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miércoles, 19 de enero de 2011

La pérdida de la piel

Le regalé a mi madre por Reyes, pero me estoy leyendo yo por el momento, un libro del que ya me habían hablado (y recomendado) varias personas... Se trata del best seller "Mujeres que corren con los lobos", de Clarissa Pinkola Estés.

Tengo que recomendar a mi vez esta lectura, que considero muy interesante no sólo para mujeres, sino para todos aquellos hombres que tengan una conciencia amplia, un sentimiento elevado, un corazón valiente y un alma libre.

Para que os hagáis una idea, quiero transcribir de esta obra un pequeño resumen del apartado "La pérdida de la piel". Muchos me preguntan.., me siguen preguntando qué me pasa en los últimos tiempos. Los más allegados se preocupan.., bueno, yo soy un poco como la serpiente: necesito mudar la piel de vez en cuando.

... Como la serpiente.., y como el jaguar.., y como el águila...

Pero no sólo me está pasando a mi, sino a muchas, muchas mujeres que viven, sueñan, sienten, bailan y viven a mi alrededor.

... Y también a algunos.., a muchos hombres ;-)

Éste es el regalo de la Luna y del eclipse para mí.., y para todos vosotros, ahora, también.

¡Besos!

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"(...) El desarrollo parte de la inconsciencia, pasa por distintas formas de engaño y desde éste se llega al hallazgo del camino del poder y, sobre todo, de la profundidad. El tema de la fatídica captura que pone a prueba la conciencia y termina en un profundo conocimiento es constante en los cuentos de hadas protagonizados por mujeres.

(...)

La piel a la que se refiere el cuento no es tanto un objeto como la representación de un estado emocional y un estado del ser, uno que es cohesivo, espiritual y propio de la naturaleza salvaje femenina. Cuando una mujer se encuentra en este estado, se siente enteramente ella misma y englobada en su interior. No se siente fuera de él, preguntándose si obra bien, si se comporta bien, si piensa bien. Aunque a veces pierda el contacto con este estado de encontrarse "en su interior", el tiempo que previamente ha pasado allí la sostiene durante su actuación en el mundo. El periódico regreso al estado salvaje es el que repone las reservas psíquicas que necesita para sus proyectos, su familia, sus relaciones y su vida creativa en el mundo "de arriba".

Al final, cualquier mujer que permanezca demasiado tiempo alejada de su hogar espiritual, se cansa. Tal como debe ser. Entonces busca de nuevo su piel para recuperar el sentido del yo y del alma, y restaurar su perspicaz y oceánica sabiduría. Este gran ciclo de ir y volver, ir y volver, posee en el interior de la naturaleza instintiva femenina un carácter reflejo y es innato en todas las mujeres a lo largo de toda la vida, desde la infancia, la adolescencia y la edad adulta, pasando por el amor, la maternidad, el arte y la sabiduría, hasta llegar a la vejez y más allá de ésta. Estas fases no tienen por qué ser necesariamente cronológicas, pues muchas veces las mujeres de mediana edad son unas recién nacidas, las ancianas son unas amantes apasionadas, y las niñas pequeñas saben muchas cosas acerca de los encantamientos de las brujas.

(...)

Perdemos la piel del alma cuando nos dejamos arrastrar demasiado por el ego, cuando somos demasiado exigentes y perfeccionistas, cuando nos dejamos martirizar innecesariamente, nos dejamos arrastrar por la ciega ambición, nos sentimos insatisfechas (a causa de nuestro yo, de la familia, de la comunidad, de la cultura, del mundo) y no decimos ni hacemos nada al respecto, cuando fingimos ser una fuente inagotable para los demás, o cuando no hacemos todo lo que podemos para ayudarnos (...).

Todas las criaturas de la Tierra regresan a casa. Es curioso que hayamos creado santuarios de fauna salvaje para el ibis, el pelícano, el airón, el lobo, la grulla, el venado, el ratón, el alce y el oso, pero no para nosotros mismos en los lugares donde vivimos día tras día. Sabemos que la pérdida del hábitat es lo peor que le puede ocurrir a una criatura libre (...). Sabemos que, para que las criaturas puedan seguir viviendo, es necesario que éstas tengan de vez en cuando un hogar en el que se sientan libres y protegidas (...).

