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jueves, 19 de febrero de 2015

Los padres castradores: Saturno devorando a sus hijos

Ya os he contado en más de una ocasión que, cuando yo era muy jovencita (no creo que llegara ni a los 14), tuve una especie de "revelación" en la cual pedí expresamente saber la verdad sobre todas las cosas que yo me propusiese saber en estas vida...

A lo mejor, si en ese momento hubiera imaginado a lo que iba a tener que enfrentarme, hubiera pedido algo distinto.

Es bastante habitual ver hablar en foros y otros lugares acerca de los problemas que la gente tiene con sus madres... El arquetipo de la Madre es poderoso, y por así decir, la cuna, la raíz, la fuente de muchos comportamientos inconscientes del ser humano... Sin embargo, El Padre, como arquetipo, es fundamental en nuestra psique. Aquí le he representado bajo una de sus formas más controvertidas (sobre todo según la Astrología pero, indirectamente, también de una manera que "resonará" en muchísimos de nosotros por la vía de nuestros miedos, problemas, condicionamientos e incluso deseos más profundos).

...Y es que hay que reconocer que el arquetipo de Saturno, como padre, es auténticamente lo que se dice un pesado, un "coñazo", una carga casi insoportable... Herramienta fundamental de nuestro aprendizaje como seres espirituales, Saturno como arquetipo zodiacal es el maestro rígido e inflexible que nos impulsa a desarrollar, a base de esfuerzo, tesón y sacrificio, nuestra fuerza de voluntad, perseverancia, responsabilidad, concentración y constancia.

Es indudable que Saturno, como maestro o como padre que nos enseña, representa el sentido del deber de la persona y su actitud frente a las normas establecidas por la sociedad. Saturno se asocia también a la maduración, al perfeccionamiento, a la superación y a la autocrítica.., y hasta ahí todo perfecto porque, ¿quién se atrevería a alegar que alguna de estas cosas no es imprescindible para nuestra evolución, para nuestro desarrollo?

Y sí: lo habéis adivinado. Saturno puede machacarnos, convertirse en ese "Gran Padre Terrible" que no hay quién lo aguante, castrador de todos sus hijos/as.

Últimamente se me está manifestando por doquier: me encuentro multitud de casos de hombres ya adultos, con muchísimos problemas para asimilar la esencia del bendito Saturno en sus azarosas vidas. Supongo que es un aprendizaje para mi, sin duda alguna, porque si no, no se me presentarían delante de mis ojos como setas en el campo. El hombre (y hoy quiero hablar específicamente del arquetipo masculino, permitídmelo así) que ha experimentado, durante su niñez y juventud, la influencia de un padre demasiado severo, rígido, castrador o dominante, se encuentra con muchísimos problemas de relación posteriormente, en su vida adulta.

Hay muchas formas de dominación, de tiranía en este mundo.., y no todas son fáciles de detectar o de percibir a simple vista. Existe el típico maltratador físico o psíquico que doblega a sus víctimas a fuerza de imponerse por la vía de la violencia. No voy a decir que estos tipos no sean peligrosos, pero sí que son mucho más fáciles de identificar. Sin embargo, hay graves tipos de violencia o de tiranía que se ejercen contra las personas (hombres y mujeres), y que no son tan fáciles de identificar para cualquier observador.

Existe otra versión de violencia masculina soterrada sobre la que, por azares del destino, supongo, no había puesto mi mirada nunca: la del Padre-Macho. O algo así, por llamarlo de alguna manera. Quizá porque yo perdí a mi padre con 19 años, o a lo mejor por otra causa, el caso es que jamás me había apercibido acerca de esta manifestación extraña de la figura paterna. Por lo que llevo observado, son una subespecie de lo que todo el mundo conoce como macho-alfa: dominante en extremo, no se tolera a sí mismo la más mínima equivocación, porque el error efecta a su masculinidad (ya que en el fondo de sí mismo cree que lo de fallar es cosa exclusiva de nosotras, las mujeres).

