Sin meterme en demasiados pormenores, lo que sucede es que el pasado día 11 de marzo, me comunicaron en mi empresa que me despedían.., cosa que por cierto, ya venía esperando desde hacía largo tiempo.
Esto, que dicho así puede sonar más o menos catastrófico, no es un drama desde ningún punto de vista. Largo, laaargo tiempo llevaba mi alma pugnando por abandonar un lugar que ya no le correspondía, y al fin ha sucedido.
Todo lo que tengo que hacer a partir de ahora es nuevo para mí. Estaba cansada, haaarta de una situación que debía cambiar, y ahora.., la verdad es que ahora me encuentro francamente muchísimo mejor :-D
Me fui de vacaciones a esquiar una semana (la empresa me obligaba), y esta semana he estado llevando a cabo todo tipo de trámites legales y papeleos por el estilo. Nuevamente estoy luchando con alegría por todo aquello en lo que creí alguna vez. Atrás queda el aburrimiento, la decepción y, peor aún, el alejamiento de mi sagrado proyecto vital. No culpo a nadie de cómo se ha ido desarrollando este proceso, pero ahora tengo que poner los medios para evolucionar en la dirección que más me convenga en este sentido.
En un periodo cómo el que estamos viviendo de crisis económica profunda, donde mucha, muchísima gente está en la misma circustancia que yo, donde familias enteras las están "pasando canutas", y donde caemos una y otra vez bajo las redes del desamparo y de la ignorancia de unos políticos corruptos quizá, y unos banqueros quizá delincuentes, quiero deciros que no flaqueéis; que no perdáis la esperanza; que la vida está en vuestras manos a pesar de lo que todos os quieran decir; y que no decaigáis en la lucha constante por perseguir vuestros sueños.
Buenos días.., ¡y buena suerte! :-D
-------------------------------------------------------------------------------------------------
Este cuentecillo corto es cortesía de mi buena amiga Leire, que me lo pasó ayer al correo.
"Había un hombre llamado Juan. Un día me dijo que cargaba consigo y mantenía en secreto una pesada carga, por un error que había cometido cuando tenía 21 años. A nadie nunca se lo había compartido, pero sus amigos más cercanos sabían que se había arrepentido. Aún así, él llevaba el gran peso de la falta de perdón a sí mismo. Su carga era pesada y vivía su falta, aunque en muchas ocasiones se había enfrentado con las enseñanzas bíblicas sobre el perdón, el arrepentimiento y la libertad que eso nos trae. Él lo sabía, pero esa verdad no le era suficiente.
Una mujer anciana que él conocía compartía con los feligreses en su iglesia sobre algunas visiones donde Dios le hablaba directamente a ella. Algunos escépticos de sus declaraciones le solicitaron pruebas: pruebas para desacreditarla, para quitarle la razón, e incluso para hacerle caer en el ridículo; entre ellos estaba Juan, que le pidió lo siguiente: - La próxima vez que usted le hable a Dios, podría preguntarle, cuál fue el error que yo cometí hace años...
- La anciana le dijo que con gusto lo haría.
Pasados los días, la anciana se encontró con Juan, y éste le preguntó:
- ¿La visitó Dios estos días pasados?
Ella le dijo que sí.
- ¿Y usted le preguntó qué error había cometido yo? - Sí- le dijo ella. - ¿Y qué le contestó Dios?
Ella le respondió:
- Me dijo que no lo recordaba".
1 comentario:
Como te he echado menos!
Te deseo muuucha suerte,y la verdad es que no dudo que la tendrás :)
Como bien dicen, "se cierra una puerta, pero siempre se abre otra", en fin, GRACIAS por haber vuelto!!
Besito
Hahaia
Publicar un comentario