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jueves, 5 de mayo de 2011

La batalla real

Hoy no sé qué me ha pasado: debe ser que me he despertado a las 3 de la mañana invocando a un ángel particular, el número 9 de la Cábala, Haziel, y recitando internamente el mantram de Menla, el Buda de la Medicina… Se me recomendó que tratara de conectarme de la forma que pudiese con las energías arquetípicas de este ángel, para superar una serie de problemas que, en última instancia, son problemas internos (¡doy fe!). Bueno: el caso es que he recibido, por numerosas vías (personas que me hablan sobre distintos asuntos, sucesos extraños y aparentemente irrelevantes, sincronías, programas de TV, visualizaciones creativas, inspiraciones directas en mi mente, etc) la solución a la problemática que andaba buscando… ¡Pedid y se os dará, dijo alguien hace mucho tiempo, me parece! :-D

En fin: resulta que todo esto de la crisis, del terrorismo, de los males del mundo en general y de la sociedad en particular, no es inamovible. ¡Y creemos que es inamovible! Durante mucho, mucho tiempo, anduve recibiendo distintas informaciones, por las vías más inusitadas, sobre cosas que “pasarían” en un futuro más o menos próximo. Luego un día, de repente, comprendí que todo eso que podía “ver” no eran más que sucesos posibles: es decir, futuros posibles que podían cumplirse, sólo en caso de que las cosas siguieran su camino con inercia y nadie hiciera nada por evitarlo.

Cuando comprendí que nada es infalible, que todo destino se puede cambiar, que hay muchas formas de resolver las cuestiones kármicas, y que no estamos abocados necesariamente a un apocalipsis general que se nos lleve a todos por delante, me relajé bastante… Pero claro, no había pasado a la segunda fase: de lo general a lo particular, “como es arriba, es abajo”. Quiero decir que no se me había ocurrido ni por asomo que todo eso que yo ya había comprendido y aplicado en mi cabeza a los sucesos del mundo mundial.., pudiera aplicarse también a mi propia vida, ya que mi vida es también parte incuestionable de Todo lo que Existe. ¿O no?

Pero ahora me he dado cuenta… Me he dado cuenta de lo que realmente ocurre, de cómo podemos manejarlo. No es fácil.., ¡pero la buena noticia es que no es imposible! En realidad, no es fácil mientras uno no “toma conciencia” y lo entiende. Una vez comprendido e interiorizado, es relativamente sencillo ponerlo en marcha.

A menudo he debatido con colegas y amigos sobre la verdad o la mentira de libros como “El Secreto” o “El Poder”… Bueno: yo diría que son eminentemente verdaderos y reales, pero que no es tan fácil aplicar sus postulados como parece a primera vista. Para conseguir hacer lo que pone en las páginas de “El Secreto” hay que haber sufrido antes, indefectiblemente, un serio y difícil cambio de conciencia. ¡Hay que enfrentarse y vencer en la batalla del Ego! Esta circunstancia entiendo que se explica mucho mejor en el libro “La Undécima Revelación”, que en los anteriormente citados... ¡Por si alguien quiere saber en qué consiste!

Voy a hacer un pequeño resumen aquí de todo lo que he entendido durante los últimos tiempos… Resulta que, para empezar, lo que estamos viendo a nivel “físico”, “material”, “real”, no es más que una auténtica guerra: pero una guerra que sucede en el plano espiritual de todos y cada uno de nosotros.., y de todos nosotros como comunidad y unidad de especie en conjunto. En realidad, aunque parezca que no, EL ÚNICO LUGAR DONDE REALMENTE TENEMOS EL PODER (EL PODER DE CAMBIO) ES SOBRE NOSOTROS MISMOS. Recalco esto porque es fundamental llegar a comprender este apartado.

Actualmente vivimos inmersos en una auténtica guerra espiritual. Se trata de un forcejeo entre dos caminos espirituales posibles: el servicio a uno mismo y el servicio a los demás. El primer camino involucra el ser egoísta o egocéntrico más del 50% del tiempo. Los extremistas que han elegido voluntaria y libremente este camino pretenden obtener el poder y, en última instancia, el control absoluto sobre el planeta: sobre todo orden en la materia. Algunos de ellos son tan fanáticos que no vacilarían en destruir la tierra si no consiguen tomar el mando sobre ella.

Los del otro camino no son ángeles, sino gente que practica los principios de la Ley de la Unidad… Este camino involucra tener en cuenta y servir a las necesidades del Todo o de todos durante más del 50% del tiempo. Sirviendo a las necesidades de otros sin apegarse, sin ser co-dependientes, aumentamos nuestra frecuencia vibratoria hasta alinearla con la Universal; es decir, elevándonos, es decir: lo que conmunmente llaman algunos “el proceso de elevación”.

No se trata de hacer juegos de magia para conseguir un coche o un piso nuevo; no se trata de ponerse a formular “decretos” o a poner velas para conseguir un puesto de trabajo, o que determinada persona nos haga caso... De lo que se trata es de elegir: elegir entre las emociones positivas, como el aprecio, la compasión, la comprensión, el perdón, la bondad, la alegría, el éxtasis o la felicidad, frente a las negativas. El desafío real al que nos enfrentamos (gracias, Toni: la conversación de ayer me sirvió para mucho) es saber equilibrar las propias necesidades para el cuidado básico de la persona, para no desgastars.., y al mismo tiempo tener presente y enfocarse a las necesidades del Todo.

Cuando se logra cambiar la forma de pensar y empezar a tener en cuenta las necesidades de todo lo que se encuentra fuera de nosotros mismos, cambia de alguna manera la polaridad del cerebro; se extingue la concepción mental y la relación “todo/nada”, “blanco/negro” en nuestra mente, y cambia dramáticamente nuestra conciencia y la percepción del mundo. Esto es lo que significa realmente “abrir el alma a la conciencia multidimensional”.

Mientras, la batalla es más visible en el mundo fuera de nosotros… Lo que vemos “allá afuera” realmente es un reflejo de la batalla que libramos todos y cada uno de nosotros dentro de nosotros mismos. Todo en el exterior es un reflejo de la lucha entre las fuerzas “blancas” y “negras” dentro de nosotros. Nuestro verdadero reto, nuestro gran desafío, es abrazar con amor y aceptación a la oscuridad: nuestra propia oscuridad, tanto dentro de nosotros mismos como en los demás (¡pero primero en nosotros!), utilizando simples herramientas como mantener el corazón abierto (simples, pero duras de comprender y asimilar en principio), incluso y sobre todo (¡sobre todo!) cuando las cosas parecen ir mal.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Curioso el tema , sincronías , sincronías , sincronías ,
1 , 2 , 3 , ya!

Sergio

Anónimo dijo...

jo que bueno sergio tener noticias tuyas...........

me gustaria añadir una frase al tema que andro a puesto sobre la mesa.
"EL AMOR QUE NIEGAS, ES EL DOLOR QUE LLEVAS"

BESITUUUUUUUUUUS

Anónimo dijo...

Hola, el buda medicina, que gran herramienta, estupenda, la liberacion por la via de dar y recibir amor ,aceptar la herida ...
y .. algunos lo intentamos....

Gracias a los dos , siempre os reucuerdo
Besos

Sergio