Jerusalén, un paseo por Tierra Santa

Ésta que os he subido hoy al blog es una presentación que me ha enviado el pasado fin de semana marta-sagitario, del foro de astrología astro.com, sobre algunos de los templos y lugares sagrados más hermosos de la Ciudad de Jerusalén. Me ha parecido muy bonito el power point, aunque en este formato hay que darle a la flechita para poder verlo y además como me descuide, me descuadra absolutamente todo el blog, pero weno, os podéis hacer una idea muy aproximada de lo que quería mostraros. ¡Gracias, Marta!

Y sí: siempre me ha parecido apasionante visitar la Ciudad de Jerusalén... El problema es que en este enclave nunca ha habido realmente paz desde hace por lo menos mil años, y claro, servidora estima demasiado su vida como para arriesgarse así, gratuitamente. Sin embargo, conozco a amigos que han tenido la suerte o el valor de visitarla, y todos se han mostrado alucinados y gratamente impactados por el ambiente de esta ciudad. Lo cierto es que en ningún lugar santo del mundo, o al menos, del mundo conocido, han corrido ríos de sangre como aquí, históricamente hablando. El judaísmo, el cristianismo y el islamismo no conviven precisamente como en un lecho de rosas en estas tierras, y las tres grandes religiones se disputan, como si de un preciado tesoro se tratara, la Ciudad Santa.

En el año 70 de nuestra era se produjo lo que teóricamente Jesucristo había predicho: "Jerusalén será hollada por los gentiles, hasta que se cumpla el tiempo de las naciones" (Lucas 21, 20-22). Efectivamente, en este tiempo las legiones del emperador romano Tito hicieron que la ciudad cayese pasto de las llamas. También cayó el Templo de Salomón, el famoso templo de los judíos. Durante la insurrección judía siguiente, en el 135 D.C, Adriano volvió a arrasar Jerusalén, y esto provocó la famosa Diáspora: la dispersión de los judíos por los cinco continentes. Más tarde, la piadosa emperatriz Elena de Bizancio, el Imperio Romano de Oriente, viajó a la ciudad para buscar, y teóricamente encontrar, los lugares sagrados.., entre ellos, el Santo Sepulcro de Cristo.

La vida en esta ciudad nunca ha sido lo que se puede llamar fácil... En el 614 fue conquistada por los persas; en el 637, por el califa Omar; en el 1072, por los seljúcidas, y en 1099, por los cruzados cristianos. En el 1187, el sultán Saladino volvió a arrebatar la ciudad a los caballeros francos (ver "El Reino de los Cielos"), y en 1617 asaltaron sus muros turcos osmolíes. Finalmente ya casi en nuestro tiempo, en 1917, entró en ella el ejército inglés, y desde el 1948, Israel y Jordania luchan denodamente por su posesión. Creo que no tengo que hacer referencia a la virulencia del conflicto con los palestinos en estos momentos: todo el mundo sabe a qué me refiero, por supuesto.

En fin, como os podéis imaginar, todos los santuarios en Jerusalén (tanto de uno como de otro credo) han tenido que soportar todo tipo de vicisitudes a lo largo de los tiempos... A pesar de ello, la ciudad destila un no-sé-qué extraño, indefinible, mezcla de tanta y profunda religiosidad, y tanta violencia y sangre derramada a través de las épocas. La ciudad entera podría considerarse una especie de santuario, o quizá, incluso de cementerio colectivo. Como se puede ver en las imágenes de esta bonita presentación, la fe cristiana (con cinco derivaciones: la ortodoxa griega, la católica romana, la siria, la copta egipcia, y la jacobita) gira en torno al Monte Calvario (donde teóricamente tuvo lugar la Crucifixión de Cristo), el Santo Sepulcro, el Huerto de los Olivos o Getsemaní, y la Vía Dolorosa.

Jerusalén es un santuario para cristianos y judíos, efectivamente.., pero también para los musulmanes, que la consideran la tercera ciudad más santa del Islam (después de La Meca y de Medina). ¿Y por qué? Pues porque parece ser que Mahoma, el Profeta, subió al paraíso montado una yegua alada precisamente desde esta ciudad.

¡Besotes!