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viernes, 5 de abril de 2013

La visita del reyezuelo de Lug





















Seguía investigando y profundizando en las causas últimas de la abundancia o de la falta de prosperidad, que es en lo que ando en estos momentos, hasta que llegué a un punto muerto... Sabía que tenía que comprender algunas cosas que todavía no había podido integrar dentro de mí, así que pedí una señal. La más clara posible, dado que mi corto entendimiento necesita que le den las cosas bastante masticadas, jejeje...

Y curiosamente, la respuesta me vino, como un flash, ayer, después de la visita a las cuerdas de tender la ropa que se acercan a la ventana de mi gabinete, de un pequeño reyezuelo listado como el de la fotografía.

El reyezuelo es un pajarillo minúsculo, de unos 10 cms de longitud, que pesa tan sólo unos 5 gramos. Estos diminutos insectívoros están generalmente adaptados a las zonas donde hay mucho pinar, pero han conseguido adaptarse bien a otros hábitats; incluso se presentan en zonas subtropicales, como las Canarias.

Curiosamente, este pequeño pájaro cuenta con una historia sorprendente, en cuanto a rituales se refiere: los celtas lo escogieron como el animal elegido para simbolizar al druida (aunque también hacían lo mismo con el cuervo, se ve que en su faceta menos solar). Es posible que los celtas lo adoptaran de los griegos, que anteriormente ya lo veían como el símbolo de sus monarcas o reyes, así como de la renovación de los mismos en sucesivos años de reinado. Tanto los griegos, como después los romanos (que fueron los grandes transmisores de su cultura), como posteriormente los celtas, cazaban a este pajarillo aproximadamente cada solsticio de invierno, con el fin de "liberar al reyezuelo del Año Nuevo".

El sacrificio ritual del reyezuelo consistía en lo siguiente: a lo largo de la historia, y en distintas sociedades humanas, la verdad es que desde los albores se ha seguido un ritual que a nosotros, desde nuestra óptica, quizá pueda parecernos bárbaro y muy bestia. Consistía en elegir periódicamente, cada año, a un rey, ofrecerle numerosos privilegios, incluso tolerar sus abusos.., para después sacrificarlo al año siguiente. Como generalmente a la gente no le gusta que le sacrifiquen, el rito fue evolucionando, adoptando variantes ritualizadas que evitaban la muerte del monarca (el sentido último de todo esto estaba relacionado con el ciclo solar, al considerarse al rey como símbolo del sol para su pueblo, por lo que debía morir y renovarse cada año o ciclo solar, de manera que volviera a traer la abundancia y prosperidad de las cosechas, como el sol mismo, para toda su gente).

Como muchos de vosotros ya sabréis, Lug es un dios celta que se asocia a todos los demás dioses supremos de pueblos indoeuropeos, como Odín, Rudra o el mismo Apolo, y que también posee fuertes connotaciones solares... El nombre de "reyezuelo" (o "pequeño rey"), se debe a la capacidad de este ave, según la leyenda, de vencer a la que se consideraba como la reina de las mismas, el águila, porque fue capaz de engañarla y volar más alto que ella. Según la tradición celta el águila, frustrada por esa derrota, impuso entonces una "geis" (un peculiar tabú de obligación o prohibición, para los celtas), según la cual siempre se debería cazar a esta avecilla el día de San Esteban (26 de diciembre) para coronarlo como pequeño rey.., pero a cambio, el animalito nunca podría volar más alto que por encima de un matorral o de un arbusto, como realmente hace. Curiosamente, el reyezuelo estaba asociado a Lug, que una vez "cazado" en la forma de reyezuelo ese día, era paseado, según diferentes tradiciones, por los poblados colgado de un palo, dentro de una esfera, e incluso de una rueda. Parece ser que, siguiendo ese ritual de solsticio de invierno, jóvenes disfrazados portaban el reyezuelo paseando por las diversas casas de la comunidad, y llevando (simbólicamente) la buena suerte y la prosperidad para el año siguiente, tras recibir a cambio comida y dinero. Los recién casados recibían visitas especiales, y se obviaban las casas de los avaros y de los que estaban de luto.

