"Todo lo que somos es el resultado de lo que hemos pensado; está fundado en nuestros pensamientos y está hecho de nuestros pensamientos". Buda.
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El otro día, trasteando un poco en los mentideros de FB, no sé qué cosa me inspiró, pero me dio por escribir en mi estado la siguiente frase:
"Jamás te vendas, ni por un plato de lentejas. Más vale morir una vez como león, que mil veces como perro".
Es una frase que le he oído repetir a mi padre insistentemente, casi hasta el aburrimiento... El caso es que ahí empezó cierta polémica con una persona que apenas conozco, la cual no estaba de acuerdo y lo tomó desde el punto de vista de las familias; ella adujo (no digo que con razón, no digo que sin ella) que todo depende de a las personas a las que uno está obligado a mantener con ese plato de lentejas.
Eso me hizo pensar muchísimo sobre la situación que estamos viviendo actualmente en España... Y digo España porque es lo más cercano que tengo, no porque piense que se están viviendo realidades distintas en otros sitios. Me hizo pensar sobre por qué tantos amigos, familiares, conocidos y clientes se sienten tan, tan esclavos de horarios, trabajos, compromisos (que la mayoría de las veces, ellos/as mismos han elegido), circustancias, etc.
Así que tomé mi cuaderno de notas, y me puse a releer.
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"Mujer, 33 años. Trabaja por su cuenta y es independiente, pero tiene grandes problemas en el ámbito sentimental. Vive sola, aunque mantiene una agobiante relación con su madre divorciada, una persona de carácter intolerante e duro que la mantiene la mayor parte de su tiempo entontecida, sumida en una especie de extraño miedo indefinido, inconsciente. Detecto que, durante años, la madre ha ocupado gran parte de su tiempo en tratar de inculcar a la hija (aún no sé con qué propósito, aunque sospecho que con la intención de mantenerla dominada y a su disposición) un miedo atroz hacia todo lo que se encuentre fuera de las cuatro paredes de la vieja casa familiar".
"Hombre, 42 años. Con dos hijos y esposa. Envidiable y bien pagado puesto directivo en una gran multinacional española. Muestra un carácter resolutivo entre sus subordinados, amigos, hermanos y padres.., pero manifiesta una completa indefensión ante su propia esposa. Ella domina el pulso de la relación en todo momento, cae en supuestos estados depresivo/agresivos cuando no se la deja hacer su santa voluntad. ¿Conclusión? El hombre vive amedrentado constantemente, como con una espada de Damocles encima de su cabeza, esperando a la próxima crisis de su bienamada, temiendo por sus hijos y porque su cónyuge le ponga cualquier día sobre la mesa la carta de divorcio, con todo lo que ello conlleva".
"Mujer de 27 años. Víctima de abusos sexuales en su infancia por parte de un familiar muy cercano. Tiene novio y va a casarse el año próximo, pero no consigue desligarse de una profunda depresión, que la mantiene desde hace años en tratamiento psicológico. El problema es que no es capaz de aguantar a sus jefes: les tiene un miedo atroz, como a casi cualquier figura de autoridad que se presente en su vida. Sufre por levantarse por las mañanas, sufre por ir al trabajo, sufre cada vez que tiene que dirigirle la palabra a sus superiores. Se siente esclavizada, porque sabe que no la tratan bien en el trabajo, pero no puede quejarse, o eso cree ella, ya que está pagando junto con su novio una hipoteca, el trabajo "está muy mal", y la ilusión de la boda (con sus correspondientes gastos, por supuesto) es lo único que la mantiene ahora mismo más o menos estable, emocionalmente hablando, en medio de su depresión".
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La verdad, no sé bien por dónde empezar... Todo esto que he publicado aquí son casos reales de personas reales, como tú y como yo, que viven atrapadas bajo las redes del miedo.