Este macho alfa tampoco se puede permitir el llorar o ser sensible, porque eso es un síntoma claro de debilidad. Tampoco puede tolerar que lo critiquen, porque tiene la autoestima por los suelos y claro, eso ni de coña hay que desvelarlo. En cuanto a las mujeres que pueblan su vida, necesitan urgentemente que sean sumisas y lo obedezcan, y por supuesto que no sepan más que él.

Pero no voy a entrar hoy en el tema de las relaciones de este super macho con las mujeres, porque no quiero cabrearme (he tenido la oportunidad de ver unas cuántas cosas en los últimos meses que, a pesar de lo que me esfuerzo en mantener mi objetividad profesional, casi me han sacado de mis casillas). Lo que me trae hoy aquí es la influencia que estos sujetos ejercen sobre sus hijos, porque estamos hablando de gent que roza peligrosamente el límite de lo que yo llamaría "maniáticos controladores". Se sirven de varias técnicas para sostener el control sobre sus hijos (que obviamente, son los subordinados perfectos, por razones obvias): desde la disciplina autoritaria injusta en algunos casos, hasta la solicitud extrema. A mi me da igual porque, como ya digo, no tengo padre, y muchos de mis problemas con la autoridad derivan de que ya no acepto a ninguna figura que lo sustituya (mi padre era genial, y distaba mucho de ser un autoritario) bajo ningún concepto. Pero sí que me preocupan los efectos de esta gente sobre los niños, porque los citados comportamientos generarán en la criatura un sentido distorsionado de la independencia y de la confianza en sí mismos.

Yo no afirmo categóricamente que estos maniáticos del control, del orden, de la disciplina y de la seguridad lo hagan siempre intencionadamente (percibo que en la mayoría de los casos, la cuestión es semi-inconsciente). Pero para el caso es lo mismo, porque el daño que se provoca lo es. Los efectos a largo plazo de este tipo de actitudes son siempre dañinos. Aquí os dejo unos cuántos tips para identificar a esta raza extraordinariamente preocupante de padres castradores, por si conocéis alguno y os resulta interesante comprobar que lo es:

- Pretenden tomar todas las decisiones por sus hijos.
- Rehúsan permitirles responsabilidades propias de su edad.
- Son extremadamente protectores, rayando ya en lo obsesivo. 
- Niegan la independencia a sus hijos alegando "que no están todavía preparados"

Cuando un niño ha tenido un padre extremadamente dominante y machista, puede fluctuar entre dos posiciones contrapuestas en su vida de adulto, que le causarán numerosos problemas en sus relaciones de pareja: a ratos, puede que imite al padre, tratando de "copiar" su imagen de macho fuerte y dominante. A ratos, puede que se "alíe" inconscientemente con la madre, adoptando comportamientos complacientes y de servicio con las mujeres, y costándole asumir posiciones masculinas y de carácter frente a las mujeres. Conozco casos en los que ambas reacciones están presente de forma simultánea en la vida de ciertas personas: os podéis imaginar el carajal emocional que eso supone para cualquiera, adulto o no.

En fin: sólo me resta añadir que podéis encontraros con personas que ejercen este tipo de comportamiento.., ¡pretendiendo extrapolarlo a los que ya somos adultos desde hace mucho, mucho tiempo! Para que no os llevéis las manos a la cabeza con gesto incrédulo, os pediré que observéis a vuestro alrededor: quizá los tenéis más cerca de lo que pensáis, a lo mejor en la forma de un jefe dominante-paternalista que os trata con la displicencia más absoluta a veces.., y que en otras ocasiones más bien prefiere daros una de cal.

Concluyendo: somos seres eminentemente libres, con capacidad de decisión propia y destinados a ejercer nuestro libre albedrío de manera autónoma. No dejéis que ningún padre castrador (y mucho menos aún, un pseudo-padre) os corte las alas. El arquetipo de Saturno es muy necesario para muchas cosas.., pero ya conocéis el mito, y si no os lo conocéis, aquí os lo cuento: el dios Saturno había renunciado a tener hijos a cambio de reinar en lugar de su hermano Titán sobre la Tierra... Así que imaginaos: oído cocina, estad muy alertas, porque antes que renunciar a su reinado, Saturno, que era muy expeditivo, era capaz de devorarlos. ¡Como lo oís!

