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viernes, 7 de enero de 2011

La estevia: un endulzante natural II

¡Feliz Año 2011! Siento haber estado tantos días sin escribir en este espacio, pero entre un catarro monumental que me ha durado todas las Fiestas, y la algarabía y el andar de acá-para-allá típico de estas fechas, no ha habido forma. Como lo prometido es deuda, aquí reproduzco la segunda parte de la entrevista a Josep Pàmies en Discovery Salud. Número 133. Páginas 82 a 90, que había dejado pendiente...

Espero poder publicar la tercera parte, que es muy larga, esta misma semana.

¡Ustedes están servidos! Espero que los Reyes Astrólogos os hayan traído muchísimas cosas... :-)
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" –Sabemos que usted intentó que se investigara la estevia por el sistema sanitario…

–Hace unos años, después de que cientos de diabéticos me hubieran relatado que, gracias a la estevia que se llevaban de mi casa –y tomaban fresca o en infusiones– habían podido normalizar sus niveles de glucosa, fui tan iluso que me dirigí al Instituto de Investigación en la Atención Primaria (IDIAP) –dependiente de la Generalitat de Cataluña– para proponerles investigar sus propiedades en la diabetes. La respuesta de su directora fue: «¿De qué capital dispone usted para hacer la investigación? Porque el Instituto no vive de la caridad, sino de lo que pagan las empresas para que se investigue..».

Cuando le respondí si habían olvidado que la investigación pública es la única que puede asegurar salud y no beneficios para las empresas agro-farmacéuticas, se enfadó y se quitó del medio, no sin antes decirme que hiciera como Danone, que paga para que se investiguen los añadidos que pone a sus lácteos de diferentes extractos de plantas. Lo que se le «olvidó» decirme es que Danone, como otras empresas lácteas, tiene el privilegio legal de publicitar las propiedades medicinales de los extractos de plantas que añaden a sus productos, cuando la ley del etiquetaje prohíbe expresamente hacer lo mismo a cualquier agricultor o herbolario con sus plantas medicinales.

Otra experiencia lamentable fue la que viví con varias asociaciones de diabéticos. En cuanto compartí con ellos mis experiencias con la estevia, «desaparecieron».., no sin antes reconocerme que muchos de ellos la consumían. Alegaron que si hacían públicas desde sus asociaciones las propiedades de la estevia, los patrocinios y subvenciones de las farmacéuticas se acabarían, y no podrían financiar sus estructuras. Con lo que llegué a la conclusión de que sus representantes prefieren dinero con el que mantener viva la organización –aunque eso suponga someterse a los intereses farmacéuticos–, que buscar soluciones a sus asociados. Entendí así que, si las propias asociaciones de enfermos aceptan estar sujetas a esos intereses, ¿qué no iban a hacer nuestros «democráticos» y a la vez «débiles» gobiernos?

–El pasado mes de junio usted contó en su blog (http://joseppamies.wordpress.com/) cómo las autoridades sanitarias catalanas le prohibieron comercializar flores comestibles y la estevia, ateniéndose a las normas europeas que regulan al asunto (Reglamento (CE) 258/1997) ¿Qué opina de la situación?

–Después de que nos abrieran dos expedientes por vender y etiquetar con sus propiedades la estevia, el sistema sanitario catalán los dejó prescribir. El último en noviembre del 2007. Suponemos que por temor a la reacción pública, ya que eran varías millares las personas que la consumían y no les interesaba un escándalo. Pero en junio del 2010 nos comunicaron también que debíamos dejar de vender flores comestibles hasta que no demostremos su inocuidad, como exige el Reglamento (CE) 258/1997. Pero, hartos, decidimos ignorar el requerimiento y denunciar el acoso que sufrimos. ¡Denuncia a la que se sumaron numerosos restaurantes, que convocaron jornadas gastronómicas con flores comestibles! Conseguimos así que la Generalitat renunciara a su objetivo.

