Comunidad Econred

Terapia Transpersonal


Cursos de Reiki, Registros Akáshicos, Tarot y Astrología Kármica.

Regresiones, Meditaciones Guiadas, Círculos de Luna Nueva.


Shandromeda2017@gmail.com
Facebook: www.facebook.com/luzdeandromeda72

jueves, 24 de enero de 2013

Érase una vez un volcán espiritual























"PEDANTE: es un adjetivo que procede de la lengua italiana y que hace referencia a la persona engreída, pretenciosa y presumida. El pedante es un sujeto al que le gusta alardear y vanagloriarse de su supuesta superioridad en determinados ámbitos de la vida"

-------------------------------------------------------------------------------------------------------

El otro día, alguien cuya opinión valoré mucho en el pasado me dijo que era una "pedante"... Eso me molestó (para qué negarlo) y también me chocó, por lo que me prometí a mi misma no dejar pasar la oportunidad de entender y aprender qué quería decir realmente con eso.

De hecho, me juré a mi misma que no avanzaría ni un paso más en mi vida, absolutamente en ninguna dirección, hasta no comprender bien aquel calificativo. ... Pero la verdad es que no se me ocurría nada de nada. Así pues, hice lo que siempre hago cuando detecto que estoy dando vueltas sin sentido: pedí ayuda al Otro Lado.

Porque Ellos están más allá del Bien y del Mal, más allá del Ego y de la estupidez humana... Porque Ellos no se alteran con estas cosas y están siempre junto a nosotros, esperando simplemente una petición de ayuda por nuestra parte (una pequeña y simple petición de auxilio) para ponerse inmediatamente a nuestra disposición.

Yo pedí algo así: "por favor, pido una señal que pueda comprender con mi razonamiento. Pido una simple señal que me haga recapacitar sobre la actitud correcta por mi parte, de acuerdo con mi naturaleza esencial, con lo que realmente Soy. Se me acusa de múltiples fallos, que podrán ser o no ciertos, pero yo no quiero ser deshonesta ni injusta. Por ello, pido una señal clara y sencilla, que pueda detectar inmediatamente, y que llegue directa a mi alma y a mi corazón".

Esto fue ayer por la mañana.

Hoy por la mañana recibí no una, sino dos "señales".

Érase una vez una niña de seis años que se moría de miedo imaginando la muerte de sus padres, y que tenía terror a quedarse sola en el mundo en una cruda noche de invierno, en Madrid... La niña, en su camita, temblaba pensando qué le ocurriría si sus padres se murieran y eventualmente la dejaran sola. De repente, una voz profunda, mucho más madura de lo que la mente de una niña de seis años puede llegar a ser jamás, habló así en su interior: "La muerte no existe, y tú ya lo sabes. Tú jamás has muerto realmente; tú vives eternamente, y siempre será así".

... Y la niña dejó de tenerle miedo a la muerte de sus padres ni a la suya propia, y con una sonrisa confiada, agradecida por haber "recordado", se durmió.

Érase una vez una adolescente de 15 años que se sentía apática y desganada; que se quejaba de falta de amor y de comprensión por parte del mundo entero, y que no era capaz de encontrarle, aunque fuera mínimamente, ni una pizca de sentido a su existencia. De repente, se lo juró: se juró a sí misma que comprendería la Verdad, la naturaleza de Todo Cuanto Existe, aunque para ello tuviera que recorrer el más largo y tortuoso camino, sufrir la más cruel de las torturas, o penetrar el más amedrentador de todos los misterios. Se juró a sí misma que no abandonaría este mundo mientras esa comprensión suprema que buscaba sobre la Vida y la Muerte no hubiera concluido.

... Y la adolescente se puso en marcha, y empezó a caminar, a caminar, a caminar...

Érase una vez una mujer de 34 años que creía saber perfectamente quién era y qué deseaba de la vida... Y, tras una repentina, fugaz, tremenda e intensa fiebre física, que llegó a hacerla delirar (literalmente), empezó a sentirse extraña, con una rara y ardiente intensidad interior. Empezó a conocer a gente que le puso la cabeza del revés, que le hizo plantearse con fiereza hasta dónde estaba dispuesta a llegar en el camino del autoconocimiento. Se dio cuenta de que muchas cosas que pensaba y esperaba sobre sí misma eran erróneas, y de que sus creencias sobre el amor, sobre la fe, sobre la lealtad, sobre la amistad, sobre la naturaleza del mundo y de Todo Cuanto Existe, estaban sumamente equivocadas.

Tuvo que enfrentarse a todos sus demonios internos. Tuvo que dolerse de múltiples heridas, caminar mil veces sola en medio de la oscuridad. Se debatió contra las pasiones más atormentadoras del alma humana, entró en el Corazón de las Tinieblas sin haber salido antes, y se vio obligada a comprender que el Bien y el Mal tan sólo son las dos caras de una misma moneda. Traspasó algunos límites del tormento del Espíritu, cabalgó entre harapos de sudarios por su propia y particular Noche Oscura del Alma, y se autopurificó en el crisol del fuego y del hielo. Reconoció a amigos muy amados que la acompañaron sin desfallecer en esas largas y duras jornadas, obtuvo apoyos impensados donde menos los esperó; también sufrió dolorosas puñaladas por la espalda donde jamás las hubiera creído, y múltiples maestros surgieron de entre las ruinas y las cenizas de su propio ego para enseñarle el camino del Despertar.

