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martes, 22 de mayo de 2012

Acción de gracias

"La simpatía, la relación que existe cuando se posee, los celos y el temor: nada de eso es amor. Todo eso pertenece a la mente, ¿no es así? Mientras la mente sea el árbitro no hay amor, pues la mente sólo arbitra poseyendo, y su arbitraje es mera posesividad en diferentes formas. La mente sólo puede corromper el amor, no puede dar nacimiento al amor, no puede brindar belleza. Podéis escribir un poema sobre el amor, pero eso no es amor"


"Donde no hay compasión, piedad, perdón, no hay amor. Y como la mayoría de nosotros nos hallamos en ese estado, carecemos de amor. No somos respetuosos, ni compasivos, ni generosos. Somos posesivos, llenos de sentimientos y emociones que pueden ser dirigidos en uno de estos sentidos: matar, asesinar, o hacer causa común con otros para algún fin disparatado, fruto de la ignorancia. ¿Cómo, pues, puede haber amor?"


"Sólo amáis realmente cuando no poseéis, cuando no sois envidiosos, codiciosos, cuando sois respetuosos, cuando tenéis misericordia y compasión, cuando tenéis consideración por vuestra esposa, vuestros hijos, vuestro vecino, vuestros infortunados servidores"


"Acerca del amor no se puede pensar; el amor no puede ser cultivado ni practicado. La práctica del amor, la práctica de la fraternidad, sigue estando en el ámbito de la mente, y por lo tanto no es amor. Cuando todo eso ha cesado, entonces surge el amor, entonces conoceréis qué es amar. Por consiguiente el amor no es cuantitativo, sino cualitativo. No decís "amo al mundo entero"; pero cuando sabéis amar a uno, sabéis amar a todos"


"Una de las cosas extrañas relacionadas con el amor es que cualquier cosa que podamos hacer, será correcta si amamos. Cuando hay amor, la acción es siempre correcta, en todas las circunstancias. Y cuando existe esa calidad del amor, hay compasión. La compasión implica pasión por todo".

Krishnamurti.
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Si tuviera que elegir una lección que yo hubiera aprendido en esta vida, para legársela a mis nietos (caso de que los tuviera) al final de la misma, sería la siguiente: nada de lo que tú hagas como individuo podrá igualar nunca la perfección del Universo y sus leyes.

Creo, a día de hoy, que somos todos muy, muy soberbios e ignorantes, en realidad... Somos tan ignorantes y tan soberbios que pensamos que somos únicos, que tenemos en nuestras manos las riendas de todo cuanto sucede en nuestra vida: que somos los amos de lo Absoluto.

Pero a las personalidades humanas (a lo que parecemos ser en cada una de nuestras múltiples y variadas encarnaciones) tampoco hay que darles tanta importancia, creo yo... Pues, ¿no nacen todas las primaveras en nuestros jardines magníficas rosas sin nombre, sin personalidad y sin individualidad, que florecen en todo su esplendor durante un tiempo, regalándonos su aroma y el magnífico regalo de su belleza, y luego se marchitan y mueren sin queja alguna? Así veo y siento yo ahora la importancia de nuestra personalidad en esta vida: una magnífica flor, regalo del Todopoderoso sin Nombre, que algún día se marchitará y morirá.

No somos tan importantes realmente... Yo he vuelto a nacer el pasado 23 de abril de 2012, y por eso hablo así, y sé el significado que tiene todo lo que me ha pasado en estos días inciertos... Como ejerzo dentro de la densidad "plutoniana", suelo llevar mis experiencias vitales hasta las últimas consecuencias; aprendo con el dolor y con las transformaciones más radicales, tengo una fuerza descomunal concentrada en una masa muy pequeña, de la que ni siquiera yo misma soy del todo consciente; y me caigo y me levanto constantemente, aparentemente sin sufrir ningún daño a pesar de los golpes más duros... Algunos no lo entienden, y no les culpo. Pero os aseguro que sé lo que me digo con respecto a la muerte y a la vida.

