Lo normal, los parámetros de la realidad material, no funcionan en el mundo de los sueños... Es como una puerta a lo desconocido, donde la entrada al laberinto se vislumbra, pero no se ve la salida.
Desde la Antigüedad, los sueños han sido considerados una forma de contacto con el ámbito divino, y también una forma de acceder, supuestamente, a las posibilidades que nos ofrece el futuro. Personajes insólitos, universos increíbles, visiones infernales o angelicales pueblan cada noche nuestros sueños, y nos seducen con la fuerza de lo arcano...
¿Quién no se ha sentido alguna vez profundamente confuso en relación a un asunto, y entonces ha dicho "voy a consultarlo con la almohada"?
Sorprendentemente, muchas veces somos capaces, a través de nuestros sueños, de encontrar la respuesta a preguntas, o la solución a problemas que nos atormentan.
Soñar es una puerta a nuestra mente. A algunas personas les resulta más difícil (por su forma de ser, por su forma de pensar, por su naturaleza) acceder a los contenidos que yacen en su subconsciente, pero que están ahí. Hay gente que necesita dormir muchas horas para "organizar" bien todo ese trastero inmenso que llamamos subconsciente. Me encuentro entre ellas.
No importa que lo que soñamos lo recordemos o no... Cuando nos levantamos frescos, con la sensación de haber alcanzado el conocimiento sobre un aspecto u otro de la vida, la primera impresión es la que realmente importa.
Un ejemplo muy claro lo he experimentado esta misma mañana: anoche me cabreé bastante y estuve en un tris, como se dice, de organizar una buena bronca. Cuando me preguntaban qué me pasaba, francamente no sabía explicarlo. Sin embargo, soy consciente de que he estado soñando, y al despertar, lo primero que he hecho ha sido contarlo: me he ido a la persona con la que casi la monto, y he reconocido: "Ahora sé que es lo que pasaba anoche". Y efectivamente, así era.
He notado que, cuanto más profundo duermo, mejor estoy de ánimo y físicamente, como es lógico. Pero a la vez percibo algo más: estoy más creativa, más intuitiva, y sobre todo, soy mucho más capaz de acceder a todos esos asuntos subconscientes que, en mi caso (y seguramente en el de muchos de vosotros) permanecen ahí, escondidos, esperando, tras capas y capas de contenido consciente. Soñar para vivir. Vivir para soñar.
Dormir todo lo que podáis: dormid mucho y bien. Hará milagros con vuestra psique y con vuestra vida. Los que estéis de vacaciones, aprovechadlas. Los que no, dejaros espacio para vosotros mismos. Ningún trabajo, ocupación u obligación vale más que vuestro propio crecimiento personal. Vuestro contacto con lo que sois realmente, con lo que siempre fuisteis y siempre quisisteis ser.
Como en la foto, ocupad tiempo en observar el tesoro de vuestro espíritu. El tesoro de vuestro propio, enorme y palpitante corazón.
Andrómeda72.
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