abajo, hablando entre sí y deslumbrantes. Antes habíamos visto a mujeres jóvenes, vestidas con los coloridos trajes de los beréberes, portando cazuelas y cacharros con comida. No sabemos si es que celebran una fiesta. Ya completamente oscuro, empezamos a oír unos cánticos juveniles, bien entonados, tradionales. Nos asomamos a la ventana, curiosos, y vemos subir, esta vez calle arriba, a un grupo de entre 10 y 15 muchachas adolescentes, que cantan a pleno pulmón. He visto a los beréberes cantar casi durante cualquier momento del día (incluso Ibrahim lo hacía, bajito pero lo hacía). Esta gente, o es muy alegre, o tiene una cualidad artística fuera de lo común. Parece que aprovecharan cualquier ocasión propicia para cantar o tocar algún instrumento. Da gusto verles y oírles, yo creo que es síntoma de salud mental.

Esa noche, una luna inmensa, que me despierta, entra por los ventanales sin protección, pero no me impide el sueño. Han sido momentos muy intensos los vividos en Amsouzart. Aún resuenan en nuestros oídos las risas que nos hemos echado a cargo del "cubito amarillo" (un cubo como los de playa que porta siempre "Colmillitos", y que pensamos que puede servir para todo.., incluso para lavarse los pies o acarrear el agua de nuestra comida); también instauramos el himno oficial de la expedición, que podéis escuchar aquí XDDDDD, y que se llama "Qué bonito mi ranchito".., cortesía de Javi Corroto, al que desde aquí envío un fraternal abrazo.

¡Besotes, ya seguiré otro día contándoos mis aventuras en las montañas del Atlas!

P.D: por cierto, no se nos ocurrió organizar un bailecito como el del youtube. ¡Vaya, qué fallo XDD!

2 comentarios:

castor vs pollux dijo...

Que bonito marranito.
Tambien tengo en mi ranchito
un patito muy bonito.
Que cuando me mira venir
El marrano hace oik, oink,
el pato hace cuac, cuac...
Que bonito mi patito

Tambien tengo en mi ranchito
un chivito muy bonito
que cuando me mira venir
el chivito hace beeeeeeee
el marrano hace oink, oikn
el patito hace cuac, cuac...

Aqui mis animalitos

Luz de Andrómeda dijo...

Juer, cómo tamos, hermoso.., se ve que te lo has aprendido bien, ¡juajuajua!

Y yo aquí, con fiebre. Da risa, en mi vida he tenido tantas dolencias juntas, toi que no levanto cabeza.

¡Yo me vuelvo al Atlas, aquí hay algo en el ambiente que me está enfermandoooooo!

¿Ponemos un ranchito?