lunes, 26 de diciembre de 2011
El arte marcial del bambú
... Me lesioné forzándome a cumplir con las expectativas que los demás tenían acerca de mi.
... Confundí el valor con la razón; el sacrificio con la justicia; el servicio con el abuso; la fuerza con la soberbia.
... Y por eso me lesioné, y aún sigo lesionada. Tengo para algún tiempo: supongo que todo el que precise para entender que no todo es dar, que también se trata de recibir. Que uno no puede agotar su energía hasta el límite de su vitalidad por nada ni por nadie. Que nuestra primera obligación es curarnos, sanarnos y cuidarnos a nosotros mismos, y luego ya, "si eso", hacerlo con el resto. Y que nadie realmente puede obligarnos a hacer nada que nosotros no queramos hacer.
Como ya puedo sentarme bien a la mesa largo rato, publico yo misma. Éste es un artículo sobre el Yug-Do, el arte marcial chino de la vara de bambú. Fue publicado en la revista Universo Holístico y lo firma Antonio Iborra, del cual pongo la referencia más abajo, al final del artículo, que es quien ha creado esta disciplina marcial... ¡Espero que os guste tanto, tanto como a mi!
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"Pasos silenciosos, oscuridad total. apenas se escucha el desplazamiento de catorce guerreros... Alrededor, el rugido del río marca un telón de fondo, salpicado por el chirriar de insectos desconocidos, aves nocturnas, movimientos erráticos... Estamos en plena selva amazónica y nos dirigimos a un pequeño claro, junto a un remanso para sentarnos y esperar el amanecer. Noto el temor del grupo, pero también su confianza, me siguen con la esperanza de que yo conozca el camino. No es el caso...
Yug-Do es más que una práctica, es una aventura, un viaje de vida de lo conocido a lo desconocido. Nos gusta probarnos a nosotros mismos, practicar en lugares insólitos, enfrentarnos al reto de la adaptación. Por eso lo hacemos en grupo.
Nuestra escuela de Yug-Do es un movimiento vivo: buscamos despertar la espiritualidad en el camino del Arte Marcial. Retomar una senda que va más allá de los gimnasios, los pabellones deportivos y las salas de competiciones; buscamos vivir la vida intensamente.
En febrero nos vamos al desierto de Baja California... Pero cada mes nos encontramos todas las escuelas y grupos en un viaje on-line, en el ciber-espacio, para compartir experiencias de viajeros múltiples, relatos de vida y sueños realizados o por vivir. Anhelos de vida buscando más vida, más belleza, más bondad, más verdad.
Para nosotros, el Yug-Do es más que una disciplina: es una pasión, un hobby, una oportunidad de sentirnos coherentes con nosotros mismos.
Yug-Do es un arte marcial que se realiza con un bambú, símbolo de la flexibilidad y de la fortaleza, de los opuestos entrelazados y danzarines. ¿Contra qué o quién luchamos? Nuestro enemigo es simplemente la ignorancia sobre nosotros mismos, aquello que decidimos no ver, nuestros puntos ciegos. Nuestro Dojo (lugar donde se practica) es el mundo, la casa, la familia, el trabajo.., pero también espacios compartidos en los que nos responsabilizamos y comprometemos en grupo.
El Yug-Do en el Dojo empieza a las cinco y media de la mañana, acompañado de las notas del Yidaki o Didgeridoo. Luego viene la apertura, la postura, el movimiento fundamental, los 22 movimientos de la serie básica, y le siguen técnicas de combate, Katas, randori. Después de la ducha fría, viene el trabajo de la parte interna que realizamos a través de Qi-Gong, Hatha Yoga, Asanas, Mudras, Pranayamas y Bhandas. Y terminamos con meditación y oración.
El Guerrero Solar sigue el Tao, el Do, que no es más que la vida misma vivida con valor y con honor.
Seguir el Do o el Tao en arte marcial no implica la realización de alguna serie de ejercicios o prácticas determinadas, más bien es vivir con un código, un reglamento no escrito que permite al aspirante conectar con el espíritu del guerrero.
En este caso no es otro que el Yug: la experiencia de la Unidad.
La Unidad es nuestro origen y nuestro fin. Mediante la consciencia reconocemos que todo, absolutamente todo lo que podemos observar y sentir, está vinculado cuando entramos en la experiencia profunda de nosotros mismos y nos sentimos cerca de todos los seres y de todas las cosas, siendo capaces de aceptar la diferencia y, aún más, de disfrutar de ella.
Yug-Do es una aventura de la consciencia: sensorial, emocional, mental, espiritual, para eventualmente alcanzar la experiencia del Ser, más allá del espacio y del tiempo.
Toda la teoría del Yug-Do emerge de su práctica, del tacto suave del bambú, de sus movimientos rítmicos. Inmersos en lo que hacemos, abandonados al "no movimiento", es donde vamos comprendiendo lo que está más allá de las palabras, el entretejido entro lo uno y lo múltiple".
Antonio Iborra: a los 15 años se fue a la India en busca del sentido de la vida. Ha profundizado durante años en el Yoga y las Artes Marciales. Se dedica profesionalmente a terapias naturales como la Quiropraxia, la Osteopatía, la Naturopatía, la Acupuntura, la Reflexología, las Esencias Florales y la Kinesionlogía. Ha creado el Yug-Do y las esencias florales de AIM, y su página web es www.yug-do.com.
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