Si yo fuera una gran maestra, de ésas que salen en las películas de artes marciales, por ejemplo.., si yo tuviera la voz de Krishnamurti, el poder de Osho o el carisma del Dalai Lama, creo que sólo repetiría hasta la extenuación una sola cosa como enseñanza: amaros los unos a los otros aquí, ahora, con todo vuestro corazón... Francamente, intensamente, entregadamente. Os doy mi palabra de ave fénix de que todo lo demás, tras la muerte, carece de importancia :-)

... Hay personas que, como los lamas autoconscientes, saben por sus avanzadas prácticas espirituales que han vuelto varias veces de la muerte, e incluso conocen algunas de sus más destacadas encarnaciones... Hay otras personas que, sin llegar al alcanzar el nivel espiritual de los lamas, también lo hemos conseguido, y que sabemos, con la certeza con la que se conoce el nombre de tu madre o la voz de tu hijo, que cada existencia no es más que una especie de drama y de comedia muy bien hilvanado: una inmensa obra de teatro que se retroalimenta hasta el infinito, y aún más allá... ¡Realmente, no deberíamos darle tanta importancia!

... Pero se la damos... Y esa importancia es, en muchas ocasiones, el simple producto de nuestra ignorancia. Porque la gran mayoría de las personas vivas en este momento sobre la Tierra no ha experimentado nunca lo que significa darse cuenta, de forma consciente y real, de que siempre han estado vivos, de que han existido bajo múltiples formas y en múltiples vidas... La suma de todas las frustraciones, dolores y traumas personales experimentados durante todas esas existencias, si no han sido depurados o trasncendidos ya, sigue acompañándoles desde la ignorancia de sí mismos, manipulando y controlando de forma muy efectiva sus reacciones, sus creencias, e incluso sus enfermedades presentes, pasadas y futuras. A eso le llamamos "karma". Pero también, ¡también!, tienen un poderoso influjo sus afectos, su amor y sus buenas experiencias pasadas, que les acompañan sin ellos saberlo, originando de vez en cuando "sincronías", fenómenos de extraña "buena suerte", o beneficios adicionales e inesperados en sus vidas. A eso llamamos consecuencias del "dharma", el trabajo bien hecho. ¡Es un engranaje perfecto!

... No estoy aquí para convenceros de que vengáis a mi consulta para haceros una regresión conmigo... ¡No! No estoy aquí para hablar de dinero. Es cierto que cobro, porque consumo oxígeno, agua, recursos, alimentos, y tengo que vivir en algún sitio, y tengo que vestirme, como todo el mundo. Pero no es mi propósito principal, aquí, ahora, el convenceros de nada, y muchísimo menos el atraeros hacia mí para sacaros las "perras".

Digamos que he firmado un contrato en el que me comprometo a cumplir una específica misión.

Lo que intento transmitir es que estamos mirando muchas veces hacia afuera, pensando en las manipulaciones de los políticos, en las cadenas del sistema económico, de las sociedades humanas, de la Historia, de las religiones, de las costumbres de toda la vida, etc.., pero pocas veces se nos ocurre mirar hacia dentro: hacia nuestras propias manipulaciones internas, cadenas, condicionamientos, perversiones, dolores del alma, mentiras... Toda esa oscuridad que nos da tanto, tanto miedo afrontar, y que por eso mismo no tenemos ningún reparo en lanzar, como haría un hondero balear (gracias, Dióscuros, por enseñarme :-), contra nuestros propios semejantes. ¡Sin duda alguna, pensando que de esta forma tan burda y tan insensata, nos libramos de ella!

Como dijo el Cristo: "si tu mano te hace pecar, córtatela: más te vale entrar en la Otra Vida manco, que ir con las dos manos al Infierno, donde el fuego nunca se apaga. Si tu pie te hace pecar, córtatelo: más te vale entrar en la Otra Vida cojo, que ser arrojado con los dos pies al Infierno. Y si tu ojo te hace pecar, sácatelo: más te vale entrar tuerto en el reino de Dios, que ser arrojado con los dos ojos al Infierno, donde su gusano no muere, y el fuego no se apaga".

... Mejor cortar, eliminar en ti, trascender, que achacar a tu hermano aquellos mismos vicios que en ti mismo no quieres reconocer. ¡Palabra de Hades! No se libra uno de su oscuridad blandiendo la oscuridad contra nuestros semejantes...

He venido aquí a daros testimonio de la vida y de la muerte, no a buscar clientes... He venido aquí a certificaros que no hay poder como el amor, capaz de traspasar las fronteras de la muerte, y de mover montañas. He venido aquí a daros las gracias a todos, sin excepción, por estar ahí en las horas altas y en las bajas, por apoyarme, por escucharme, por comprenderme.., incluso a aquellos que me enseñaron, con golpes muy duros por cierto, a aprender a reconocer en mi enemigo el rostro de mi hermano.

... Y si tu ovario te hace atentar contra ti misma, córtatelo.

¡Saludos!

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