La Caja de Pandora

Dice una vieja leyenda griega que la virgen Pandora, creada por intervención de los dioses del Olimpo, bajó a la Tierra como un auténtico regalo envenado, destinada a seducir a los hombres, pero también a castigarlos. De casi todos es sabido que llevaba entre las manos una enigmátia caja, que causó la admiración de su valedor, el ingenuo Epimeteo. Al abrir la tapa, volaron del recipiente innumerables males, que se desparramaron por la Tierra con la velocidad del rayo. Oculto en el fondo de la caja quedó un último y humide bien: quedó solamente la Esperanza. Pero, siguiendo el consejo del padre de los dioses, Zeus, Pandora cerró la tapa rápidamente antes de que ésta pudiera echar a volar, encerrándola para siempre en su caja.

¿Crees que eres una buena persona? ¿Piensas que los demás son los malos, y que tú y sólo tú tienes la razón? Ya: ya sé lo que me vas a decir. Me vas a decir que hombre, que las cosas no son tan radicales, que no es exactamente así. Y yo te voy a contestar que ahora, tan sólo y únicamente, te voy a decir la verdad: y que la verdad no es, a lo mejor, lo que tú quieres oír.

Yo sé que tú te sientes una víctima en muchas ocasiones... Yo sé que piensas que los demás (tu jefe, tu amigo, tu suegro, tu hermana, tu hijo, tu pareja o tu amante) son los culpables de mucho de lo que te pasa. Sé que piensas que nadie te comprende, que tus intenciones siempre son honestas, mientras que las de los demás (uy, uy, qué fastidio) en muchos casos dejan mucho que desear.

¿Hace cuánto tiempo que no has revisado.., que no has aireado tu caja de Pandora particular.., sí, sí, ésa que reside en el fondo, en la esquina más apartada de tu subconsciente?

Has olvidado, o has querido pasar por alto, todo aquello que durante tanto, tanto tiempo te he repetido (asimismo, también repitiéndomelo a mi misma): que casi siempre, los problemas que nos afectan no son más que un reflejo del sistema en el que estamos inmersos. No deseas admitir que todo lo que te ocurre en la vida no es más que el reflejo de ti. Los demás siempre, incondicionalmente, actúan como nuestro reflejo: son aquel espejo en el que se muestra nuestro amor, nuestro odio, nuestra dicha, nuestros deseos de venganza o manipulación, nuestros errores y aciertos más flagrantes. Pero confiésalo: es mucho más fácil volcarte del lado del Ego absoluto, y echarles la culpa de todo a los demás. ¡La Caja de Pandora de tu alma ha sido abierta!

Somos nosotros mismos los que creamos nuestra realidad. Nuestras propias creencias determinan aquellas profecías autocumplidas en las que se convierte nuestra vida con el paso de los años. Cada día.., cada momento, cada segundo estamos "sembrando" los males de la Tierra a través de nuestras actitudes, y eso será, en el futuro, nuestra cosecha. Ni siquiera, en la mayoría de los casos, permitimos que salga a la luz aquello que podría realmente salvarnos: la esperanza en que todo puede cambiar, en que todo puede mejorar, en que el Mal realmente será erradicado de nuestro sistema de valores y creencias.

La Caja de Pandora pone a la vista todas aquellas cosas acerca de nosotros mismos que no queremos ver ni en pintura. El espejo de la vida nos muestra aquello que somos en nuestro interior, pero en el exterior. No lo niegues: sabes que los demás acabarán tratándonos como nosotros nos tratamos a nosotros mismos, y no hay solución al respecto. Por eso, ámate: ámate con todas tus fuerzas. No reniegues del amor, ni pienses que es algo vedado para ti. ¿A qué le tienes miedo.., si dentro de la Caja de Pandora, sabes que aún reside la Esperanza?