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lunes, 19 de octubre de 2009

"Ágora": todos somos Cirilo...

Si ya me lo dijo mi madre antes de ayer: "que dicen mis amistades que a Ágora, la última película de Amenábar, no hay quien la entienda".

La Virgen.., pues si "Ágora" no es entendida por el gran público, apaga y vámonos. O como decía Mafalda, "que paren el mundo, que me apeo".

¿Pero qué es exactamente lo que no se entiende?

Amenábar es un gran director. Lo único que puedo echarle en cara, si acaso, es su excesiva tibieza, en algunas ocasiones. Esa tibieza está bien para no convertir este film en una orgía de sangre (que es lo que pudiera haber hecho en aras de su comercialidad). Pero todo lo sugiere, y no condena nada de una forma rotunda. Por eso la gente, que normalmente no entiende precisamente aquello que no quiere entender, se lía.

"Ágora" no va de la liberación femenina (como quisieran muchas y muchos de la progresía tope-guay-osea), ni es un "peplum" al uso; tampoco hay buenos ni malos perfectamente identificables (¡a ver si es eso lo que desorienta al personal!). Es una historia normal, como cualquier otra: sin grandes héroes, sin grandes villanos. Quizá lo que asusta es que es algo más que perfectamente creíble. Pasa lo que tiene que pasar, que es lo que habitualmente sucede en la vida normal. De hecho, ayer, cuando puse la tele por la noche después del cine, me encontré con un reportaje sobre Pakistán, en la cual aparecían casi los mismos fanáticos religiosos de "Ágora" (con la salvedad de que éstos adoran a Alá y Mahoma), y las mismas élites estudiando en bibliotecas... Ya no sabía en qué milenio me encontraba, francamente.

Ansias de poder, ambición, pasión desmedida y obesesión por el conocimiento... Sobre esto trata "Ágora", y nada más. No se vuelvan locos buscándoles tres pies al gato. La necesidad de sostenerse en su puesto como prefecto romano del ex discípulo de Hipatia, su eterno admirador Orestes; el ansia por el control religioso del pueblo y la defensa de su fe del espeluznante Cirilo; la loca pasión irrefrenable del apasionado esclavo Davos; y la ferviente defensa del conocimiento y del pensamiento filosófico como única forma de trascendencia, que lleva a cabo Hipatia. Ésos son los cuatro puntales que sostienen todo el desarrollo del film. Muchos han sido los llamados y pocos los elegidos en la Meca del Cine: "Ágora" se acerca mucho a la perfección, pero adolece, a mi pesar, de falta de fuerza y exceso de prudencia.

No se hace larga la película, mezcla bien la emoción, la trama y la intimidad del personaje principal, Hipatia (a la que más que como víctima, contemplo como una mujer fuerte, sincera y honesta con sus propias convicciones, que trata de salvaguardar el legado de conocimientos de un mundo que agoniza). No estoy de acuerdo con los que afirman que Amenábar no hace referencias a la astrología: efectivamente, en esa época astronomía y astrología eran la misma cosa. Simplemente, el director no ha querido "mojarse", ha abogado por la "seriedad" aparente de lo científico frente a lo paracientífico.., pero cualquier astrólogo que vea la película se dará cuenta de la efusiva aparición de estatuas de carneros en la Biblioteca de Alejandría (clara alusión a la época anterior, gobernada por el signo de Aries), frente al surgimiento y explosión de todo tipo de fanatismos religiosos (con su corte de milagros, santos, sacrificios, expiaciones, asesinatos en nombre de Dios y otras yerbas) a cargo de los terribles parabolanos, y representativa del fantasioso y perturbador Piscis.

Se hace referencia, además, a una conjunción Venus-Marte en Acuario... Buena metáfora para dar a entender la relación especial que une a dos seres de distinto género que no mantienen, en cambio, intercambio sexual ninguno.., pero que sí comparten una profunda comprensión y comunión a nivel espiritual (y para entender eso, hay que saber, al menos, un poco de astrología ;-)

Lo más interesante y perturbador de "Ágora" es el contraste entre precisamente eso (el significado real de un ágora, o lugar público de conocimiento y debate para los ciudadanos de cualquier urbe que se precie del Mundo Antiguo), y el otro significado: el del fanatismo extremo de Cirilo y sus secuaces, en la defensa de su particular status quo. Cirilo ha pasado de ser un líder de una secta perseguida (los cristianos) a ser el obispo de la religión de moda (protegida y encumbrada por un Imperio Romano decadente). No nos engañemos: que Cirilo no es más ni menos que ninguno de nosotros. Todos somos Cirilo en cuanto se nos da una miajita de poder. Todos deseamos imponer nuestro propio criterio, nuestras propias ideas, nuestra propia fe. Por eso Cirilo siempre vence: porque es el representante del Poder, con mayúsculas, y contra eso no hay pero que valga.

