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martes, 3 de marzo de 2015

El Demonio y el Ermitaño: el Poder y el Control.

Tengo que reconocer que he visto muchas cosas en la vida... Algunas, mi ego poderoso las calificaría de "tonterías" en estado normal. Pero como yo no me puedo permitir el estado normal (tengo que tener en cuenta, precisamente, todo lo que he visto y he aprendido), no me queda otra que tomar la vía de la Conciencia y reconocer que todos los caminos no sólo son viables, válidos y respetables, sino que además es cierto que todos conducen a Roma.

El otro día, haciendo una tirada de Tarot a una clienta, ella me preguntó (a una carta) sobre cómo podría definirse su relación con determinado señor... Pues le salió El Diablo: y la pobre muchacha puso cara de pánico. Me dijo, literalmente, que era la última carta que ella esperaba que podía salir. Y es que es cierto que estamos muy, muy condicionados por determinadas ideas fijas acerca de muchas cosas que se nos ha enseñado. Desde luego, eso de preguntar por una relación y que te salga el Diablo, no puede menos que dejar de "acongojarte"XDXDXD...

Para tranquilizarla, le dije que lo viera desde otro punto de vista: que se olvidara de todo lo que conlleva la moral judeo-cristiana (contra la cual, por cierto, no tengo nada en absoluto; más bien al contrario, y todos los que me conocen a fondo lo saben), y que lo viera como desde otro punto de vista. Le propuse un simbolismo que le encantó: le dije que la carta del Tarot del Diablo puede ser asimilada al Ave Fénix. Mi clienta, con cara de interrogante, me pregunto que en qué. Muy sencillo: el Diablo es el fuego abrasador de nuestra propia potencia interna, de nuestro propio poder como mónada diferenciada en apenas un punto de la Totalidad. Al igual que el Fénix, arde con una fuerza indescriptible, apenas inexplorada por las torpes conciencias de las que disponemos aquí y ahora, en la Tercera Dimensión, los seres humanos. Y al igual que el arquetipo del Fénix, viene para transformarte: para llevar a cabo, desde los cimientos de tu alma, una transformación completa, ineludible, poderosamente creativa (hay pocas cartas en el Tarot más creativas que el Diablo). El Diablo viene para tentarte y para destruir tu viejo Yo, de tal manera que emerja en ti algo nuevo, transformado, mucho más fuerte y evolucionado...

El Fénix también.

Sé que mi clienta se quedó más tranquila con la explicación, pero no del todo... Y es que el Diablo, que es el Demiurgo que reside en el interior de nosotros mismos, al igual que el Fénix, no es fácilmente asumible. La gente le tiene un miedo cerval a su propio Poder: si algo he aprendido en todos estos años de trabajo con el inconsciente, es que aquello a lo que más tememos reside dentro de nosotros mismos. Lo llaman la Sombra: pero no es oscura, únicamente lo es porque nos la negamos a nosotros mismos. Está compuesta de cosas que NOS PARECEN chungas: en realidad se compone de todo nuestro más alto potencial, y como le dije yo recientemente a otra clienta y amiga, aquello en lo que podrías convertirte, en todo tu esplendor, si llegaras en algún punto a dejarte ser tú.

El Ermitaño es otro arquetipo del Tarot que me encanta... Tiene muchos significados, pero entre ellos también reside uno no tan bueno, tan santo ni tan benéfico. Al igual que el Diablo no es la entidad maligna que todos nos imaginamos siempre, el Ermitaño no es el santo varón que se esconde tras un muro de pulcritud y firmeza... ¡Nada es en 3D lo que parece, ya lo decían los Vedas con el mito de Maya, la ilusión!

... Y lo digo porque hay muchos y muchas que niegan al Diablo en sí mismos (miedo a su propio potencial, a su propio poder) y enarbolan la bandera del Ermitaño como si de un inquisidor se tratase... Como si el Ermitaño no significase en positivo introspección y sabiduría, sino que fuera ese padre interno observante y terrible que siempre está con la vista puesta en alguno de sus hijos para reconvenirlo. El Ermitaño anula el poder del Demonio.., ¡o eso es lo que os creéis, incautos! He leído y visto y oído, como ya he dicho, muchas "tonterías" sobre la "ausencia de deseo", y lo voy a explicar.

Uno puede renegar de sus deseos si quiere: puede hacerse el loco, el tonto o el iletrado, y pasarse a la Vía del Ermitaño, de tal manera que convierta su vida en un acto de control puro y duro, con el fin de no asustarse demasiado cuando sus verdaderos y poderosos impulsos reprimidos salgan a la luz, el día menos pensado y, seguramente, en el momento más inoportuno... Pero eso no es control: el auténtico Control, es el reconocimiento, conocimiento, y posterior dominio del propio Poder que reside en el interior de nosotros mismos. Un ser solitario, un ser reprimido, un ser que quiere autopurificarse por medio de la negación de sus propios impulsos y poderes, no es un santo: es un hombre temeroso que no es dueño de sí.

En fin: el Tarot es una maravilla psicológica si uno está dispuesto a dejarse llevar por sus enseñanzas, a investigar un poco, a abrir su mente, y a poner de su parte para que la magia (la verdadera, la que reside en nuestras propias creencias y convicciones) se ponga en marcha en su vida.

Poder.., Control... Bueno.., Malo... ¿Quién es capaz de integrar hoy esta enseñanza dentro de sí?


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola, muy buenas. Me he topado con su web y este post ha captado mucho mi atención.
Personalmente, deseo trabajar y no tapar a mi inconsciente. No hace mucho soy consciente de muchos fantasmas, los cuales sé que solo encubren mi gran aspiración por lo que tanto me aterra.
Quisiera preguntarle, si además del trabajo personal con el tarot, me podría orientar hacia alguna herramienta, ya sea libro o lo que sea para poder trabajar con mi inconsciente. Para no negarlo, aceptarlo, y crecer con mi potencial oculto.
Le estaría muy agradecida ante cualquier sugerencia, ya que he tenido épocas muy oscuras, en la que mi propia oscuridad me hacía temer de mí misma.
Por si sirve de ayuda mi signo es escorpio. Nací el 25/10/1988
Mil gracias por sus útiles enseñanzas
Dora

Luz de Andrómeda dijo...

Si pudieras encontrar el libro de Jung "La Lucha con la Sombra", de 1946 creo que es la primera edición, me parece que te vendría de perlas.

Un saludo!