... Podría haber hablado también de la abogada madrileña de 44 años que no puede desprenderse de una relación apasionada pero asfixiante con un cubano que, ora la llena de regalos, caricias y "no volveré a hacerlo más".., ora la monta unos escándalos terribles en plena calle, si se tercia, y si se tercia la amenaza, la persigue, la insulta, la veja.., y yo creo que no ha llegado aún a golpearla porque, como cada cosa, toda relación sigue un proceso bien específico y "las uvas no están maduras". En fin: miedo, mucho miedo.
... Por no hablar del señor de 67 años que ha visto como dos de sus hijos, solteros y en paro, licenciados universitarios, han tenido que volver a su casa por "esto de la crisis" y de que llevaban los dos más de 3 años en paro... El uno es más joven y soltero, pero el otro estaba ya viviendo con la novia, de la que se ha separado porque la pareja no ha podido aguantar más la situación, teniendo además que poner a la venta la casa en común, en un momento en el que algunos pisos se encuentran muy por debajo del supuesto nivel de precios que alcanzaron otrora... El pobre viejo, que está viudo, no se atreve ni a moverse de su casa para irse con los del Inserso de vacaciones, porque uno de los hijos se ha dado a la bebida y no controla, y el otro va por el mismo camino. El viejo tiene miedo.., ¡miedo, miedo, miedo! ... Aunque no lo confiese, pero se lee en sus ojos.
Dice mi querido
Dioscuros que hay que ver cómo nos gusta "meternos en debates que no valen para nada", y que "al final se nos va la fuerza por la boca y los que siguen mandando lo hacen cada vez más" (transcribo literalmente de su e-mail). Bueno: creo que
Dioscuros olvida, precisamente, que en mi caso éste es actualmente mi trabajo: denunciar, asistir, ayudar, y sobre todo, por encima de todas las cosas, combatir el miedo entre la gente. ¡Es más, para eso me pagan!
Comprendo perfectamente la situación de miedo en la que se encuentran los padres y madres de familia que ven cómo la situación económica española, aparentemente, se nos va de las manos... Cada día me levanto temprano, a las siete de la mañana, y pongo la radio. Y siempre es la misma cantinela, desde hace ya bastante tiempo: la prima de riesgo, los recortes, el paro, los escándalos y la corrupción, la crisis de Bankia, etc. ¡Me lo sé de memoria! Ahora han entrado en una nueva fase: uy, qué miedo si Grecia sale del euro. Uy, que Grecia nos puede arrastrar a todos. Uy, qué miedo, que la unidad europea se rompe. ¡Qué miedo, qué miedo!
Los biólogos dicen que el miedo es un mecanismo de defensa cuya aparición serviría para tratar de salvaguardar a un organismo en casos de peligro de muerte real, proporcionándole los recursos (enfrentamiento o huida) capaces de dar una respuesta efectiva a la situación... Para los psicólogos, existiría un miedo real y un miedo neurótico (el que origina un mecanismo de respuesta exagerado a una amenaza que, o no es real, o realmente no representa un peligro tan grande para la persona).
Y yo me pregunto: ¿cuándo ha empezado a darse cuenta esta bendita, bendita sociedad europea de que tiene miedo? Y sobre todo, ¿a qué le tiene miedo? Porque recuerdo que hace seis años los pisos no iban a bajar, el sistema bancario era uno de los más solventes y mejor preparados del mundo, nuestra economía iba viento en popa, y éramos la envidia de Europa. Entonces, ¿qué es lo que ha pasado? ¿Aquello era mentira.., o lo será quizá, acaso, esto que estamos viviendo?
Los que vivimos (y trabajamos: no lo olviden, porque algunos estamos luchando y trabajando como bestias) en el ámbito de lo espiritual (cosa que no deja de ser una pequeña falacia, porque espirituales somos todos, en definitiva) sabemos muy, muy bien lo que está ocurriendo... Otra cosa es que no seamos del todo capaces de transmitirlo, por múltiples y diversas razones.