–¿Cómo se explica que la OMS autorizara la estevia como segura y beneficiosa para la salud humana, y a pesar de ello siga siendo ilegal en toda Europa su comercialización? ¿A que cree que se debe tan irracional planteamiento?

–Un comité científico conjunto de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) certificó como inocuo –es decir, como algo seguro– el consumo de estevia en el 2008. Y la registró bajo el nombre científico de Steviol Glucócido.

Bueno, pues a pesar de ello, en Europa –corazón de la bestia farmacéutica– no se ha autorizado aún. No olvidemos que tres de las más importantes multinacionales farmacéuticas europeas son fruto de la división forzada por el tribunal de Nuremberg de I G Farben, la farmacéutica con la que Adolf Hitler experimentó exterminando judíos muchos de los gases tóxicos que hoy se han reconvertido en los plaguicidas para la agricultura, con la que nos han estado envenenado lentamente durante décadas.

Y eso que en Japón hace ya más de 30 años que obligaron a sustituir en las bebidas el cancerígeno aspartamo por estevia... Hasta la empresa Coca-Cola tiene prohibido allí el aspartamo en sus bebidas Light y Zero. Aquí, en cambio, nos envenenan con total impunidad con ese edulcorante. ...Pero si hasta en Estados Unidos es legal desde hace muchos años, así como en muchos otros países, tanto sudamericanos como orientales...

Así que infiero que, en Europa, antes de legalizar la estevia, se deben estar asegurando de que el nuevo mercado lo puedan dominar los mismos que durante años nos han estado intoxicando con los edulcorantes sintéticos. De hecho, Coca-Cola ya ha patentado su uso ¡para 24 aplicaciones alimentarias! Y Roche, como antes dije, también tiene ya patentado un extracto de estevia para que los abuelos no pierdan capacidades intelectuales y los niños no fracasen tanto en la escuela. ¡Es patético!

Pero lo que finalmente va a autorizar la Unión Europea –un comité de «expertos» ya ha dado luz verde– es sólo el edulcorante... La comercialización de la hoja –verde o seca–, que es la que conserva todas las propiedades para regular la glucosa y un sinfín más de patologías, va a ser nuevamente dejada de lado, para no perjudicar a la fascista industria farmacéutica.

Suponen –con razón– que dar el visto bueno a su comercialización implicaría una significativa reducción del consumo de insulina y demás medicamentos para la diabetes, la hipertensión, la mala circulación, etc. ¡Con el ahorro que la estevia supondría para la maltrecha tesorería de nuestra Seguridad Social! Pero no hay nada que hacer: priman los intereses de la gran industria, que tiene a sus peones bien colocados en todas las administraciones.

–¿Por qué tiene entonces tan «mala fama» la estevia?

–Porque ha sido intentada desprestigiar por Monsanto para que no perjudicara los multimillonarios beneficios que obtiene con el aspartamo, que es de su propiedad. En estos momentos, todas las empresas que tienen patentadas utilizaciones con la estevia están intentando obtener semillas transgénicas que contengan sólo uno de sus dos edulcorantes: el rebaudiósido. ¿Por qué? Porque endulza pero no tiene –que se sepa– ninguna propiedad medicinal. Es decir: quieren que desaparezca de las semillas transgénicas el steviósido que sí las tiene. La idea es hacer desaparecer ese principio de la genética de las nuevas semillas para que no perjudique la venta de los fármacos que hoy comercializan las farmacéuticas para patologías que se resolverían con su consumo.

Así que ya sabemos lo que nos toca hacer: preservar las plantas medicinales que aún existen y reproducirlas por esquejes para evitar la contaminación transgénica vía polen que las nuevas semillas de estevia puedan hacer.

–Sabemos que usted ha tenido ya problemas con la justicia por impedir la siembra de transgénicos. ¿Cómo andan sus cuitas judiciales?