Así pues, el reyezuelo tiene un simbolismo solar, de protección, y os prometo (podéis creer en mi palabra) que aunque no tenía ni idea de todo esto que os estoy contando (lo he investigado posteriormente, entre ayer y hoy), me vino a la mente fulgurantemente, en cuanto lo vi, la idea del sol y de la prosperidad. ¡Precisamente aquello sobre lo cual estaba atascada, buscando respuestas! Solo que el que vino a mi ventana, afortunadamente, estaba vivo (y muy vivo). Bueno: bien es verdad que en las tradiciones más tempranas se mataba al animal (así como a los reyes ancestrales antiguamente).., pero en las más tardías, se le liberaba, después de haberle cortado un par de plumas como tributo al sol, a la suerte y a la prosperidad para el nuevo año.

Extraña y curiosamente, a la vez que se me presentó el animalito y tuve la certeza interior del sol y de que debía buscar algo sobre el reyezuelo (encontrándome con este tipo de rituales de los que desconocía prácticamente todo), tuve una serie de ideas sincrónicas que me surgieron de inmediato desde lo más profundo del cerebro, por así decir. Es ese tipo de convicciones lúcidas, coherentes y perfectamente reveladoras las que recibo de vez en cuando (sobre todo cuando tengo la mente atascada y pido una revelación).

... Y la revelación se da siempre, en el 100% de los casos, os lo aseguro... Lo que se me ocurrió de repente es que la falta de abundancia en la vida de las personas individuales se produce, fundamentalmente, porque nos centramos en darle todo el poder sobre la misma a otra gente ajena a nosotros. Me explicaré: creemos (y prestad especial atención a la palabra "creencia" en este caso, porque es trascendental) que otros nos pueden dar o quitar la abundancia. ¡Lo creemos realmente! Pensamos que nos pueden dar o quitar la abundancia porque nos pueden dar o quitar el trabajo, dar o quitar los privilegios, dar o quitar la casa, dar o quitar el sueldo, dar o quitar la pensión, dar o quitar el dinero que tenemos metido en el banco...

... Y así un largo etcétera.., ¿no es cierto?

Comprendo vuestros sentimientos y por qué creéis y pensáis así (¡a mi también me ha pasado!)... Pero yo sabía que había algo más, y tenía que comprenderlo. La visita del reyezuelo me alertó: estamos haciéndolo mal. ¡Muy, pero que muy mal! Nadie, NADIE EN ESTE MUNDO puede darnos ni quitarnos nada. Los que supuestamente se erigen con esa potestad no son capaces de hacer caer la lluvia, ni de ordenar a las yemas de los árboles que florezcan, ni de detener el curso de las estaciones. Sé que suena a coña y a cosa obvia, ¡pero pensadlo, es completamente cierto! Estamos equivocados como individuos y como sociedad, extrapolándolo ya a nivel macro con el tema de la crisis, porque les estamos otorgando el poder de dar o de quitar abundancia a quienes no lo tienen y jamás lo tuvieron.

Tu abundancia sólo depende de ti. Sólo eres tú, tú únicamente, el que puede desarrollarla o negarla. No hay ningún poder externo a ti que sea capaz de quitártela o arrebatártela. ¡Ningún poder sobre esta Tierra!

Simplemente, hemos creído que nuestros apegos son nuestras bendiciones... Desapégate de cualquier cosa de la que no te puedas desprender, sea la más valiosa o la más costosa de dejar de lado para ti, porque si no, tú no la poseerás, sino que serás poseído por ella.

El dinero es un medio.., no es un fin en sí mismo. Venimos y nos vamos de esta vida sin nada en los bolsillos.., porque todo lo tenemos, realmente, así como la capacidad de generarlo y de crear.

Lug tenía un sentido trascendental en la religión celta, en todos sus ritos y costumbres: era el encargado, por así decir, de promover el cambio de sentido del camino del sol en el cielo, al inicio del invierno, para volver a traernos la abundancia y la prosperidad de los días buenos y felices del estío, mucho más benébolos, cálidos y largos, y no dejar que la naturaleza entera se consumiera bajo el manto de la fría y blanca muerte del invierno atroz.

... Desde luego, no son nadie los del Otro Lado enviando señales...

Besotes, ¡buen fin de semana para todas/os!



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