Comentaba hoy, en el foro de astrología, astro.com, que andaba yo reflexionando sobre una frase que me había llegado, como de forma mágica, en un momento muy oportuno...
Esa frase me ha hecho reflexionar. He llegado a la conclusión de que muchas de las cosas que nos pasan, son el resultado de dos condicionantes: miedo y falta de amor.
Lo cierto es que mucha, muchísima de la gente que consulta (mujeres y hombres) a cualquier tipo de mancia, o en el tema astrológico, lo hace preguntando por algo que tiene que ver con la vida amorosa, con los sentimientos, con las relaciones... El ser humano es, indudablemente, un animal social, y la necesidad de afecto es inherente a nuestra raza. Es algo que llevamos en la sangre, como la curiosidad o el afán de exploración. Este mono loco y bípedo que camina, muchas veces a ciegas, en su propia soledad, necesita consolarse mirándose en los ojos de otro compañero de camino.
Tenemos miedo. Miedo de perder a los que amamos. Ese miedo se nos presenta en forma de múltiples dolencias, de múltiples preocupaciones. Enmascarado bajo mil y un disfraces. Nos atenaza, nos impide el crecimiento, la creatividad. Pide su dosis diaria de alimento, ya que le alimentamos con la energía bellísima y pura de nuestra propia alma. Por eso, ese miedo a la falta de amor nos impide darnos enteramente y con total entrega. Es un círculo vicioso. El miedo, mata al amor; la falta de amor alimenta cada vez más al miedo.
Por eso, sincrónicamente ante mi miedo a la pérdida de los que amo (una constante en mi vida), pregunté algo a la Totalidad. Y la Totalidad me respondió en menos de una hora.., poniéndome delante de los ojos esta frase. Esta frase que siento que debo compartiros, porque no soy la única que tiene miedo:
"No temas perder a quien te ama, porque el verdadero amor ni engaña ni abandona. Si alguien te falla y hiere tu corazón, es porque en el fondo nunca te había amado. El verdadero amor no tiene nada que temer".
San Pablo.
¡Intentad vivir sin miedo! Es, creo yo, uno de los mejores consejos que podemos poner en práctica.
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4 comentarios:
Interesante reflexión, Andrómeda.
Y desde luego, sería genial poder vivir sin miedos, pero me parece algo bastante utópico.
Todo forma parte de nosotros por alguna razón, y si bien es cierto que se pueden trascender ciertas cosas y parte de nuestro trabajo aquí es hacerlo, es algo sumamente complicado, porque cuando no sean unos miedos, serán otros, hasta que hayamos avanzado lo suficiente como para no albergar ninguno, si es que eso puede conseguirse.
Que alguien nos falle y en esto sólo hablo por mí, porque sólo de mi experiencia puedo hablar, muchas veces no es consecuencia de que otro no nos ame, muchas veces es consecuencia de muchas otras circunstancias que poco o nada tienen que ver con el amor. Y a la inversa, cuando nosotros fallamos, muchas veces no creo que sea por falta de amor.
Acerca del miedo, si no me equivoco, había un libro muy interesante, que explicaba cómo del miedo derivan otras tantas emociones negativas, que se presentan en nosotros.
Pero, al fin y al cabo somos humanos, y nuestros miedos también son humanos.
Un abrazo.
Sí, sí: es evidente. Te contaré algo: el martes volvía de un encuentro con una amiga astróloga, bastante en paz, completamente libre de una gran sarta de temores que me habían agobiado desde hacía tiempo. Creí que ese estado de paz sin miedos se mantendría durante mucho rato. Me equivocaba: el mismo martes noche, la granizada, terrible, que calló en Madrid, me asustó hasta el punto de hacerme temblar. Me hizo recordar que la Naturaleza es una fuerza incontrolable, y que estamos siempre a su merced.
Lo que quiero decir es que hay que luchar, luchar siempre. La lucha es, será, eterna. Siempre tendiendo de la oscuridad a la luz. Es la única forma de trascendencia que conozco.
El amor.., para mí es el equilibrio perfecto. Así pues, la falta de amor, es un desequilibrio en ese estado de equilibrio perfecto. Las obligaciones pueden apartarnos del amor, por ejemplo. Entonces nos justificamos, diciendo que hacemos eso, por deber.
Pero.., ¿y si es falta de amor realmente?
Ah.., como verás, mi querida Reina de las Nieves, el diálogo puede ser infinito.., siempre estoy planteándome cosas, ójala tuviera a mi lado un Sócrates o un Platón...
Pero he descubierto que os tengo.., a vosotros ;-)
¡Gracias por tu comentario que me ha obligado a volver a reflexionar, y mucho!
Andrómeda, es que creo que hay algo muy recurrente en los seres humanos, y es que cuando creemos que tenemos algo dominado, vuelve a manifestarse, quizás, en diferente forma esta vez, pero sigue siendo parte de lo mismo.
Digo esto al hilo de que creías tener superados los miedos aunque fuera momentáneamente y llegó la granizada que te asustó.
Creo que esto nos sucede a todos de diferentes maneras.
También hay otros tipos de miedos que son los que duran años y años, y esos creo que son los peores, o al menos, yo los vivo como los peores, porque la mayoría de ellos persisten porque no los enfrentas. Al menos, si vas enfrentándote con los que tienes y van apareciendo en escena los nuevos, quiere decir que superaste, aunque sea en parte, los antiguos, y eso es evolucionar, hasta el miedo evoluciona.
Un abrazo.
Absolutamente de acuerdo en el sentido de que soy consciente de que esto es una batalla eterna. Ahora, hay algo que marca la diferencia: la conciencia. No es lo mismo haber identificado ya los miedos, los apegos, que no haberlo hecho. Así, cuando retornan (si es que lo hacen), uno ya sabe cómo combatirlos. Son viejos enemigos ya...
¡Besotes!
P.D.: es cierto que las ocasiones, sucesos y personas muchas veces son recurrentes. Vuelven, entiendo, si no hemos aprendido bien la lección.
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