martes, 14 de febrero de 2012
Romance de Ciego
"Ya cabalga Luis Candelas,
Ya cabalga entre jarales...
Ya va camino del puerto
A cambiar oro por sangre.
De su hombro, cuelga un trabuco.
De su cinto, dos puñales.
Sus músculos son de acero.
Sus ojos, dos pedernales.
Y en su seno mora un tigre
Bravo y cruel, fiero y ágil.
Siete bravos que le siguen
No se atreven ni a mirarle.
Luis Candelas, Luis Candelas,
Vuélvete hacia tus secuaces.
¿Quién es aqueste mancebo
Que entre ellos vino a mezclarse?
Es su frente luminosa
Como el alba en los trigales;
Blanco, más que la azucena
El lino de su ropaje,
Y es su sonrisa más pura
Que la de un niño en pañales.
"Mozo, ¿quién eres, qué buscas?
No es bien que nos acompañes
Que sobre los blancos lienzos
Chilla la sangre".
"Soy tu esclavo, soy tu dueño,
Soy tu amigo inseparable.
Voy contigo de aventuras.
Cuando tu brazo levantes
Yo puedo hacer vacilar
El impulso de tu sangre.
Cuando el fuego de la ira
En tu alma ruge y arde
Basta una lágrima mía
Para que ceda y se apague.
El tigre que mora en ti
Yo sé cómo domeñarle,
Que con mirarle a los ojos
Humilde los pies me lame,
Y manso, cuando tú duermes,
junto a mí viene a sentarse".
Luis Candelas, que esto oyó,
Pásmase.
Su boca cubre la espuma,
Sus ojos tiñó la sangre.
Temblando, cogió un puñal,
Y con rugido salvaje
Sobre el impávido mozo
Lánzase.
Brazo en alto, Luis Candelas
Vacila. Su brazo abate.
Arroja el puñal al suelo,
Baja la cabeza, y váse.
... En los ojos del mancebo
vio los ojos de su madre".
"Romance de Ciego", Julio Arceval.
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