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viernes, 3 de abril de 2009

Saga de Astrea 21-fanfic Caballeros del Zodíaco

Ya muy cerquita del fin de semana, como habitualmente, os dejo con uno de los personajes del anime Saint Seiya que más me apasionan: Shun, el "peliverde". Dicen que "Shun", en japonés, significa algo así como "Instante" (Mhyst: como siempre dejo esto a tu discrección :-D); dicen también que este personaje mide exactamente lo que yo, aunque tengo que decir que pesa bastante menos XDDD. ¡No hay más que verle a él y a mí para entenderlo! Pertenece, al igual que una servidora, al signo zodiacal de Virgo (Sol en Virgo).

De hecho, fue Shun, su carácter y su misma esencia los que me inspiraron al dar nombre a este blog... Mi correo electrónico, igualmente, lleva las dos letras iniciales de su nombre adheridas.

Shun es suavidad, entrega, compasión.., a la vez que inmadurez y dulzura. Sin embargo, no es débil en absoluto. Su armadura es una de las pocas que contienen armas en la serie: la Cadena de Andrómeda. Este artilugio unifica en sí mismo los dos aspectos, masculino y femenino, de la naturaleza del hombre: la parte con el triángulo, masculina, es ofensiva; la parte con el círculo, femenina, es defensiva.

La "Tormenta Nebular", a la que también hace referencia el título del blog, es la "técnica de la desesperación" de Shun. Cuando sus cadenas no sirven como ataque y defensa, o directamente no las tiene, es cuando recurre a ella; consiste en una explosión total de la energía de su ser interior, que él maneja a voluntad, hasta convertirse en una terrible deflagración que puede aniquilar a su enemigo. Se trata de una de las técnicas más poderosas de todos los Caballeros.

La constelación de Andrómeda está situada en el hemisferio boreal, entre Casiopea y Pegaso. También es una galaxia espiral compuesta por más de 100.000 millones de estrellas (como veis en la ilustración). Se encuentra a unos dos millones de años luz de la Tierra, y se acerca progresivamente a nuestro Sistema Solar.

Para los mitómanos, un poco sobre la leyenda de Andrómeda en la Grecia clásica.

¡Buen fin de semana, amig@s!

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"Donde no hay sacrificio, no hay amor"
Adolfo Kolping.

Era casi un niño, en apariencia. Tenía tan sólo 17 años.

Shun era el más joven de todos los Caballeros de Bronce. Y el más pacífico. El Caballero de Andrómeda odiaba la guerra, la pelea, la lucha. Era absolutamente partidario de resolver los asuntos por métodos no violentos. ¿Qué hacía él entonces, ordenado Caballero de la orden de Atenea? ¿Cómo podía combatir, y matar, a cuantos enemigos se interpusieran, en tantas batallas en las que ya había tomado parte activa? Ése era el acertijo al que se enfrentaba día tras día, noche tras noche.., sin poder resolverlo nunca.

Shun era delgado, poco robusto, de apariencia muy frágil. Algún mal intencionado le había llamado “nena” en el pasado... Él había sufrido porque tenía poca fortaleza física, porque le costaba muchísimo golpear a ningún oponente, porque su corazón se enternecía siempre ante el vencido. Tenía el inmenso don de la compasión, y eso entraba en conflicto con las cualidades que, supuestamente, debe integrar un guerrero.

Y sin embargo… Sin embargo…

El Caballero de Andrómeda, haciendo honor a su constelación, la encarnación del sacrificio más absoluto y sublime, tenía un poder inmenso. Aunque era imposible percibirlo a simple vista, Shun era de una fortaleza inimaginable. Todo residía en aquello que los lemurianos llamaban “la luz del corazón”.

En teoría, y según el antiguo conocimiento de Lemuria, la energía psíquica, que se genera en la mente, es capaz de crear ilusiones y manipular los pensamientos; la energía del cuerpo, bien utilizada, puede a su vez engendrar las más poderosas formas de la materia, henchidas de musculaturas y fuerzas similares a las de los semidioses; pero el poder del corazón.., eso es caso aparte. Se trata de la energía de aquello que todas las culturas del planeta han denominado alguna vez “alma”. Capaz de acumular energía, es el fuego latente del aura de un guerrero cósmico. El poder, la luz del corazón, puede alcanzar cualquier milagro, al arrastrar la conciencia a otras dimensiones... Shun, mediante la entrega y el sacrificio, podía elevar esa energía, ese fuego, hasta alcanzar la furia de una auténtica tempestad. Cuando llegaba a ese punto, estaba expuesto a consumirse a sí mismo.., pero todo lo que encontraba a su paso era literalmente desintegrado.