... Pero a pesar de todas las dificultades, y del dolor, y del miedo, la mujer no cejó en su empeño, fiel a la promesa que se había hecho a sí misma, y siempre, siempre fiel, al AMOR.

Érase una vez una resucitada de 40 años que, como el Ave Fénix aquella del mito, se sentía otra vez joven y despierta tras el último largo y frío letargo invernal de su alma: ese estado de profunda introspección en que le habían sumido los últimos coletazos de la más dura de sus batallas interiores... Un buen día, de repente, sin previo aviso, se alzó de su propia tumba, mirándolo todo de nuevo, con ojos inocentes. Sintió que la Rueda del Karma había pasado de largo sobre su sepulcro, llevándose en volandas todo aquello por lo que un día se dejara las entrañas (tal vez, literalmente). Se desperezó, y se dio cuenta de que ya no le dolía el cuerpo y el alma. Notó que había comprendido la naturaleza del AMOR, de la VIDA y de la MUERTE, y que sabía por qué había sido redimida, al haber aceptado enfrentarse a tan dura prueba, al haber consentido en ser crucificada literalmente por sus pecados y por sus errores de ésta y de otras vidas durante seis largos años...

Y la resucitada, que ahora era una auténtica Maga, sonrió.

En Facebook, el alma me pulsó hoy con fiereza cuando vi un vídeo subido por David Soria (que siempre publica cosas sumamente interesantes, por si os interesa); se trata de un extracto de la película "Yo, libre: Un viaje al instante presente" dirigida por David del Rosario y protagonizada por Sergi Torres. Si queréis ver el vídeo que tanto me impactó, podéis encontrarlo aquí. Se llama "La aceptación y la espiritualidad".

Mientras estaba disfrutando de su contenido, me llegó al corazón algo así como esto: "¿Nos preguntas cómo debes comportarte? Pues bien: compórtate como un Volcán Espiritual, tal y como se dice en este vídeo, puesto que eso es lo que eres. ¡Nunca temas a las críticas! Escúchalas, atiéndelas, aprende la parte de Verdad que reside en ellas, pero jamás permitas que te afecten o te manipulen, puesto que lo que opinen los demás acerca de ti solamente es asunto suyo. Sobre todo, y además, porque algunas de esas críticas también pueden ser consecuencia del Ego ajeno, o del miedo, o de la desesperación, y recuerda que tú no puedes hacer nada por cambiar las creencias de los demás sobre las cosas de este mundo".

Ésa fue la Primera Señal. Sol conjunto a Plutón en Casa 1, para los que sean afectos a la astrología...

La Segunda Señal (es verdad que tan sólo había pedido una, pero el Universo es así de generoso) me llegó cuando vi la siguiente frase-comentario (igualmente en Facebook), en la página de Womenalia (una red profesional para mujeres con contenidos muy interesantes, por cierto). Decía así:

"La elevada inteligencia espiritual depende de lo que los psicólogos denominan 'campo independiente': es decir, ser capaz de plantarle cara al mundo o sostener una opinión impopular si uno cree en ella de verdad”. Danah Zohar.
 
... Y mientras leía esto, nuevamente la voz dentro de mi, suave y compasiva, me indicó: "¿Por qué dudas, si tu corazón sabe que tus intenciones han sido, son y serán siempre honestas? Deja que los demás se ocupen de su propia honestidad, si es que la buscan, y no te duelas si en algún momento pierden el rumbo intentando juzgar la tuya en vez de la propia. Nadie es superior a nadie, pero quien se molesta porque cree que tú te muestras como un ser superior, quizá también debería revisar sus propias creencias al respecto".

------------------------------------------------------------------------------------------------------

Érase una vez un Ser que un buen día se levantó de la Tierra, se sacudió el polvo del sepulcro de su pasado, miró dentro de su corazón, y esta vez no encontró más que amor, alegría, gratitud y comprensión por todo lo que había vivido en esta vida presente (y quizá, también, en algunas anteriores ;-)

... Dando las gracias nuevamente por todo lo que le había sido otorgado, entró en su despacho (decorado con los colores negro, rojo y blanco, reflejo de su realización personal interior), abrió la caja de una espada que hasta ahora había permanecido en reposo, escondida y como avergonzada dentro de su funda, y la expuso a la luz del sol.

He aquí el significado de esa interesante carta del Tarot, el Arcano número 21, más conocido por todos como El Juicio...

¡Besotes!

4 comentarios:

Aruna Nisad dijo...

Muchas gracias por este blog. Interesante momento para observar y hacer. Un abrazo

Luz de Andrómeda dijo...

Muchas gracias a ti desde el corazón! Un beso!!

Bucelario dijo...

Me ha gustado mucho... Aunque a veces soltar un "gilipollas", así, con la boca llena y explotando en la boca, es tan util y tan liberador como la más profunda de las meditaciones.

Luz de Andrómeda dijo...

Pues tambien es otra opción, Bucelario.., tambien es otra opción!

Me alegro q te guste! :-D