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lunes, 7 de mayo de 2012

El baile de los bastardos

"Bastardo/a:

1. adj. y s. desp [Hijo] natural o nacido fuera del matrimonio.
2. desp. Que tiene mala intención o es un indeseable: No te puedes fiar de él, es un bastardo.
3. Que degenera de su origen o naturaleza".

Wordreference.
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Tengo una clienta (no te preocupes, no voy a dar tu nombre) que ha tenido la mala suerte de toparse, por efecto de sus deudas kármicas, con un auténtico bastardo. Y con esa palabra me remito a la segunda y tercera definición del término que he publicado más arriba; en realidad, yo no tengo nada, ni lo tuve nunca, en contra de los hijos naturales: pobrecitos, ya tienen bastante con los padres que les ha tocado en suerte, en este tremendo valle de lágrimas. Don Juan de Austria fue un hijo bastardo, y sin embargo, una personalidad histórica que siempre he admirado mucho, por ejemplo.

Mi clienta corre un grave riesgo, incluso para su vida e integridad física... No sé si es del todo consciente, pero yo estoy haciendo lo que está en mi mano para que se dé cuenta. El susodicho bastardo (porque lo es, no tiene otro nombre) no se contenta con jugar a dos bandas (tampoco es tan grave: conocidos los he, que jugaban a cuatro y hasta a cinco). Lo más asqueroso del caso es que finge que mi clienta le importa algo.., cuando por sus hechos y actitudes demuestra poca o nula asertividad y compasión. A éste (al bastardo, digo), le tienes al pairo los sufrimientos de ella, su malísima salud, sus problemas emocionales, que coma, que duerma, o que se muera mañana mismo: tengo bien claro que lo único que le interesa es su beneficio personal, su gusto, su goce en este asunto.

He tardado en escribir bastante en este blog porque he estado (una vez más.., debe ser que me mola) a algo más cerca que dos pasos de la muerte... Me han operado de urgencia hace quince días, me han abierto el vientre como a un boquerón, sin saber muy bien lo que se iban a encontrar allí. La cosa (que también era kármica, ¡cómo no, por supuesto!) vino de frente y sin posibilidad de evasión, de la mano de un bonito yod (figura astrológica también conocida con el sonoro nombre de "Dedo de Dios") de carácter ineludible y consecuencias imprevisibles, que implicaba a un no menos bonito (y maldito) signo... Todavía estoy convaleciente, y aún no sabemos si la cosa va a remitir, o si mis secuelas van a ser permanentes. Pero eso de acercarse a la muerte le da a uno, aparte de muchísima información adicional, una extremada lucidez con respecto a muchos, muchos asuntos de la vida cotidiana, que en condiciones normales se nos ocultan, de forma más o menos ladina.

Cuando tu vida pende de un hilo, uno se da cuenta de lo importante que es defenderse, lo cual implica, sí o sí, un fortalecimiento y toma de conciencia sobre el Primer Chakra, ése que muchos tenemos en el olvido pero que te ancla a la tierra, y que es el responsable de la manifestación e integridad en el mundo físico. He oído y he leído mucho, muchísimo, sobre lo de atraer lo negativo, sobre que tus enemigos no son más que enemigos internos manifestados según la Ley de Atracción en lo material, etc, etc, etc. Todo esto está muy bien, y seguramente es cierto y muy válido, pero hay algo que todos, todos deberíamos tener en cuenta: los bastardos existen.

Es un gran, gran error pensar que todo el mundo se rige por tus mismos parámetros éticos y morales... Es un gran, gran error pensar que no existe gente mala, y considerarlos, en vez de gentuza impresentable, víctimas de la vida o enfermos. Independientemente de lo que puedan corroborar los psicólogos con respecto a trastornos de la personalidad como el que detentan los perversos narcisistas, yo sólo puedo hablar de lo que sé: que el mundo está mucho más lleno de bastardos de lo que parece, y reza para que a ti no te toque confraternizar con uno de ellos. Porque ten por seguro que, por mucho que digan, por mucho que aleguen, por muchas vueltas que intenten darle a las cosas, la realidad es que a esta gentuza le importa una mierda lo que a ti te pase. Ellos, los bastardos, son capaces de inventar todo tipo de excusas, desplegar toda clase de halagos o amenazas, desenrollar ante tus atónitos ojos toda una batería de falsedades y mentiras, con el único y exclusivo fin de llevarte a su terreno. Pero ten por seguro que, en el fondo, no les importas. ¡No les importas en absoluto!