Vamos: que no vaya a ser que, por permitir a un padre (o jefe, o hermano, o tío, o lo que sea) castrador que se os imponga, acabéis vosotros también aniquilados entre las fauces de lo Masculino Terrible...


miércoles, 11 de febrero de 2015

Los hijos de Bastet

Mañana jueves hará una semana que me volví loca: después de mucha insistencia por parte de Fernando, decidí adoptar a dos hermanitos gatunos, "Azabache" y "Bastet" (no hace falta decir quién es quién, ¿verdad?), macho y hembra para más señas... Es la primera vez en muchos años que me vuelvo "loca" de veras, y tomo una decisión drástica e irrevocable por mi misma, sin mirar atrás y sin encomendarme ni a Dios, ni al diablo. ¡Yo lo hacía antes así, recuerdo! Uno pierde muchas cosas por el camino de la existencia, y entre otras, pierde la capacidad de ser uno mismo por encima de las opiniones ajenas. O al menos, eso es lo que me ha pasado a mi: que he perdido la frescura y la espontaneidad de hacer lo que se me pase por el arco del triunfo XDXDXD. ¡Pero aún estoy a tiempo de enmendarme!

Me dijeron que los gatos son maestros espirituales que te enseñan mucho.., pero nunca habría podido suponer que tanto, en tan poco tiempo. El primer día que les traje a casa me di cuenta de dos cosas: primero, que estaba aterrorizada por la decisión tomada, y una voz interior muy potente (no un guía, ni un ángel, ni una revelación externa, sino mi propia voz), me habló claramente y me dijo "a ti lo que te pasa es que le tienes miedo a la vida"; después, como yo me rebelase internamente contra esta certeza, la voz interior insistió "no sólo le tienes miedo a la vida, sino que además le tienes miedo a tu propia madre".

Y estas dos revelaciones produjeron en mi un milagro, en el transcurso de menos una semana. Con Mercurio retrógrado sobre mi Casa 4, tuve que reconocer que, efectivamente, mi propia voz interior, mi Pepito Grillo particular, tenía toooooda la razón. Soy un ser que se mete a fondo y sin dudar en las aguas más terribles, más duras, más apestosas de cualquier inconsciente... No le tengo miedo al miedo, ni al terror, ni a la muerte, ni a muchísimas otras cosas que la gente normalmente teme. Me someto a hipnosis sin pensármelo, trabajo mi Sombra como se trabaja el tallado del tronco de un árbol, duramente, y soy capaz de mirar de cara la oscuridad más horrenda y profunda, y la más dolorosa herida. ¡Y sin embargo, inexplicablemente, le tengo miedo a la vida.., una contradicción que parece una locura!

Sin embargo, no es una locura: tengo motivos muy, muy buenos para tenerle miedo a la vida. Los dos gatos me están sanando, de alguna extraña manera que no logro comprender. Para empezar, me han liberado: me han "obligado", por así decir, a tomar decisiones independientes al margen de cualquier tipo de opinión ajena (cosa en la que estaba como "atascada" desde hace al menos 4 años, y que no era capaz de vencer por mi misma); y lo más importante: los gatos, que tienen que ver con la Madre y con la Luna, me han reconciliado con ese aspecto maternal interno mío que me estaba negando, porque había ahí abajo una herida muy profunda, muy terrible, muy conmovedora, por la que se me iba la fuerza y que apenas me dejaba respirar.

En dos regresiones pude identificar, hace ya mucho, mucho tiempo, una herida física (una herida por la que se me iba la vida) en el mismo lugar del cuerpo, exactamente en el mismo lugar del cuerpo, pero con cuerpos distintos. No sé si me explico bien, pero en esas dos vidas supuestas pude ver cómo se me hería exactamente en el mismo lugar y casi de la misma forma, con funestas consecuencias. En una de las vidas era un hombre joven; en la otra, una mujer joven. ¡Curioso paralelismo! Dos seres que, en sendas supuestas vidas pasadas, no pudieron alcanzar ni tan siquiera la mayoría de edad. Dos proyectos de vida frustrados, dos personalidades que fueron "capadas" en pleno apogeo de la juventud. En esas dos visiones bajo hipnosis, la parte masculina (como hombre asesinado que fui) y la parte femenina (como mujer completamente doblegada que fui) eran machacadas, aniquiladas, fusiladas.., como si una fuerza destructiva, poderosa, en ambos casos de componente puramente patriarcal, pasara por encima de mi como una auténtica apisionadora.

