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viernes, 18 de febrero de 2011

Duir

Hace muchos, muchos años, tantos que la memoria se me pierde en el olvido (afortunadamente), alguien a quién amé mucho me prestó ciertos libros que leí entonces, y que todavía recomiendo: el último de ellos, que cerraba la cuatrilogía, se llamaba "El prisionero en el roble". Pertenecía a la serie "Las Nieblas de Avalon", escrita por Marion Zimmer Bradley; por cierto, esta serie es la mejor obra que he leído jamás sobre el tema de Arturo, Ginebra, Morgana, los Caballeros de la Tabla Redonda y compañía.

No soy, como sabréis ya muchos de vosotros/as, demasiado adepta al tema de los celtas, ni siquiera esotéricamente hablando... Reconozco que opera en mí un poderoso prejuicio, pero tengo sobradas y terribles razones para mantenerlo. Si la vida me da la razón, bien. Si me la quita, también bien.., pero a pesar de estas reticencias, en ocasiones reconozco que hay justificación más que sobrada para averigüar un poquito más sobre ese curioso, extendido y muchas veces, incomprendido pueblo que fueron los celtas.

Se dice que los celtas tenían un calendario de árboles, aunque (al menos que yo sepa) en realidad parece que usaban otros dos calendarios (uno de 12 meses lunares, y otro de 62 meses, también lunares). Al que hago referencia, de 13 meses, es el llamado "druídico", con un día adicional en el final del año, usado para ajustar el calendario. Dicen los esotéricos que este calendario, correspondiente a 13 árboles, también corresponde con las letras del alfabeto Ogham. Ésa es precisamente la teoría propuesta por Robert Graves en "La Diosa Blanca".., aunque para algunos historiadores expertos en el mundo celta, dicha teoría es pura invención, y este pueblo jamás asoció su calendario con los árboles.., pero sí está demostrado que asociaron a los árboles con su alfabeto.

En todo caso, corre por ahí, por los mentideros de Internet, un supuesto "calendario celta", que asocia los meses del año (?) con los árboles más conocidos, teóricamente, en el mundo celta (aunque algunos son más bien del mundo mediterráneo, válgame Dios, qué confusión...). En fin: hoy voy a hablar sobre el Roble, uno de los árboles más relevantes según dicha teoría.

(Vuelvo a insistir en que el modelo actual de calendario celta arbóreo se dice que fue prácticamente inventado por Robert Graves. Para más información sobre la verdad autorizada y "científicamente" reconocida del asunto hoy en día, pulsar aquí).

El Roble es universalmente conocido como el árbol de la fuerza, y sagrado en muchas culturas. El supuesto calendario celta reconoce su regencia desde el 10 de junio al 7 de julio. Su mismo nombre en celta (y esto sí que está ampliamente reconocido y demostrado), "duir", hace referencia a la palabra "druida", es decir, aquellos que ostentaban el rango y categoría de sacerdotes entre esta gente. "Duir" también significa "puerta", y por eso se dice que este árbol es simbólicamente "la puerta del conocimiento". El druida, en teoría, posee el conocimiento del roble, y es considerado algo así como su "hijo espiritual".

También Dagda (el Creador y Señor del Conocimiento), uno de los dioses celtas más antiguos, está asociado al roble... El "calendario" reconoce esta regencia del roble porque es la cúspide del año, el solsticio de verano, el máximo exponente del poder solar sobre la Tierra. Algo así como un sol exaltado en astrología, vamos a decir. Normal asociar esto, por otra parte, con una especie que puede alcanzar los 40 metros de altura, cuyas raíces pueden llegar a penetrar más de 30 metros bajo tierra, y llegar vivir más de mil años. Para los celtas, pues, el roble sería el supremo símbolo de energía divina, conocimiento, valor, fuerza y majestad. Se trata de un árbol de poderosas virtudes medicinales, puesto que sana a los enfermos tan sólo con la virtud de su tronco o de sus ramas, según las creencias populares.

Se dice que los tocados por el signo del Roble son de naturaleza robusta, dinámicos, sumamente valientes... También son independientes y algo duros, con cierta tendencia al autoritarismo, y se comenta que, si les llevas la contraria, pueden llegar a ser bastante susceptibles. Los nacidos bajo la protección del Roble son personas de acción, con un gran sentido práctico, intuitivas y tenaces, que no gustan de los cambios bruscos y sí de sentir constantemente sus pies sobre la tierra, y de saber exactamente dónde se encuentran.

Atractivos y robustos como el propio árbol, tienen una energía sin límites y una salud de hierro. Pueden ser muy cariñosos, aunque en su juventud suelen ser algo inconstantes, cuestión que se va desvaneciendo con el correr de los años (eso dicen...). Son infinitamente fieles a sus amigos, y su ambición innata les lleva exactamente al punto al que ellos quieran llegar. Como virtud, la tolerancia. Como animal, el caballo blanco. Como color, el verde oscuro.

Los "tocados" por el roble se consideran seres reflexivos, que gustan a veces de la soledad, amantes de la estimulación sensorial, inquietos, y que aman mantener relaciones sexuales sólo con las personas que les entiendan completamente... Sentirse queridos o cualquier señal de afecto es suficiente para contar con su apoyo incondicional. Trabajos como los de ingeniería y matemáticas son ideales para los nacidos bajo este signo.

En "El prisionero en el roble", se intenta explicar de qué forma el cristianismo se apoderó de los símbolos celtas en su búsqueda espiritual, y da una interesante visión de la Bretaña postromana y su interpretación de la leyenda artúrica. Yo recomiendo su lectura: no de este libro en particular, sino de la saga entera. No sé por qué diablos me he acordado yo ahora de esta serie de libros tan largos como apasionantes... Vaya usted a saber, pero me llama la atención el título del último libro de la saga, obviamente... ¿Quizá una referencia más a los bestiales sacrificios dispuestos en múltiples ocasiones por esta gente? La verdad.., hace tantos años ya de la lectura, que no me acuerdo a qué viene ese título. Pero sí que tengo la sensación de algo oscuro, soberbio, poderoso e intangible en mi ánimo, en referencia a este libro.

Que paséis un buen fin de semana. Y disfrutad.



2 comentarios:

Corsario Sideral dijo...

Pues ya ves, prometía venir por aquí a leer este artículo. Dice que tiene similitud con el sol, más por las fechas que pertenecen al árbol este, uno de esos días es cuando el sol para estos tiempos, pasa por Sirio.

Y sí, Sirius...

:D

Luz de Andrómeda dijo...

Pues ahora que lo dices, y teniendo en cuenta la meditación que tuve, paso por considerar que quizá la "estrella" que vi no era un "planeta" (Venus o Júpiter).., sino que podía ser Sirio.

Y es probable que ahora entienda por qué la sentía "doble" (como un sistema doble estelar), aunque sólo viera una estrella, y eso me estaba confundiendo.

¿Ves, cómo a mi me cuesta comprender también mis propios arquetipos? ¿Ves?

Besotes!