En la batalla Shun contaba, además, con un arma más defensiva que ofensiva, y era el único de los Caballeros de Atenea, exceptuando al de Libra, que ostentaba el privilegio de no tener que combatir con las manos desnudas. Portaba la Cadena de Andrómeda: una leontina de eslabones de acero, con una punta en un extremo, que manejaba con enorme destreza. Esta arma presentía, como el péndulo de un zahorí, el peligro, y lo señalaba con insistencia… Pero además, la Cadena se situaba alrededor de Shun, como los anillos de la Nebulosa de Andrómeda, y lo protegía de los ataques enemigos. Era la prolongación perfecta de su alma, un instrumento de poder pasivo, un auténtico escudo de maravillosa efectividad. La Cadena de Andrómeda detenía los golpes como un campo de fuerza gravitatorio, que giraba a velocidades increíbles alrededor del cuerpo de su portador.

Shun, el muchacho de cabellos y ojos verdes como las algas marinas, poseedor inocente de una mística belleza, habla con la dulzura de los ángeles, y como a ellos, le es muy difícil guardar en su pecho bajas pasiones o meros apegos terrenales... Parece el polo opuesto de su hermano, Ikki. Aquél se complace en la soledad, en el misterio, en todo lo oscuro y subterráneo… ¡Cómo le echaba de menos! ¡Cómo sentía la ausencia de su sombra protectora, que jamás vaciló a la hora de enfrentarse a la muerte para defenderlo!

El niño de Bronce levanta la vista, mientras gira y gira en su mano derecha el amuleto que siempre lleva al cuello: un talismán que perteneció a su madre, según Ikki le contó un día. Un enigmático pentagrama con una frase inscrita: “Tuyo para siempre”, y que le reconforta en sus momentos de tristeza o de soledad. Observa a Al, que aparentemente, no quiere descansar… En la oscura noche, las estrellas brillan intensamente, como joyas azules, como deseando también protegerles... Hyoga calla. Imposible saber lo que está pensando.., Andrómeda se siente incapaz de aventurar ni siquiera una hipótesis sobre su estado de ánimo. Su amigo es como los hielos de su tierra natal: frío, solitario.., inaccesible.

“No: Alba no descansa”, piensa Shun, mientras la ve evolucionar frenéticamente, dejando pasar la noche, ensayando una y mil fintas con su bastón, que parece una prolongación de su propio cuerpo. Está dispuesta a todo, medita Shun. No hay paz en su corazón. No cede.., no sé qué está buscando. Hay ahí un dolor inmenso.., un alma herida que no se deja proteger: puedo sentirlo. Y luchará, a toda costa. Hasta el final. Es como si buscase a la muerte sin saberlo…

“O quizá.., sabiéndolo muy bien”, concluye Shun.

5 comentarios:

Corsario Sideral dijo...

Saludos Andrómeda!.

Gustarme esta descripción de este personaje, sabes? Por lo menos, le haces pasar como un jovencito de 17 años y no como un niño de 13; que es la edad que realmente tiene...Cosa imcomprensible y espantosa.

Aunque tengo que decir algo al respecto...
A este chico, en la serie del manga de Kurumada, no mostraba tanta delicadeza como en la serie animada eh. Mantenía sus sublimes atributos propios de su personalidad, pero sin mostrarlas en plan afeminadísimo. Incluso, la primera armadura de bronce en la serie !tenía tetas!, cosa que en el manga ni las reflejaba. Aunque todo es responde por conceptos comerciales...a las ponjas les parecen bellos los hombres afeminados.

Al inicio de la serie además, se mostraba bastante maduro, muy sereno y hasta con capacidad de desición de cuando atacar. Así lo hizo siempre en los primeros episodios. Seguía siendo un chico noble, pero se mostraba con gran capacidad de desición, tenía cabeza fría cuando había que tenerla; era uno de los personajes mejor trabajados. Pero eso, fue involucionando para Shun...
Se volvió luego, muchas veces muy irresoluto para tomar desiciones, esa capacidad de actuar con cabeza fría sin dejar su corazón de lado Kurumada la olvidó por completo. Shun no era un asesino, pero no tenía problemas para pelear, tal como lo mostraba en los inicios de la serie cuando regresó convertido en Santo de Athena.
Kurumada se olvidó de eso, volviéndolo de benevolente a blandito, de tranquilo y templado a dubitativo e inseguro. Totalmente además dependiente de su hermano, en personalidad creo que Kurumada demuestra que no tiene mucha capacidad para profundizar y crear matices. Se olvida de buenos personajes y realza a aquellos que no tienen una pizca de interés.