Estoy contando esto tan tranquila porque los gatos me han hecho magia: no tengo ni idea de cómo, pero de repente, y sin previo aviso, he cambiado de la noche a la mañana. Puede que tenga algo que ver también todo el reiki que estoy practicando, a raíz del curso de la Gendai Reiki Ho, pero sé que no sólo es eso. De repente, una fuerza inconmovible se ha levantado desde mi interior: la potentísima de la Madre, de la Tierra, de la Gran Diosa, la Diosa Blanca. Lo Femenino manifestándose desde su ángulo más vital, salvaje y protector. Como si el hecho de tener que proteger a los dos gatitos fuera la excusa que me faltaba para manifestarme en mi pleno potencial. Noto que me muevo como una leona, noto que piso por la calle como una leona, noto que vuelvo a tomar decisiones sin miedo alguno, y que no hay furor ni cosa que me asuste. ¡Así soy yo, así he sido y seré siempre, la Sacerdotisa, la Fuerza!

Mercurio, que es el planeta regente de mi Carta Astral (tengo el Ascendente en Virgo) siempre me trae y me lleva por caminos inexplorados... Cada vez que entra en retrogradación, cosa que ocurre aproximadamente 3 veces al año, me vuelve del revés como a un guante. En este caso me ha tocado la Madre.., pero también al arquetipo del Padre, de los Hijos, del Amante y del Trabajo. ¡Ahí es nada! Dicen que Dios no te da mayores pruebas de las que eres capaz de soportar, y quizá suene soberbio, pero yo me enorgullezco de mi coraje. La humildad y el orgullo no están reñidos, a pesar de que pareciera: siempre les digo a mis clientes "enorgullécete de tus logros, de tus virtudes y de tu sabiduría.., pero sé dócil como un cordero ante la Verdad".

... Así que me enorgullezco de mi coraje.., coraje que me permite tomar riesgos con dureza y, por lo tanto, ir mucho más rápido y más lejos de lo que conseguiría, si no lo tuviera.

Estos dos hijos de Bastet, la diosa gata-egipcia, van a acompañarme en mi vida durante un largo, ¡un laaaaargo tiempo! Es como si fueran el Mago y la Sacerdotisa del Tarot: "Azabache", negro como la noche más oscura, es astuto y rápido, fuerte como una pantera, independiente e inteligente... Me recuerda en sus movimientos de jaguar negro a ese muchacho valiente y decidido que, defendiendo lo que consideraba más correcto, perdió la vida en aquella regresión. "Bastet", a la que pusimos el mismo nombre de la diosa, es mimosa, dulce y protectora, algo dependiente y celosa: tal cual aquella jovencita a la que prácticamente le arrancaron un hijo de su vientre, que vi en la otra mencionada regresión.

No sé cómo ni por qué, pero los dos bellos hijos de Bastet me han recordado quién soy, por qué estoy aquí, y lo que quiero hacer. Me han recordado que, como ellos, no soy una loca salvaje: me han hecho comprender, en tan sólo una semana, que no hay ningún problema en mi; simplemente, no puedo ser gobernada por personas que ni siquiera saben cómo gobernarse a sí mismos.

No soy un espíritu indomable; no soy alguien que, simplemente, gruñe, pelea y se cabrea sin ton ni son. Como el personaje de Elsa, la reina de "Frozen", simplemente soy alguien que se ha reprimido durante demasiado tiempo para no hacer daño a los incapaces, a los cobardes, a los temerosos, a los inútiles. Alguien que ha ocultado una gran parte de su poder por miedo a hacer daño.., a hacerse daño. Alguien que alguna vez perdió todo en la partida, y que había olvidado la inmensa alegría de echar, de vez en cuando, un órdago a la grande...

