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viernes, 11 de junio de 2010

La vieja de la rueca, el mp3 y Temudjin


















Mae mía del amor hermoso: por poco no me levanto hoy para ir a trabajar.

Y no: no fue porque anoche me fuera de farra y borrachera hasta las 3 de la mañana, qué va. ¡Todo lo contrario! Dormí una siesta de varias horas, y encima me fui pronto a la cama.

Pero he estado, se ve, "trabajando" bastante en el Otro Lado... Y claro, cuando he abierto los ojos a la conciencia del ego de Andrómeda.., ¡eran las 8:30 am de la mañana! Y, literalmente, he tenido que tirarme de la cama para ir a trabajar XDD

Lo que recuerdo bien es que anoche me acosté tranquilamente, puse un poco de incienso japonés al lado de mi cama, en la mesilla, y me dispuse para enterarme de todo lo que pasara en el "viaje". Me puse también el mp3 que tengo con música para reiki, meditación, yoga, etc, en las orejas. Y de repente, empezaron a pasar cosas muy raras.

Primeramente, que la música, de repente y sin que yo tocara nada, subía hasta alcanzar niveles insportables en mi oído. La primera vez casi me da un soponcio. Abri los ojos, comprobé el volumen, encendí y apagué el aparato: nada. Me volví a acostar, pasó lo mismo repetidas veces... Ni de Blas lo entendía. Cerré los ojos, intentando hacer caso omiso del "fenómeno" (que nunca antes había experimentado), pero fue inútil. Sin abrir los párpados empecé a ver los famosos "orbes" que localizo cuando hay presencias cerca. No hice ni caso, y seguí con lo mío.

Entonces, el mp3 empezó a apagarse y encenderse solo. Vuelta al mismo ritual: encender la luz, mirar el chisme, comprobar el volumen, comprobar el interruptor, mover atrás y adelante una o dos canciones. Nada. De nuevo, a intervalos, ahora subía hasta alcanzar el máximo nivel la música.., como que de repente se paraba, para luego comenzar de nuevo, inopinadamente. Hasta me levanté y lo enchufé a la red eléctrica, a ver si es que tenía baja la batería. Pues no. Aburrida, decidí prescindir del mp3: sería una mala noche para la música.

Empecé a vibrar con fuerza, y cuando estaba tan entretenida visualizando a una especie de avatar de Tara entregándome como cierto "vehículo" de luz verdosa, que me iba teóricamente a proteger en mis "viajes", ¡zas! Me encontré, sin previo aviso, en una casa destartalada. En mi vida he visto y he olido muebles tan viejos y decadentes. Curiosée, fui de acá para allá, y al entrar en una habitación oscura, me encontré con la vieja de la rueca. Sí, sí, como os lo cuento: había una mujer muy, muy mayor, vestida completamente de negro, hilando en una rueca. Le pregunté si es que iba a tejer algún vestido, y me contestó que ella sólo estaba allí para avisarme de que no me convirtiera nunca en alguien como ella.., ni en nadie como mi madre o.., ¡mi suegra!

Jajaja: lo más curioso y extraordinario de todo es que yo tengo madre, obviamente (como todo el mundo).., pero no tengo suegra.

La vieja me recomendó también que no "saliera" nunca sin el rosario tibetano que mis amigos los lamas han bendecido... Pero que no hacía falta que me lo pusiera al cuello, sino que con llevarlo en la mano, era suficiente.

Me desperté vibrando como una locomotora... Alargué la mano, busqué el rosario (que siempre está junto a mi cama), lo enrollé alrededor de la muñeca.., y me volví a tirar sobre el colchón.

En esta ocasión, aparecí en medio de una llanura cuajada de una altísima yerba, de color verde intenso. Anduve un rato de acá para allá, curioseando las flores, cuando escuché galopar tras de mí los cascos de un caballo. Me di la vuelta, y me topé casi de bruces con el morro de un caballito negro, no muy alto, y con la mirada profunda de su propietario, sentado a horcajadas sobre él. Era como el personaje de la película "Mongol", o sea, Genghis Khan.., clavaíco... El hombre me sonrió amistosamente, como si en vez de un guerrero fuera un padre o un bondadoso sacerdote.

