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viernes, 23 de noviembre de 2012

La turquesa: esencia de Acuario y de La Estrella del Tarot

¡Buenos días de viernes, por fin! Después de una semana muy, muy ajetreada, en la que como habréis podido comprobar no se me ha visto casi asomar las orejas por los medios telemáticos XDXD, retomo este blog para hablar de las cualidades de una de mis piedras favoritas (mía, y de mucha gente): la hermosa turquesa.

Conocida por este nombre porque antiguamente los turcos eran los que controlaban todo el comercio de estas piedras desde Irán, donde se encontraban los yacimientos más importantes, normalmente es de color azul verdoso, pero puede encontrarse en diversas tonalidades, con vetas y sin vetas.., e incluso en un color pardo o casi blanquecino. Su dureza es muy poca, ligeramente menos que un vidrio común de ventana, y es muy porosa.., ¡por lo cual, cuando te vayas a bañar o a lavar las manos, por favor, quítate tus anillos o colgantes de turquesa, para no estropearlos! También hay que tener cuidado con ella si se usan cremas, perfumes u otros cosméticos. La exposición larga a la luz solar también puede decolorarla y deshidratarla.

Importantes civilizaciones han considerado a estas piedras, nacidas en los desiertos de todo el mundo, como algo místico y relacionado con sus dioses más venerados... Los antiguos egipcios, por ejemplo, las extraían en la península del Sinaí, pero también fueron conocidas, apreciadas y utilizadas en sus talleres de joyería por los chinos, los tibetanos (que la consideran una de sus gemas sagradas), por los australianos, los indios norteamericanos (sobre todo navajos, apaches y hopi) y por otros antiguos pueblos, como los aztecas, los incas y los mayas.

Se trata de uno de los amuletos más viejos de la Historia. Los árabes la llamaban "fayruz", que significa "piedra de la suerte", y la usaban para cuidarse del mal de ojo. Es también un símbolo de amistad, por lo que si fuera dada una turquesa a un amigo, esa piedra protegería al portador contra las energías negativas. También trae paz al hogar, y se cree que cambia de color para avisar de una enfermedad o de una infidelidad. Trae buena fortuna (hay un dicho popular que reza "mano que porta turquesa, no conoce la pobreza"), y si sueñas con ella, es un presagio muy claro de prosperidad.

A nivel físico, se dice que la turquesa expulsa del cuerpo las toxinas nocivas... Es recomendable para los dolores musculares y de cabeza, y mejora la absorción de elementos nutritivos, por lo que es recomendable para personas con anorexia. Se utiliza en problemas de garganta y de ojos, y para fortalecer los meridianos corporales. Potencia los sistemas físico e inmunitario, alivia las infecciones virales, y su energía sanadora actúa sobre la totalidad del cuerpo, especialmente sobre la garganta y
los ojos. Es antiinflamatoria, desintoxicante, y antireumática. Es excelente para tratar el agotamiento.

Una de sus virtudes más interesantes es la de disipar las energías negativas y proporcionar alegría y bienestar. Es una piedra de purificación que protege de influencias externas negativas, y que sobre todo, promueve la autorealización, disolviendo las actitudes de mártir o el autosabotaje.

Algunos gemoterapeutas expertos consideran que la turquesa "resuena" con el Arcano Mayor número XVII, La Estrella, y con el signo astrológico de Acuario. Se trata, pues, de una piedra que es un auténtico "centro de luz", que permite un estado de receptividad perfecta, y que nos despega un poco de la densidad material, para hacernos partícipes de los mundos celestiales, mucho más espirituales... Tiene, como Acuario y La Estrella, un simbolismo de evolución orientada al mayor bien que podemos obtener en esta vida, y representa el nacimiento de una nueva Era (en el mundo, o meramente en nuestras vidas), un mundo en formación, la creación en vías de realización de nuestros más soñados objetivos e ideales...

Desde este punto de vista, la turquesa es también símbolo de fusión y de trascendencia. Se le asigna, como al arcano del tarot, el número 17, que es un número de suerte; es también símbolo de inmortalidad, belleza y esperanza. Representa, de alguna manera, la fusión de la intuición con la razón, de nuestros dos hemisferios cerebrales: el elemento agua, y el elemento aire. Nos conecta con la ayuda procedente de las fuentes divinas para emerger del caos de la materia, nos promete la bonanza después de la tormenta, y nos encuadra dentro de los reinos de la tranquilidad, la serenidad, la paz, la amistad y el amor más altruista.

En fin: una piedra, la turquesa, para tomarla en cuenta en aquellos momentos en los que necesitemos guía, una ayuda, una energía adicional.., ¡o quizá, simplemente, un poco de suerte y de positivismo en nuestras vidas!

Un besote, queridos y queridas.., como ya viene siendo habitual, después de la tormenta llega la calma (esperemos que el próximo eclipse del día trece de noviembre, lunar, no deje demasiados residuos). ¡Pero de momento, a disfrutar, y buen fin de semana para todos y todas!

Saludos!

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