Benditos amigos gatunos... ¡Qué mágicos son!

martes, 3 de febrero de 2015

El Liquidador, el Jaguar y las Familias de Almas

Hace ya unos cuántos años, un "padrecito" peruano, de ésos que te recuperan el alma con unos simples pases de un cigarro puro, me dijo que llevaba dentro una fuerza poderosa, irrefrenable y sanadora que él llamaba "el Jaguar Negro"... Yo me quedé muy extrañada, y le pregunté qué era ello.

"Es tu nagual, como dicen los mayas: el espíritu que te asiste en esta vida, tu más terrible Poder". Me dijo que el Jaguar, en contra de lo que casi todo el mundo piensa, no es macho, sino que es un espíritu hembra que se mueve en la oscuridad como Pedro por su casa. Es el que nunca se pierde, por más que las tinieblas amenacen. Este pequeño-gran hombre (apenas mediría un metro cincuenta) me aclaró que el Jaguar no le teme a la muerte: más bien, el territorio de la muerte es su propio territorio. Me dijo que la Medicina del Jaguar está más allá aún de la compasión: que es en ella donde se encuentra el zarpazo repentino e inclemente del desapego, el cual obliga a morir o enfrentarte a una transmutación rápida y completa. Y que ésa era mi misión más importante, y lo más valioso y trascendental que podría yo entregar en el servicio en esta vida a otras personas.

Ayer, medio en coña medio en serio, le comentaba a un amigo que muchas veces me siento como el protagonista de la película ésa, "El Liquidador"; no tengo ni idea de cómo me las arreglo, pero suelo aparecer repentinamente y sin avisar en los lugares donde se fragua una crisis (a menudo, de grandes proporciones). Soy medio gato, medio pantera, y por eso mismo, mucha gente no me soporta: he aprendido que, en general, quién no soporta a los gatos no se relaciona bien con su inconsciente. Y esto es porque los gatos no contactan expresamente con la apariencia del hombre, sino que "van más allá": ven por debajo de la superficie de las cosas, y no hay manera de engañarles.Son molestos porque te muestran tal y como eres realmente.., y no tal y como tú esperas poder mostrarte a la multitud.

Este curro mio es apasionante.., pero no es fácil. No es nada relajado lo de ir por la vida como una especie de jaguar nocturno, relacionándome con todo lo que está oculto y a la vez, no perdiendo el norte porque me veo obligada a actuar en la vida "real" desde "lo irreal". ¡No es nada, nada fácil! Ayer, viendo al personaje ése de la serie "Firefly", que tanto me recuerda a una amiga (sí, sí: River Tam, la de los brotes psicóticos y las capacidades telépatas XD), le comenté a mi compañero: "anda que.., de haber nacido en otra época, hubiera acabado como ésta tía: con el mote y el destino de una bruja". Y, sin embargo, no hago rituales (no hago ni haré magia, ni blanca ni negra, para conseguir ningún tipo de cosa material, mental o espiritual en este Universo o en ningún otro. Me temo que mis dotes, mis capacidades y mi destino no me llevan por ahí).

Yo no sé verdaderamente qué movidas me están provocando los japoneses a nivel espiritual; desconozco íntegramente qué carajo me está pasando por dentro con lo de la tercera maestría en reiki que estoy tomando, la de la Gendai Reiki Ho... Sé algunas cosas (o muchas): pero como siempre pasa con este género de puzzles vitales, no consigo de momento ver el todo, el conjunto. Dentro de muy poco tendré tres maestrías en reiki (Usui-Tibetano, Karuna.., y el del linaje de Hiroshi Doi).., y creo que me detendré ahí. Estoy sintiendo y experimentando en estos tres meses que llevo de curso de maestría cosas muy, muy extrañas (y difíciles, y agotadoras). Lo más inquietante es que siempre (hasta ahora) había trabajado con individuos.., con los karmas particulares de cada persona, por así decir. Pero ahora, ¡oh, sorpresa!, he aquí que se me presenta en la vida un fenómeno nuevo: cada vez que el Liquidador se mueve, cada vez que la energía del Jaguar se manifiesta desde mi interior.., ¡estoy moviendo a una, dos, tres, cuatro, cinco personas a la vez.., personas a las que no tenía previsto ni siquiera influenciar con un simple pensamiento, porque desconocía plenamente la relación álmica (o kármica) que existía previamente entre ellas!

