"Y en el principio era el Verbo".., me gusta ser ordenada (a veces), y para hablar de astrología, primero hemos de remitirnos a las estrellas. Y las estrellas, desde tiempo inmemorial, fueron organizadas por el hombre en constelaciones. Constelaciones reales, visibles en el cielo, formando figuras míticas, que dieron paso, con el correr de los siglos, a las abstracciones que son los Signos del Zodíaco.
El principio es la creación: lleva en sí la esencia de todas las posibilidades. El libre albedrío en su máxima gloria. Amo el principio. Siempre lo amaré. Tiendo a él como tiende el dondiego de noche a la luz de las estrellas.
Y al principio se encuentra Aries, el signo del Carnero.
Aquí os dejo una imagen de uno de mis animes favoritos: Saint Seiya. En España, "Los Caballeros del Zodíaco". Me impactó este anime mucho antes de que yo supiera ni tan siquiera lo que era una carta astral. El personaje es Mu, probablemente mi favorito de toda la serie. Encarna al Santo de Oro protector de la Primera Casa zodiacal, la Casa de Aries.
Pero volvamos al principio, a la constelación de Aries... Situada en la eclíptica, entre Piscis y Tauro, su símbolo es el del Carnero. Su estrella principal, alfa de Aries, es Hammal, una gigante anaranjada rodeada de un bellísimo grupo de estrellas. El signo y la constelación en el cielo real hacen referencia al Vellocino de Oro, alado y dotado con el don de la palabra (interesante esta asociación de las alas con Aries, que conoce y utiliza realmente poca gente ;-). Ese carnero será en la mitología griega consagrado a Ares, dios de la guerra, el Marte de los romanos.., y por eso el planeta Marte rige el signo de Aries.
Pero dejemos que sea el propio Carnero el que hable:
"En el principio, era yo sólo. Como una gema que no se detiene a pensar en su propio brillo arcano... Mi luz, serena, brillaba siempre en medio de la oscuridad. Era como un cometa vagando, azul, en el espacio eterno. No hay miedo, no hay duda. La fuerza primigenia de los volcanes, el elixir de todas las primaveras que las doncellas buscan, sin saberlo apenas, en los suspiros que hinchan sus leves senos de azúcar... Yo y sólo yo, y mi puño henchido del poder de los dioses.
Inocente, temerario como el niño salvaje, ése que recorre los misteriosos bosques norteños sin mirar jamás atrás. Adolescente eterno. Eterno como la primavera que ilumina mi constelación. Y no necesitaba ni voz. El silencio era mi manto, la noche estrellada, mi amante. Ésa que siempre sueño constantemente, que busco constantemente, que me duele constantemente, en mi eterna soledad de fuego, de saeta. La ideal, la deseada. La herida que no me atrevo a olvidar.
Puedo levantar Muros de Cristal ante ti, si me cuestionas. Nunca dejo de sonreír, soy tranquilo, seguro de mi. Pero si me cuestionas, tiembla. El único miedo que puede herirme, es el terror a perderme. ¡Yo soy! No acepto a la muerte, por eso ella me acompaña siempre, en todas mis batallas... Eterno solitario, la Extinción Estelar te alcanzará, todo tu cosmos desaparecerá ante mi cólera. Porque no puedo dejarte pasar por mi Casa, y ríos de sangre correrán, y no podré asegurar tu vida, si desobedeces. ¡Yo soy! Mira mis lágrimas: son insondables, porque nadie las ve. Y mi sangre de fuego reparará mil veces tu armadura. Porque yo soy Aries. ¡Detente y claudica!".
El principio es la creación: lleva en sí la esencia de todas las posibilidades. El libre albedrío en su máxima gloria. Amo el principio. Siempre lo amaré. Tiendo a él como tiende el dondiego de noche a la luz de las estrellas.
Y al principio se encuentra Aries, el signo del Carnero.
Aquí os dejo una imagen de uno de mis animes favoritos: Saint Seiya. En España, "Los Caballeros del Zodíaco". Me impactó este anime mucho antes de que yo supiera ni tan siquiera lo que era una carta astral. El personaje es Mu, probablemente mi favorito de toda la serie. Encarna al Santo de Oro protector de la Primera Casa zodiacal, la Casa de Aries.
Pero volvamos al principio, a la constelación de Aries... Situada en la eclíptica, entre Piscis y Tauro, su símbolo es el del Carnero. Su estrella principal, alfa de Aries, es Hammal, una gigante anaranjada rodeada de un bellísimo grupo de estrellas. El signo y la constelación en el cielo real hacen referencia al Vellocino de Oro, alado y dotado con el don de la palabra (interesante esta asociación de las alas con Aries, que conoce y utiliza realmente poca gente ;-). Ese carnero será en la mitología griega consagrado a Ares, dios de la guerra, el Marte de los romanos.., y por eso el planeta Marte rige el signo de Aries.