Para resumir, yo diría que los seres humanos somos realmente resistentes al cambio. Producimos alrededor de nosotros y de nuestras circustancias una enorme inercia, y nos negamos a evolucionar, a trascender. Aunque sea necesario para el bien de nuestras almas inmortales, con demasiada frecuencia nos preocupamos en demasía por nuestros cuerpos mortales (y ni siquiera eso: me he dado cuenta de que tratamos mejor a nuestro automóvil, que a nuestro organismo).
Quizá suene duro, pero nuestra inercia es tal, que llegamos al punto de poner como excusa a nuestros propios hijos para justificar nuestros errores, nuestras ambiciones o nuestros fallos. Decimos que nos sacrificamos por nuestros hijos, cuando lo que ocurre es que no queremos renunciar a determinado status o nivel de vida que nos hemos impuesto a nosotros mismos. Cuando ese status se pone en entredicho, porque puede venirse abajo "todo el chiringuito", entonces arremetemos (eso sí, generalmente contra los más débiles, no contra los poderosos), porque tenemos miedo.
... No se nos ocurre que precisamente los poderosos utilizan el miedo para dominarnos; que todos los bienes de este mundo son y serán eternamente pasajeros; y que la libertad del alma (sí, sí, ésa que le negáis a vuestros hijos con vuestra actitud temerosa y sombría) siempre será mucho, mucho más importante que comer, ¡incluso que vivir!
Pero en fin: estoy demasiado ocupada trabajando ahora y no puedo extenderme demasiado en esta ocasión.., resumiré diciendo que, efectivamente, hay un apocalipsis para todos aquellos que decidan dejarse arrastrar por las redes del miedo. Venga de donde venga, y provenga de donde provenga. Así que cuidado: la mejor forma de salvaguardar a vuestros hijos es combatir por ellos, no desde el sacrificio, no desde el miedo, no desde la angustia existencial, sino desde la toma de conciencia, la valentía, el compromiso y la sabiduría de decir "NO" a todos aquellos que quieren esclavizarnos.
¡Saludos!
5 comentarios:
Gracias... Un Abrazo de Corazon... Namaste... In La' Kech
Ehhh... Creo que has sacado mi frase de contexto. Yo me refería a no perder el tiempo en conversaciones estériles en las que nadie va a convencer a nadie... Mejor concentrar las energías en cambiar las cosas, y el que quiera aprender, que estudie.
Yo creo que tener miedo es natural, y hasta saludable. El que no tiene miedo, por ejemplo, a caminar de puntillas sobre una cuerda tendida en el vacío, tiene bastantes posibilidades de acabar sus días estampado contra el suelo.
Sin embargo, si que considero que es necesario enfrentarte a tus miedos, saber sobreponerte a ellos y que no te bloqueen. Tenemos que aprender a convivir con nuestros miedos. Siguiendo el ejemplo anterior: Si tenemos que cruzar la cuerda sobre el vacio porque necesitamos llegar al otro lado, habrá que tragar saliva, y ponerse a ello. No podemos quedarnos llorando a este lado pensando que no podremos conseguirlo jamas.
O dicho de otro modo, una frase que me gusta mucho: El valiente no es el que no tiene miedo, sino el que no se deja dominar por el.
Gracias... Un Abrazo de Corazon... Namaste... In La'Kech
De nada, Shiva! Es un placer, a mandar! ;-)
Bueno, bueno: no te creas. Es que yo, al contrario que otras personas, tengo una especie de "mandato interno" de comunicación; por eso mismo hice la carrera de Periodismo, una carrera bastante sufrida, por cierto. Porque debo comunicar!!
De hecho, la gente estudia conmigo: para eso son mis cursos de reiki, astrología, registros akhásicos, etc. ;-)
Y estoy de acuerdo contigo en lo del miedo: lo de valientes no es no tener miedo, sino tener el valor de enfrentarse a él.
¡Un besote, y gracias!
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