lunes, 13 de septiembre de 2010
La avellana y Atenea
"Veo un edificio gigantesco que llega hasta el cielo, con el letrero XII sobre el dintel. Penetro y me encuentro, detrás de una mesa enorme que casi no llega a ella, a un individuo diminuto, con una enorme calva, larguísima barba blanca que llega hasta el suelo, lentes, ojos pequeñajos y vivos, y ropas raídas. Le digo que vengo a consultar los registros akhásicos, y me saca un libro con mi nombre y mi fecha de nacimiento, pero lo veo en blanco.
Levanto la vista para preguntarle, cuando de repente me veo en mitad de un bosque de robles. Veo que una lechuza blanca está posada en uno de ellos, y al verme sale volando y se me posa en el hombro derecho. Voy igualita que Atenea en esas representaciones clásicas.
Miro mejor, y veo a unos hombres, como unas legiones romanas, que están en un claro del bosque, peleando entre sí. Yo paso del tema, avanzo por entre ellos, y noto que, según voy caminando, ellos se van calmando, dejan las armas y acaba la batalla. El caso es que los vuelvo a mirar, y todos ahora me parecen como Caballeros del Zodíaco (ya sabéis que soy fan de esta serie anime japonesa). Uno se adelanta, un tipo más joven que yo, y al principio me parece que es Milo, el Caballero de , pero no lo tengo tan claro, no estoy segura, su cara me es familiar pero está nebulosa. Es un Santo Dorado, y su armadura brilla como el . Se me pone de rodillas delante, y a mi eso me molesta; quiero que se alce porque me parece ridículo y fuera de lugar, pero él me dice que le deje, que él quiere servirme y que ha venido a este mundo para eso. Entonces yo le digo que bueno, y le pongo mi mano izquierda en el hombro, y él se queda así, como si me estuviera rindiendo honores o no sé qué.
De repente, aparezco en mitad del bosque otra vez, pero al lado de una fuente de piedra. Miro a mi alrededor y veo a mogollón de gente, unos lisiados, otros llenos de pústulas, otros con la piel en los huesos, otros ancianos.., más o menos, todos parecen enfermos. Entonces cojo como un cacillo y voy dándoles agua, ellos se ponen en fila y yo voy repartiéndoles agua a diestro y siniestro, como si fuera la aguadora oficial del reino XDDD
Sin más ni más, de repente aparezco en una oficina. Es como una editorial; lo sé porque veo que se dedican a cosas relacionadas con la ingeniería, o con la geografía, o con la prehistoria.., en definitiva, a la divulgación de asuntos más o menos científicos, los viajes, etc, etc. Es super raro, porque veo que ahí estoy yo dándole órdenes a la gente, diciendo cómo se tienen que hacer los proyectos de difusión editorial, y algunos yo misma soy las que les doy forma. Veo de lejos a Fausto, un cliente de mi empresa con el que estuve trabajando el jueves pasado aquí, organizando un vídeo. Hablo con él algo, pero no sé qué.
Pues nada.., vuelvo a aparecer en la sala de los registros akhásicos y le digo al calvo: "¿Y qué pasa con mi vida sentimental?" Entonces el tío va y me da una semilla de avellano, y me dice que la plante, que la ha sacado del interior de un salmón o algo así, que es mi plantación, y que espere tres lunas, y que entonces obtendré mi respuesta".
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