Pero dejemos que sea el propio Carnero el que hable:
"En el principio, era yo sólo. Como una gema que no se detiene a pensar en su propio brillo arcano... Mi luz, serena, brillaba siempre en medio de la oscuridad. Era como un cometa vagando, azul, en el espacio eterno. No hay miedo, no hay duda. La fuerza primigenia de los volcanes, el elixir de todas las primaveras que las doncellas buscan, sin saberlo apenas, en los suspiros que hinchan sus leves senos de azúcar... Yo y sólo yo, y mi puño henchido del poder de los dioses.
Inocente, temerario como el niño salvaje, ése que recorre los misteriosos bosques norteños sin mirar jamás atrás. Adolescente eterno. Eterno como la primavera que ilumina mi constelación. Y no necesitaba ni voz. El silencio era mi manto, la noche estrellada, mi amante. Ésa que siempre sueño constantemente, que busco constantemente, que me duele constantemente, en mi eterna soledad de fuego, de saeta. La ideal, la deseada. La herida que no me atrevo a olvidar.
Puedo levantar Muros de Cristal ante ti, si me cuestionas. Nunca dejo de sonreír, soy tranquilo, seguro de mi. Pero si me cuestionas, tiembla. El único miedo que puede herirme, es el terror a perderme. ¡Yo soy! No acepto a la muerte, por eso ella me acompaña siempre, en todas mis batallas... Eterno solitario, la Extinción Estelar te alcanzará, todo tu cosmos desaparecerá ante mi cólera. Porque no puedo dejarte pasar por mi Casa, y ríos de sangre correrán, y no podré asegurar tu vida, si desobedeces. ¡Yo soy! Mira mis lágrimas: son insondables, porque nadie las ve. Y mi sangre de fuego reparará mil veces tu armadura. Porque yo soy Aries. ¡Detente y claudica!".
8 comentarios:
Saludos desde las estrellas.
Bien escrito Andrómeda, conoces bien al signo y es así que ningún detalle se te escapa. Me gusta mucho leerte, gran talanto y maravilloso el arte que tienes y que con el amor que llevas en tu corazón, sabes bien crear a través de las palabras.
Gracias siempre por darnos tu talento.
Ummmm.., ya se te echaba de menos, Corsario ;-). Weno, ya sabes: se hace lo que se puede. Siempre se hace lo que se puede.
¡Besotes, wapo!
Por cierto, mi querido Harlock: ese bicho de ahí que has puesto en la entrada del que será tu blog, será un Ave Fénix (qué apropiado, amigo), pero es muy parecido al otro bicho ése del que ya te hablé que vi en una de mis raras "meditaciones", jajaja, no sé si trascendentales o no.
Oh, y por cierto que me gustaría saber qué te impulsó a colocar ahí esa foto. Plutonianos andamos, ¡por Dios que sí!
¡Muaaaaaks!
Buenas buenas....
Un gusto saludarte de nuevo Andrómeda. Siempre me das la bienvenida con una cálida y amorosa brisa rosa.
Y cómo se me ocurrió lo del pájaro en fuego?. Pues se me vino de repente al querer utilizar alguna imagen, me apeteció buscar un ave en fuego y como me gustó esa foto, pues la subí!.
No dejaré de decirlo..., me fascina leerte y pasar siempre por aquí.
Besos mi vida, besos.
Corsario:
El Ave Fénix muere y renace siempre de sus cenizas. Mil vidas, mil almas, mil apariencias... Dolor y amor se complementan. Todo el que tema mirar a los ojos del Fénix, no aprenderá más que a captar la esencia de la realidad.
Porque sólo descendiendo hasta las profundidades mismas de la oscuridad hemos comprendido sobre la experiencia de la vida.
Y lo que nos queda, senpai... Lo que nos queda.
Hola Andrómeda muy interesante tu blog, felicidades seguiré leyendo.
Un beso Isthar == valois
Gracias, hermosa.., gracias por tu comentario. Ah, por cierto, se me ha ocurrido que podrías aportar algo sobre el tarot Symbolon, del que ya hemos estado hablando en otras ocasiones. Con tu experiencia sobre él, o cómo lo ves. Siempre es un placer leerte, y prometo que mañana incluyo también tu blog en mis recomendados. ¡Ah! y de feo nada, que ya te he leído ;-) No he podido contestarte, trabajando toda la tarde.., algo más que intensamente, jajaja.
¡Besotes!
Incluyo tu blog, Isthar, abajo, en mis enlaces recomendados ;-)
Oh.., me has hecho recordar ese poema, Ocaso, de José Asunción Silva.., y me ha conmovido. Es precioso ese soneto, ¿verdad?
Un saludito, wapa.
Publicar un comentario