Observo en el ejercicio de mi profesión que en las mujeres de talento, el robo de la piel del alma puede producirse por medio de relaciones con personas que tampoco están en las pieles que les corresponden, y de otras relaciones decididamente peligrosas. Hace falta mucha fuerza de voluntad para superar esas relaciones, pero se puede hacer sobre todo si, como en el cuento, la mujer despierta a la voz que la llama a casa y le pide que regrese al yo esencial donde su sabiduría inmediata está entera y es accesible. A partir de ahí una mujer puede decidir con más perspicacia lo que tiene que hacer y lo que quiere hacer.


El grave robo de la piel del alma también se puede producir de una manera más sutil, por medio del robo de los recursos y el tiempo de una mujer. El mundo se siente solo y necesita el consuelo de las caderas y los pechos de las mujeres. Y lo pide con mil manos y millones de voces, nos hace señas, tira de nosotras y nos suplica nuestra atención (...). Pero, a no ser que se trate de una cuestión de vida o muerte, tómatelo con calma (...), deja de detenerte a cada paso para ayudar a los demás. Dedícate a la tarea de regresar a casa.

Sabemos que la piel se puede perder por culpa de un amor devastador y equivocado, pero también se puede perder con un amor profundo y acertado. El robo de la piel de nuestras almas no se debe exactamente a la adecuación o inadecuación de una persona, sino al coste que estas cosas tienen para nosotros. Es lo que nos cuesta en tiempo, energía, observación, atención, vigilancia, estímulo, instrucción, enseñanza, adiestramiento (...) La causa de la pérdida de la piel y del debilitamiento de nuestros más agudos instintos es el hecho de tener la cuenta al descubierto. La falta de nuevos depósitos de energía, conocimientos, reconocimiento, ideas y emoción es la causa de que una mujer se sienta morir psíquicamente (...).

Sabemos que las decisiones equivocadas se producen de distintas maneras. Una mujer se casa prematuramente.Otra se queda prematuramente embarazada. Otra se va con una pareja inadecuada. Otra entrega su corazón a cambio de "tener cosas". Otra se deja seducir por toda una serie de ilusiones, otra por promesas, otra por "demasiada bondad" y escasez de alma, otra por exceso de ligereza y falta de robustez (...). Hay cientos de maneras de perder la piel del alma.

Psicológicamente, estar sin pellejo induce a una mujer a hacer lo que cree que debe hacer, y no ya lo que sinceramente desea. La induce a seguir cualquier cosa o a cualquier persona que le parezca la más fuerte, tanto si le conviene como si no. Entonces salta mucho y mira poco. Se muestra graciosa en lugar de incisiva, rechaza y aplaza las cosas entre risas. Se abstiene de dar el siguiente paso, de hacer el necesario descanso y de permanecer allí abajo el tiempo suficiente como para que ocurra algo (...).

Si jamás nos han enseñado a regresar al hogar espiritual, repetimos hasta el infinito el robo y la errante búsqueda de la pauta perdida. Sin embargo, aunque nuestras decisiones erróneas hayan sido la causa de nuestro extravío, en un lugar demasiado alejado de aquello que necesitamos, no hay que perder la esperanza, pues el interior del alma contiene un indicador automático de ruta. Todas podemos encontrar el camino de regreso".

1 comentario:

Anónimo dijo...

me lo leere por que el tema esta muy bientratado y es fascinante................ no sin vivir la decepcion de verlo capturado en un genero sea cual sea,,, en este caso el femenino......

y conociendo lo que conozco de las mujeres,,,,,,,,,, una catapulta mas donde algunas incar el diente.......... al genero masculino.........

me sorprende mucho.............. pero sere yo que soy el raro.

apesar que mencione a algunos hombres........... en los cuales me incluyo..........

besitusssssss