Pero ha de reconocer, que tiene con Ikki, el cosmo más poderoso. Los hermanitos son los más fuertes de los 5 por lejos. Además fue Shun quien emanó antes que todos (y sin saberlo) lo que se conoce como el séptimo sentido. Cuando su maestro (que en el manga es un tipo completamente distinto que el del anime, por eso Saint Seiya es la historia más controvertida y contradictoria XD) le pidió que le mostrase todo su poder, al final de su entrenamiento, Shun fue capaz de intensificar su cosmo que creó un viento rosa que rodeaba su mano y atacó a su maestro destrozándole toda su armadura (y eso que el tipo tenía una armadura de plata). Las cadenas desde entonces, le sirve para "no sacar ese terrible poder destructor". Ya sabemos entonces por qué necesita liberarse de las cadenas para manifestarse del todo.

Me gusta el personaje, pensaba al inicio que se iba a tratar de alguien sereno, inteligente, templado, bondadoso pero con desición firme y a veces severa (como lo era en los primeros episodios). Pero poco de eso conservó. Con todo su enorme poder además, este persona me parece fascinante y dejado de lado, como mera excusa para ser portador del alma de Hades.

Aunque ha de reconocer que la pelea con el santo de Piscis fue de las mejores; porque este santo fue el único de los 12 que nunca dio ventajas, como pasó con los otros 11. Y Shun lo venció solito, sin ayuditas. Y sí que pudo recapturar esa escencia que poseía en los primeros episodios de la serie.

:)

Corsario Sideral dijo...

Cómo no pasar por aquí...

Tanto se aprende, tanto cariño, tanto calor. Siempre reparador quedarse a disfrutar en esta tu casa antes de regresar a la nave.

Ya tu sabes...

:)

Luz de Andrómeda dijo...

¡Capitán! ¡Me alegro tanto de que los vientos galácticos hayan vuelto a traerte hasta éste mi puerto!

Sí: tú ya sabes el poder que puede deprender la "esencia femenina". Kuru nunca debería haber "desprestigiado" de esa manera a Shun. Haciéndolo así, demuestra que no entiende una palabra de todo el asunto. Con el tema de Hades, no sé quién le adoctrinaría. Estoy fascinada últimamente por la sutileza de los contactos que representan un hilo conducor entre Plutón y Neptuno: creo que no se ha investigado aún bastante en ese sentido.

Harlock, querido: como te he dicho mil y una veces, ésta es tu casa. Y como si lo fuera, de hecho, así puedes y debes tomarlo. No tolero tonterías en mi casa (ya sabes: la leona es la leona aunque esté dormida a veces).., y aquellos que son mis invitados, mis compañeros, mis amigos, mis hermanos, nadie va a ofenderles, a echarles, a vapulearles en mi propia casa ni delante de mí :-)

¡Me alegro tanto de que sigas con bien por esos espacios siderales! :-D

Corsario Sideral dijo...

Uh, si es de tanta alegría compartir aquí en casa contigo además. Siempre que puedo, con todo gusto, placer y ánimo me vengo por aquí.

Esa leona, recuerdas esas imágenes tan bonitas que tuviste el otro día? Pues hasta ahora las recuerdo desde que me lo contaste. La leona es fuerte sí, pero la más noble de las criaturas cuando cuida a quienes quiere :)

Por cierto, interesante sobre Neptuno/Plutón. No se me había ocurrido con el tema de Shun eh! Pero plenamente se focaliza en lo que le sucede al chico peliverde; además de la relación tan íntima y profunda que tiene con el hermano, el tema Neptuno/Plutón toma bastante importancia y significado...

Sobretodo porque ambos se necesitan. Shun necesita de la fuerza de Ikki para inspirarse y no tener problemas cuando se necesita "limpiar" el camino. Ikki necesita de Shun cuando luego de haber luchado abrasado en las llamas del infierno, purificado ya suba renacido y pueda conectarse con el amor incondicional, Shun le ayuda con eso. Interesante Andro, gracias por la sugerencia!

Y sí, seguiré como siempre y desde siempre por aquí. Porque vaya a donde vaya, es que puedo llegar a esta tu casa. Un saludote, mi hermanita querida.

Un beso!

Luz de Andrómeda dijo...

Cuando uno tiene al León a las puertas de su casa, o sea, justo en la cúspide de la Casa IV.., puede sentirse tranquilo.., y "sentarse" a descansar, que aunque el León duerma, nunca, nunca puede tener temor.

¡Me alegro de verte, nuevamente! :-)

Besoooootes!