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lunes, 7 de junio de 2010

Piedra de Luna: el espejo de la Diosa

Casi exactita a la de la fotografía es la mía, mi piedra de luna o adularia que hoy, por ser lunes día de la Luna, y porque me lo han recomendado, llevo al cuello.

Me la vendió barata un día un hindú en Chipiona.., un precioso enclave de la costa gaditana del que ya tengo muchísimo "mono". Todavía recuerdo con amor esas tiendecillas costeras llenas de abalorios de concha y de nácar. Adoro todo lo que viene del mar.

La adularia no viene del mar, pero su brillo nacarado me recuerda a las perlas muy probablemente... Me han dicho que la use durante un periodo largo de tiempo, a consecuencia del frágil y débil estado de mi Luna, en Capricornio.

Esta bella gema semipreciosa suele encontrarse en Sri Lanka, India, Birmania, Italia, España, Suiza, Estados Unidos y Madagascar. Es bastante fácil de conseguir, por cierto. Suele presentar una amplia gama de colores, pero todas cuentan con ese resplandor blancuzco o azulado que se denomina "adularescencia".

En la India, la piedra de luna está considerada como una piedra sagrada. Se pensaba que una vez cada 21 años, el Sol y la Luna mantenían un vínculo muy especial entre sí, y esto daba lugar a que el oleaje arrastrara estas piedras hacia la orilla del mar. Además, se la considera una piedra sagrada que otorga buena suerte, y es muy apreciada por los enamorados, quienes afirman que despierta la pasión y la ternura.

Por este motivo es muy común que el novio regale a la novia una piedra de estas características el día de la boda. Todavía hoy es un regalo muy valorado por los amantes.

En el pasado se la conocía también como "piedra del viajero", y era utilizada como amuleto protector por todos aquellos que tenían que realizar un viaje inseguro y no exento de peligros. La piedra de luna fue muy popular entre los romanos, los cuales creían que estaba compuesta de rayos de luz de luna.

Era y sigue siendo considerada como piedra sagrada en la cultura india, y se la incluía en la decoración de las puertas de los templos, en las que había esculpidas escenas eróticas que representaban la unidad del Ser Espiritual en la dualidad física: el sueño masculino y la emoción femenina, unidos en el mismo abrazo :-)

En algunos lugares, curiosamente, se la llama "piedra de la Diosa", porque dicen que protege contra la esterilidad y las dificultades del parto, haciendo que las mujeres disfruten de nacimientos felices. Por el mismo motivo se la recomienda para los desarreglos menstruales y los problemas endocrinos. Es útil para combatir el asma, la pérdida del cabello, las alergias, los dolores de cabeza y los procesos febriles. Cura las impurezas de la piel .

A nivel mental-espiritual, la piedra de luna es un cristal balsámico por naturaleza. Por eso calma nuestros nervios, serena el espíritu, evita que nos dejemos arrastrar violentamente por cualquier suceso, y propicia que seamos capaces de adaptarnos relajadamente a la nueva situación. Así, las emociones se convierten en algo armonioso y no nos arrastran a estados de ánimo negativos como la tristeza, la depresión o la ira.

La piedra de luna, también, puede ayudarnos a recordar nuestros sueños y a reestablecer la armonía de cualquier situación y emoción descontrolada. En personas reprimidas, que son incapaces de expresar lo que llevan dentro, abre un canal de comunicación para que todos estos contenidos salgan a la luz. Es, además, ideal si se combina con alguna piedra o algo de color azul (como el lapislázuli), porque potenciará sus capacidades.

Su evolución es muy poderosa, y ayuda a quienes desean un crecimiento esencial y una interrelación plena entre cuerpo y alma. Tal vez es la única piedra capaz de captar los estados de ánimo de las personas y las energías que impregnan un ambiente determinado, y manifestarlo cambiando ligeramente de matices. Si la energía que desprende la persona es negativa, la piedra de la luna pierde su brillo intenso y su luminosidad, y se oscurece hasta adoptar unas tonalidades más grises o pardas. De esta manera detecta nuestra energía, nuestra luz interior, nuestra luminosidad como personas.

Cuanto mayor es el resplandor azulado o violeta de la adularia, mayor es la energía positiva que desprende la persona con la que está en contacto. Lo mismo sucede con los ambientes.

Para aquellas personas que realizan viajes astrales, este cristal es muy útil para no desconectarse definitivamente de su cuerpo.

A la misma familia de la Adularia pertenecen otros dos bellos representantes que, por sus propiedades, adoro tener en mucha consideración: la Labradorita, y la Amazonita. El único "pero", si es que hay alguno, al uso de esta piedra, es que las mujeres no deben llevarla puesta en el plenilunio ni durante el periodo menstrual, porque puede exacerbar la emotividad. En el caso de los hombres, puede hacerles ser capaces de abrir sus emociones y de aceptar y sanar el aspecto femenino de su naturaleza.

¡Saluditos! ;-)

1 comentario:

Ángel Aranda dijo...

Hola Andrómeda, me gusta mucho tu blog, he entrado en el buscando otras cosas y me ha enganchado.
Espero no te lo tomes a mal pero la imagen que ilustra la piedra luna, no lo es, es una labradorita blanca y no tiene nada que ver con adularia(piedra luna), incluso las indicaciones a nivel energético no tienen nada que ver, la piedra luna es sensibilidad, feminidad, sutileza, ductibilidad y la labradorita , tanto la blanca como la clásica, nos liberan del pasado a través de la comprensión liberándonos de la rabia sin necesidad de solicitar u otorgar el perdón, es una piedra de libertad.
Repito mi satisfacción por encontrar a otr@ enamorad@ de las piedras.