Independientemente de que mi clienta tenga una fisura espiritual que permita que toda esa basura bastarda pueda atacarle; independientemente de que esa relación muestre una parte de sí misma muy enferma, o no; independientemente de los cambios que tenga que llevar a cabo en su interior para no volver a atraer una cosa así, creo que no es baladí tomar en cuenta la maldad que la ha cercado, y que la primera cosa que se debe hacer, la primera e imprescindible precaución, es ponerse a buen recaudo con respecto al atacante. No es asunto mío (el bastardo no es mi cliente) los problemas que tenga este sujeto, ni su niñez y adolescencia, su vida, frustraciones y dolores, su karma o por qué ha llegado a ser tan asquerosamente manipulador, cobarde, mentiroso e insensible. Pero sí que son asunto mío las necesidades y el bienestar de mi clienta, y tengo como principal obligación ponerla a salvo.., incluso de sí misma.

Durante mi durísima convalecencia (que insisto, aún continúa), muchas de mis relaciones han sido puestas a prueba, y me alegro de ello no sabéis hasta qué punto... Algunas no han resistido ni la primera andanada, el primer tiroteo, y sorprendentemente se han manifestado toda una suerte de vínculos cobardes y bastardos, que me alegro que esta situación haya logrado desenmascarar, con el fin de que yo pueda ponerlos de una vez en perspectiva y otorgarles el valor que auténticamente se merecen... Otras personas me han sorprendido, por el contrario, gratamente, y algunas que yo creía muy lejanas se han portado conmigo de forma ejemplar. Luego están los "mitad y mitad": gente que parece afín y hasta amigable a primera vista, pero que no ha parado de hacerme saber constantemente, durante estos quince días, que estaban deseando mi recuperación para pedirme algún que otro trabajito espiritual (tarot, hipnosis, cartas astrales, registros akáshicos, etc). Comprendo que cada uno va a lo suyo, que cada persona busca indefectiblemente su interés, y me parece bien.., pero yo estoy tocada, muy tocada, y no puedo olvidar que algunos y algunas, con la excusa de preguntarme qué tal estaba, se han dedicado a contarme su vida de pé a pá y sus problemas emocionales y espirituales por distintos medios telemáticos.., poniendo así de manifiesto su profundo egoísmo: a una persona convaleciente no se le agobia, aun cuando sea tan dura como yo.

... En fin: la gran enseñanza que se deriva de todo esto (porque la hay, siempre hay una gran enseñanza, incluso en medio de la mayor tribulación) es la siguiente: yo soy siempre, por encima de todo, lo primero. No volveré jamás a confundir a un bastardo con un pobrecito, a un hijo de puta con una víctima, ni a un degenerado con un amigo. ¡Nunca! Estaré muy, muy atenta, para cerrar mis filas, para soldar mis agujeros espirituales, y para, sobre todo, juzgar bien, con muchísima claridad mental, si mis relaciones son equilibradas (en el sentido del dar y del recibir).., o por el contrario son un pozo sin fondo donde se me va la energía y la vida, que es lo que han sido algunas, en muchos casos, hasta ahora.

¡Me va la vida en ello!

... No participéis en el avieso, en el miserable baile de los bastardos, os lo advierto: su confabulación espiritual puede llevaros a la muerte. No hay karma, no hay deuda que justifique ninguna explotación del hombre por el hombre, ¡lo diga quién lo diga, y lo defienda quién y cómo lo defienda!

Besotes!

2 comentarios:

Castor vs Pollux dijo...

Pense que ibas a escribir de políticos y banqueros... Por el título digo.

Luz de Andrómeda dijo...

Uy, querido mío: no hace falta irse tan lejos... Yo siempre he sido partidaria de barrer primero de dentro pa afuera.