"No dejas de preguntarte qué es lo que realmente quieres, una y otra vez, ¿verdad? Eso te preocupa demasiado"

Yo le dije que sí, aunque no sabía muy bien a qué venía eso.

"Me resulta extraño que todavía no logres comprender a tu corazón"

Entonces, como si cabalgáramos sobre el viento o navegáramos por las estrellas, nos encontramos los dos, de pie, observando a un hombre sentado tras los barrotes de una celda. Observé con mayor atención, y me di cuenta de que era el mismo hombre que me estaba hablando, y que la escena era idéntica a la película "Mongol", nuevamente, cuando meten a Temudjin en la cárcel.

Aquel gigante de pelo largo y maneras rudas, que sin embargo me resultaba tan cálido y acogedor en su trato, me dijo:

"¿Te acuerdas de la película? Un mongol no puede estar mucho tiempo entre rejas"

Me le quedé mirando, sin comprender bien.

"Tú no puedes estar bien si no eres libre. Y para conquistar tu libertad, tienes que lograr primero tu independencia. Tienes que poder vivir por tu cuenta. Paga tus deudas y libera tu conciencia. No te valdrá someterte por falta de dinero. Puedes mantenerte como el mongol: con muy poco, pero libre".

Sentí que mi cuerpo tiraba de mí, que me iba... Ni siquiera me pregunté si ese hombre era verdaderamente Gengis Khan, o un arquetipo creado por mi propia conciencia, o un amigo disfrazado, o una alucinación, o un nada, en definitiva. No me importaba ya. Cuando mi espíritu se elevó y empezó a tomar su rumbo de vuelta, sólo me quedé con los ojos ardientes de aquella entidad, clavados en mi interior, diciéndome:

"Miente quien fuerza el compromiso. Esfuérzate por no mentir jamás".

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Menuda nochecita.., ha sido intensa, y estoy segura de que he vivido muchas más cosas, pero no me acuerdo. Bueno, seguramente no sea necesario.

Pero esta mañana me he dado cuenta de lo que tengo que hacer. Ya por fin, ha llegado la hora de actuar, de ponerme en marcha. No puedo esperar más tiempo.

Y que salga el sol por Antequera.., si quiere ;-)

¡Buen fin de semana, que tengáis unos días magníficos!

2 comentarios:

Corsario Sideral dijo...

Por Dios Andrómeda querida!

Pero qué "sueño" haz tenido. En realidad quien me ha sorprendido mucho aparte del guerrero mongol es la misma vieja que haz visto dentro de esa casa también muy vieja...

Vamos, será que no recuerdas a la querida Bartola, la que conocimos en la Catedral de Lima?. Acaso no es una clara y directa personificación de Saturno también? Como lo fue la querida viejecita Bartola...
La mujer del sueño, era hilandera; la hilandera del destino.Por eso tuvo la sabiduría de decirte lo que te dijo...

Que te recomienda además llevar el rosario para proseguir en tus experiencias de anoche :)



Lo del guerrero mongol sí que es bastante claro y como hablamos por la mañana se complemente con lo que te dijo tu maestro....La libertad está en tus manos, la libertad te determina el poder ayudar, la libertad hace que tu cuerpo, mente y alma se integren...

Mil besos para tí, que tengas un dulce fin de semana.

Luz de Andrómeda dijo...

Bartola me recuerda a mí a la Blasa, la de José Mota, pero en espiritual... Joer, ¿cuánto medía esa mujer, metro veinte? ¿No sería la viuda de un hobbit?

Pues sí: Saturno en vena, qué le vamos a hacer. No hay remedio: todo tiene que ser como tiene que ser.

Ummmm: pues ya sabes, por la parte que te toca. A mi Bartola sólo me dio la mano.., pero a ti te dio una lección en vivo, y de gratis ;-)

Besotes!