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viernes, 14 de noviembre de 2008

El oráculo i-ching, "el Libro de los Cambios" I

Laduda (bonita, esta semana, con tanta gripe, no he podido seguir con el análisis de tu carta, pero la semana que viene seguiré), uno de los habitantes de la Nebulosa de Andrómeda, me pidió la semana pasada que hablara sobre el i-ching.., así que me pongo a la tarea. Creo que hay que hablar largo y tendido sobre este oráculo, igual en varias entregas.

Para empezar, lo de su nombre, "Libro de los Cambios" (o de las Mutaciones), ya señala una concepción filosófica importante: el cambio como esencia misma de la vida. Todos aquellos que tenemos dificultades para aceptar e integrar el cambio (mea culpa, mea culpa señor capellán XDDD), en realidad estamos ejerciendo fuerza contra la característica más importante del mundo material: su esencia totalmente efímera.

En el mundo material, nada permanece, todo se transforma continuamente. La quietud es la muerte, la inexistencia y el vacío. De ahí que los chinos, en su inmensa sabiduría milenaria, dieran este nombre al famoso oráculo, revelando, así, que la naturaleza cambiante de la vida debe ser aceptada y, sobre todo, trascendida.

Una de las diferencias claves en el i-ching con respecto a otros oráculos es que no ofrece respuestas específicas y precisas a las preguntas que se le hacen... Antes bien, los chinos dice que analiza detalladamente, desde una profundidad simbólica, los acontecimientos que rodean a la pregunta del consultante, para que él mismo se dé cuenta de en qué punto está, y hacia dónde puede derivar el asunto del que se trate.

El i-ching ha influido profundamente en el budismo chino y en las dos grandes religiones que China ha dado al mundo: la fe taoísta mágica y mística, y las austeras enseñanzas de Confucio, quien llegó a decir que si pudiera disponer de otros cincuenta años, los dedicaría por entero al estudio del i-ching. La filosofía del i-ching es una versión china de la teoría de la polaridad y de la dualidad, que subyace en todas las grandes religiones orientales. Propone un principio positivo y dinámico, masculino, el "yang", y un principio negativo formal, femenino, el "yin". Los dos opuestos se complementan, y ambos son manifestaciones del eterno e infinito Tao.., la fusión o unión de los dos principios.

Una eminencia occidental, el psicoanalista Carl G.Jung de quien ya hemos hablado más de una vez aquí, manifestó públicamente su creencia en los vaticinios del i-ching (e hizo uso de éste durante toda su vida). El matemático Leibniz se dedicó a estudiar los hexagramas de este sistema oracular, en los cuales juzgó encontrar similaridades con el sistema binario que había descubierto, y que hoy es usado por los computadores.

Muchos atribuyen un gran valor al Libro de las Mutaciones... Otros tantos lo juzgan un mero libro de adivinaciones. Es posible, como Jung, creer que tiene el poder de traer desde la profundidad del inconsciente, hacia la superficie de la mente, el dispositivo que nos permite visualizar un problema en sus reales dimensiones, y deducir los medios de tratarlo; o se puede, finalmente, ver el libro en su otra faceta: no sólo un oráculo, sino también un libro de cultura y sabiduría cristalizadas a lo largo de 40 siglos. Una edad por lo menos dos veces mayor que la del gran libro sagrado occidental: la Biblia. Incluso, se puede determinar que es una engañifa más, de las muchas que sin duda pululan por los mercadillos esotéricos de todo el mundo.

¿Con qué opción te identificas más tú? :-)

Seguiré posteando cosas sobre el i-ching.., pero eso ya será otro día.

¡Besos y buen día a tod@s!

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Ejem ejem... eso del eterno e infinito tai chi, no será el eterno e infinito tao?

Muy interesante el proyecto de dedicar varias entradas al I Ching. Yo recurría a él en cuando era más joven. Ahora tengo el libro ahí abandonao en la estantería. Claro que es una edición chuchurría y malamente hecha.

Ultimamente no hago na, a ver si me pongo a leer las entradas que llevo de retraso y comento.

Un besico

Luz de Andrómeda dijo...

Séeeee señor! Ahí está Virgo, ¡al quite! Efectivamente, donde pone "tai-chi" (¿???¿¿?¿ qué querría decir yo, eso me pasa por escribir tan rápido, jajaja), léase Tao. Ahora mismo lo cambio. ¿Así que también, estudioso del Libro de las Mutaciones? Jomío: tú eres una cajita de sorpresas ;-)

Besoooootes! Y espero que todo vaya bien! Mejor aún que bien!

Anónimo dijo...

Andrómeda: cuántos momentos deseperados de juventud con el I Ching al ladito, preguntando de todo y mal!!!!! je je je. Bueno, me inclino hacia lo que Jung opinaba y vivía a través de estos hexagramas...La traducción de Wilhem y su introducción son justo lo que pone bastante luz al tema del oráculo....a pregunta bien formulada, hay clara respuesta. Yo tb lo tengo abandonado,pero me lo recordaste vos hace poco con los 2 primeros hexagramas...!! Es para retomarlo y estudialo máas a fondo.
Felicitaciones por los temas del blog

Mandy

Luz de Andrómeda dijo...

Hola Mandy! Como se dice vulgarmente, ¡qué bueno que viniste! Jajaja...

Sí: posiblemente esa realidad de la juventud, "preguntando de todo y mal" como dices tú.., bueno, la hemos vivido muchos, jeje. Así empecé yo: medio enloquecida con el tarot, por Dios que sí. No sabía lo que me traía entre manos: pero eso me sirvió, más adelante, para ser mucho más consciente.

A mi una amiga muy dotada me ha recomendado el i-ching. La verdad es que tengo que decir que es un método que no utilizo, pero por qué no: quizás, sólo quizás y si encuentro tiempo, bastaaaaante tiempo, me pueda poner a investigarlo a conciencia.

Sí que me gustaría que, aquellos que lo controláis más, pudierais arrojar más luz sobre esta mancia, o más bien filosofía de vida, que propone la sabiduría china desde su milenario conocimiento.

Besos hermosa! Y a propósito, me alegro mucho de verte por aquí! ;-)