–En el 2003, cuando diferentes colectivos supimos que la variedad de maíz transgénico Compa de la farmacéutica suiza Novartis-Syngenta, que se cultivaba en España, había estado prohibida en Estados Unidos por provocar resistencia a los antibióticos en humanos, pedimos a la Administración su retirada, sin obtener respuesta. Así que decidimos segar simbólicamente un campo de experimentación de Novartis-Syngenta y llevarlo delante de la Delegación del Gobierno en Lleida, protagonizando un encierro de protesta en su interior. Bueno: pues año y medio después recibí una denuncia que había puesto contra mí el guardia civil que estaba en la puerta de la delegación, en la que se me acusaba de que le había agredido y lesionado. Y celebrado el juicio se me condenó ¡a 4 años de cárcel y 50.000 euros de indemnización! Bueno, pues durante el juicio no se aportó ni el historial médico del guardia civil que mostrara su estado de salud antes del día de los hechos, ni la grabación de las cámaras de seguridad –que existían– donde podría haberse visualizado si era verdad o no que había agredido a ese guardia. Así que recurrí alegando indefensión. Y la Audiencia Provincial determinó que no sólo no se había demostrado en el juicio anterior que hubiera agresión por mi parte, sino que se puso de manifiesto que la lesión que ese guardia civil alegaba le produje era ¡anterior a los hechos denunciados! En suma, se intentó de forma indigna atribuirme una agresión que no cometí ¡Y meterme en la cárcel! Eso sí, para salvar la cara –supongo– se me condenó a 6 meses ¡Por desobediencia a la autoridad!

En todo caso lo doy por bien empleado, ya que gracias a esa acción –entre otras–, en diciembre del 2004 se prohibió en España el cultivo de ese maíz polémico. Luego sabríamos que, a pesar de tal prohibición, ese maíz ¡se siguió sembrando impunemente durante 2 años más!

–¿Y en lo que se refiere a la estevia ha tenido problemas?

–Sí: una denuncia por venderla en diferentes mercados españoles, y otra por poner en la etiqueta sus propiedades. Pero a día de hoy, transcurrido ya cierto tiempo, no han hecho efectivas las amenazas de sanciones. Lo chocante es que se vende por Internet sin problema desde diferentes países.

–Así que, como no le dejan venderla, ha decidido proponer a la gente que la cultive por su cuenta…

–Sí, propongo su autocultivo por parte de las personas interesadas y la desobediencia a esta norma injusta. De hecho, como fruto de nuestra negativa a acatar los requerimientos de la Administración a no vender estevia en hoja verde como alimento y medicamento natural –¡paradójicamente comprar y vender macetas de estevia es legal!–, muchos herbolarios de Cataluña y cada vez más del resto del Estado, están ya vendiendo estevia en hoja seca para infusiones.

–Iniciativa que ha orquestado a través de una asociación sin ánimo de lucro –en lugar de una empresa comercial para promocionar la estevia– que ha bautizado como Dulce Revolución…

–Los dos hermanos que integramos la empresa Pàmies Hortícoles creemos que la salud de las personas no es un tema para hacer negocio. Por eso, cuando al cabo de unos años de empezar la historia de la estevia se disparaban las visitas y las peticiones de información y de plantas –durante 6 años regalamos miles de macetas–, una asociación a la que pertenezco, Slow Food, planteó la creación de una nueva asociación que nos ayudara en la tarea de producir plantas, informar de sus propiedades y estimular el autocultivo de las mismas como sistema casi gratuito de producir cada persona las plantas que le pudieran ser beneficiosas, y recuperar con un trabajo de campo los conocimientos ancestrales sobre este tema que aún muchas abuelas y abuelos atesoran. Esa asociación se llama hoy La Dulce Revolución de las Plantas Medicinales. Y recibe el nombre de dulce por el sabor azucarado de la estevia, y por ser esta planta la punta de lanza que nos puede ayudar a hacer posible esta revolución pacífica, pero necesaria, de una sociedad cansada de tanto engaño y manipulación. Si sólo un 10% de los 5 o 6 millones de personas que sufren diabetes en España abriera los ojos.., esta revolución dulce triunfaría".

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