Ni siquiera Hipatia, tan guapa, tan lógica y razonadora ella, se salva, bajo mi punto de vista, de esta lacra. ¿Pues no vive en un mundo donde la esclavitud es moneda de uso corriente? ¿Cómo puede defender esa postura una mujer que filosofa sobre el axioma "si hay dos cosas iguales y a ésas dos se iguala una tercera, entonces las tres cosas son iguales"? Los que mueren en la película, empero, no lo hacen por sus contradicciones, por su fé, por sus pasiones o por mala suerte; mueren porque tienen que morir, porque el más poderoso siempre acaba imponiéndose, por las buenas o por las malas, y contra esa marea revolucionaria de cambios (para bien o para mal), no hay moral, ética, matemáticas o filosofía que valgan.

"Ágora" muestra claramente y sin tapujos que eso de la convivencia entre culturas, religiones o pueblos distintos tiene más de fantasía que de realidad (maquíllenlo como quieran los farsantes transmisores de la cultura del "buen rollito", que no son sino siervos, una vez más, al abrigo de sus propios intereses comerciales).

Yo, personalmente, me quedo, de todos los personajes, con el secundario del esclavo Davos... Y es que Hipatia es demasiado simbólica, demasiado ideal, demasiado "signo de Aire" como para pertenecer al ámbito de los personajes admirados de mi corazón. Davos, en cambio, es todo carne y sangre: devoto, loco, víctima de su pasión devoradora, antihéroe, débil, atado de pies y manos por cadenas que, al contrario que las de la esclavitud, no tienen la posibilidad de romperse nunca. Él único de todos verdaderamente admirable, puesto que lucha, hasta el final, contra el peor de los enemigos (él mismo), a pesar de que sabe perfectamente que esa batalla está perdida de antemano.

Tremenda "Ágora", a pesar de sus defectos: excelente puesta en escena, y dos horas increíbles de acción que no se hacen largas. Excelente la interpretación de Rachel Weisz en el personaje principal de Hipatia (que por cierto, aunque algunos aún lo duden, fue real, existió). Difícil película, que no va a ser entendida por aquellos que piensan que el vecino es mucho peor que ellos mismos (o sea, el 98% de la población), y que creen que la culpa de todo la tiene siempre el de enfrente, y que ellos lo harían mejor si el poder estuviera en sus manos, claro. Porque repito, Cirilo somos todos. Tan sólo que nos den una cátedra, un púlpito o un escaño en el Congreso, y ya verán, ya... Ya verán ustedes los resultados.

¡Besotes!

3 comentarios:

Anónimo dijo...

plas, plas, plasssssss!***Aplausos. Cómo te explicas, ja mía!, me entran ganas de ver la peli en cuestión.
Muack
Capgirell

Luz de Andrómeda dijo...

Me alegro muchísimo que te guste, wapa. La verdad, la película merece la pena de verse (y más aún, con la cantidad de bodrios con los que nos están "obsequiando" en los últimos tiempos).

¡Besotes!

Castor vs Pollux dijo...

¿Tu crees que adolece de fuerza y peca de exceso de prudencia?...

Yo creo que esa es una de sus virtudes. Me explico. Lo que falta en la película, en realidad, es pasión...

... Y no creo que sea algo casual. Porque hay cosas que hay que verlas de forma desapasionada. No creo que Amenabar haya concebido esta película para que odiemos a los cristianos y amemos a los paganos, sino para que observemos con objetividad. Y la objetividad me temo que esta reñida con la pasión.

Por cierto, no pongo este comentario en el post correspondiente, porque creo que allí se esta hablando de temas mas personales y no quería desviar la atención, pero que pena que te prodigues tan poco con tus poesías...

Me encanta como escribes.

Un beso.