La "Familia de Almas" o grupo estelar (como le llaman algunos colegas que conozco) es un concepto no tan conocido por el público en general, que tiene más nociones (equivocadas o no) sobre la cuestión aquella de las almas gemelas... Muy resumido: la gente normalmente está encarnando en grupo, y son bastantes los terapeutas que hablan de este fenómeno con el término "grupo kármico". Son individuos que proceden, por decirlo así, del tronco de un mismo árbol genealógico (hablando siempre a nivel espiritual, se entiende). Reencarnan juntos porque se ayudan los unos a los otros a sanar problemas y cuestiones kármicas relativas al devenir de su larga existencia en este plano. Y aquí viene lo más divertido, lo que le explicaba ayer a mi amigo: no se piensen ustedes que esto es como un viaje por un parque de atracciones, no. Que esta gente serán de la misma familia, y por lo mismo, ya se sabe lo que pasa en las familias: que en ocasiones se lía parda. Si uno tiene la fortuna de poder entrar en regresión y localizar a alguno de tus "familiares de alma", es posible que lo veas desempeñando cualquier papel amoroso a tu lado en otra supuesta vida pasada (como tu madre, como tu esposo, como tu hija, como tu mejor amigo...). ¡Pero ay, que aquí viene lo complicado!.., y es que también puedes descubrirle, sorprendentemente, ejerciendo otros roles mucho menos agradables: como tu torturador, como tu enemigo más encarnizado o como tu asesino.

... Pueden hacerse una idea de la complejidad de la cuestión en sí. Y si por casualidad (cosa que me está pasando ahora mismo), resulta que a los que estás tratando pertenecen tambien a tu mismo grupo de almas (o sea, que yo misma, kármicamente, estoy implicada), el asunto ya es como para rizar el rizo.

Porque seamos sinceros: por mucho que yo sea una pantera, un jaguar o el sursum corda, la verdad es que no soy de piedra. Y qué quieren que les diga: eso de enfrentarse a alguien que pertenece a tu misma familia de alma y que a la vez puede haber sido tu asesino, es como para sacar de quicio hasta al chamán más avezado. 

Por poner sólo un ejemplo. Un ejemplo para la reflexión, tal vez.

El verdadero.., el auténtico Poder del Jaguar es el poder de la energía femenina receptiva y de la paciencia, aunque pudiera parecer todo lo contrario. Esa energía nutridora e intensa enseña la capacidad de actuar de forma solitaria.., pero también la felicidad y las bondades de la interacción con un grupo. Dota de capacidad para prestar atención a los detalles, al igual que hace cualquier felino cuando va de caza. Reconoce nuestras fortalezas y debilidades y las pone a prueba, y al hacerlo, nos faculta para ser capaces de ayudar a los demás a hacer lo propio. El Poder del Jaguar nos enseña el valor del momento propicio para dar el zarpazo, para actuar y aprovechar plenamente una situación. Nos dota de capacidad para una lucha interior a muerte, necesaria para que la valentía se reinstale en el Espíritu y se acabe llegando a una concordia, a una no-guerra con nuestros aspectos interiores resistentes al cambio. Esto yo sé hacerlo, mal que bien, con mayor o menor esfuerzo, a nivel personal y a nivel particular perfectamente, pero...

El reto ahora mismo, es que se me está pidiendo hacerlo a nivel de grupo. Sanando la línea ancestral desde la raíz. Convocando a todos los ancestros, a todos los que están y a todos los que no están, como si se tratara de una reunión de junta vecinal para echarnos todos en cara lo que uno no hizo, lo que el otro hizo de más, o lo que el de más allá dejó de hacer.

¡Y qué grupo, oigan! ¡Qué familia a la que me enfrento! No pueden hacerse una idea, ni siquiera aproximada

Desde luego tengo que autoreconocerme que, como Liquidador, me doy un diez a mi misma, aunque solo sea por las narices que me gasto XDXD...