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viernes, 27 de agosto de 2010

La acacia

Cuando estuve en Galicia estas pasadas vacaciones, en la playa casi vivíamos debajo de la magnánima sombra de una bendita acacia africana... Al llegar a Madrid, quise enterarme por si este árbol conservaba algún significado más o menos simbólico. Me recordaba sobremanera a los algarrobos de los áridos campos de Nazca...

Así que esto es lo que encontré, y de esta forma es como lo cuento.
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La acacia es un árbol espinoso, de la famillia de las leguminosas-mimosas(Acacia Dealbata).

En la Antigüedad era considerada un símbolo solar, puesto que sus hojas se abren con la luz del sol del amanecer, y se cierran al ocaso; su flor imita el disco del sol.

En la cultura hebrea, la acacia (shittah) ya se menciona en el Antiguo Testamento, con Moisés: se utilizaba para la construcción de los elementos más sagrados (Arca, mesa, altar), debido a sus características de imputrescibilidad.

En la antigua Numidia su nombre era houza (de la que se cree que procede la palabra "Huzé"). Los egipcios también la tenían como planta sagrada; es de la que habla la leyenda de Osiris.

La acacia mimosa -cuyas flores parecen pequeñas bolas de oro- está dedicada a Hermes-Mercurio; sus ramos floridos recuerdan la célebre “Rama Dorada” de los antiguos misterios. Entre los rosacruces, así como en algunos ritos masónicos ya desaparecidos, se enseñaba que la acacia había sido la madera utilizada en la confección de la cruz, donde Jesús fue crucificado.

La acacia es la planta símbolo por excelencia de la Masonería. Representa la seguridad, la claridad, y también la inocencia o pureza; es símbolo de la verdadera Iniciación para una nueva vida, la resurrección para una vida futura. Su verdor perenne y la dureza incorruptible de su madera expresan, en efecto, la idea de la vida inextingible que permanentemente renace victoriosa de la muerte.

Albert Gallatin Mackey, Bernard E. Jones o Jules Boucher, por ejemplo, resaltan que simboliza la inocencia y la iniciación; el griego akakia también es usado para definir cualidad moral, inocencia o pureza de vida. Del masón que ya “conoce la Acacia” se espera una conducta pura y sin mácula.

Oswald Wirth, por su parte, dice que "conocer la acacia" es poseer las nociones iniciáticas conducentes al descubrimiento del secreto de la Maestría. Para asimilar este secreto, el adepto debe hacer revivir en él la muerta sabiduría. Aldo Lavagnini comenta que "sólo los maestros conocen la acacia, reconociendo la realidad de la vida en la apariencia de la muerte".

Para René Guénon las espinas de la acacia equivalen a los "rayos luminosos"; de ahí el carácter eminentemente solar que conserva esta planta.

1 comentario:

Roberto dijo...

También la acacia fue el misterioso árbol que nació en la tumba olvidada de Hiram El Habib (El fundidor) quien participó en al construcción del templo de Salomón; no hay que confundir a Hiram El Habib (el fundidor) con su coetáneo Hiram, rey de Tiro, quien proveyó de madera a Salomón para la construcción del templo. Hiram El Habib fue quien diseñó los objetos de tal templo, y tuvo un viaje a los infiernos donde aprendió el oficio de la fundición; Salomón por celos hacia Balkis, la hermosa reina que se enamora de Hiram El Habib, manda a Matar a éste y su cuerpo es enterrado en algún lugar del desierto sin ninguna señal; con el paso del tiempo en esa anónima tumba nace una acacia. Tanto el nombre de Hiram como la acacia son símbolos masónicos de gran importancia y significado. La acacia es un árbol mágico por los masones así considerado.