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miércoles, 8 de julio de 2009

RAN, de Akira Kurosawa.., ¿para qué decir más?

"Guerrero no es el que vocifera y agrede,
Guerrero es todo aquel que defiende
los territorios del Padre-Madre en su interior...

La “guerra” no es fuera:
NUNCA fue fuera de nosotros mismos
"

V.M.Shevadwh (El Águila Dorada)
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Anoche tuve la oportunidad de ver una increíble película de Kurosawa, una de ésas que llaman "de culto". Bueno: siempre que opto por Kurosawa, sé que me va a remover algo muy profundo, muy dentro de mí misma. Este director japonés es así: o se le ama, o se le odia: no hay término medio. Hay que decir de él que dirigió más de 30 películas, entre ellas, algunas tan conocidas como "Los siete samuráis", "Rashōmon", o la magnífica e intimista "Dersu Uzala: el cazador".

Este hombre contaba que en 1923, cuando tuvo lugar el gran terremoto que destruyó Tokio, y con tan sólo 13 años, tuvo que pasearse con su hermano Heigo, de 17, por mitad de toda esa devastación, intentando apartar la vista de los muertos... Pero su hermano Heigo le obligaba a mirar, y más tarde reconoció que ese trauma le permitió, durante todo el resto de su vida, mirar de frente lo que le aterraba, como modo de vencer su propio miedo.

Además de su peculiar estilo, hay que decir que Kurosawa estuvo muy influido por la cultura occidental, que tanto admiraba... En cuanto a "Ran" (que en japonés significa algo así como "caos"), fue la última película épica del director. Se trata de un drama que muestra la caída de Hidetora Ichimonji, un septuagenario "Señor de la Guerra" de la Era Sengoku, que decide abdicar en favor de sus tres hijos. Tras llevar a cabo esta decisión, su reino se desintegra debido a las luchas de poder entre su prole. Hidetora enloquece, y el clan de los Ichimonji se hunde definitivamente en la culminación de la venganza y la traición, en la que se ajustan viejas cuentas.

Poderosas imágenes; un uso alucinante de la cámara; la utilización de elementos atmosféricos como base para representar simbólicamente los sucesos que han de ocurrir, y también de los colores de las armas de los tres hijos (amarillo para representar la sed de riquezas; rojo para el poder, el sexo y la sangre; azul, simbolizando el intelecto) y del resto de personajes. Se nota claramente la inspiración sobre la obra de Shakespeare para la realización de esta epopeya, concretamente "El Rey Lear". Apunto, para subrayar la idea de drama implícita en esta colosal obra, que incluso la esposa de Kurosawa murió durante la producción de esta película, aunque Kurosawa apenas quiso parar un día el rodaje por motivos de luto.

Me quedo de "Ran" con una serie de ideas fundamentales que me están dando vueltas en la cabeza en los últimos tiempos, y que esta película me acaba de poner delante de los ojos, a la manera de colofón final... Los personajes parecen, todos ellos, sumidos en una especie de maldición vital indescriptible. Pareciera que cabalgan constantemente dentro de los límites de su propio infierno. Víctimas, y a la vez verdugos, no son golpeados por un destino inexorable desplegado por los dioses en venganza o por mero juego, sino que, por el contrario, cosechan simplemente el resultado de sus propios actos. De esta regla general se excluyen algunos personajes, como los de la joven Sué, que abraza la religión budista con devoción, en un intento de aceptación de su destino trágico (aunque al final también sufre en sus carnes las consecuencias de la maldad ajena), y su hermano músico y ciego (un personaje espeluznante, con una caracterización y estética casi de manga, y que pienso que puede ser el alter ego del propio Kurumada, prácticamente ciego ya cuando dirigía esta película).

La escena final, en la que este flautista ciego pierde la imagen del Buda compasivo y protector que le confía su hermana, es conmovedora y llena de significado (o eso se me figura a mí). Pareciera como si el ser humano, ciego a su pesar, perdiera toda capacidad de redimirse por su empeño loco en avanzar a tientas hacia cualquier abismo.

En otro orden de cosas, la escena del ataque al tercer castillo me parece de una maestría incomparable. Las nubes que Kurosawa hace representar, cada vez más ominosas, muestran la evolución de la situación desde la estabilidad y el orden, al caos más absoluto y sin sentido (aparentemente, ya que los actos de la mayoría de los personajes son los que determinan su caída, su miseria y su desesperación final). La constante presencia en muchas partes de la película de lo que ayer dimos en llamar "cigarras samuráis", con su chillido agudo y constante, parecen pronosticar el avance de las fuerzas del mal, de la muerte, con su ímpetu cada vez más siniestro. La tensión entre el deber, y los deseos y sentimientos de los personajes, es otra de las constantes de esta película.

"Ran" muestra cómo los conflictos familiares, el egoísmo, el odio, la ambición desmedida y el afán de venganza pueden arrasar con todo, aunque se parta de una situación privilegiada en un principio... Me vinieron a la cabeza muchos, muchos casos de conflictos familiares terribles que, por un motivo u otro, han llegado a mis orejas. Gentes que se consideran víctimas de su propia familia, de sus propias circustancias vitales.., sin darse cuenta de que quizá cosechan aquello mismo que anteriormente han sembrado (en esta vida, o en otras). Sólo queda, pues, la libre elección del saber actuar honorablemente en ésta (ya le destierren o no a uno, ya le mancillen o no a uno).., o elegir caer, nuevamente, en esa espiral terrible de karma, de dolor, sangre y destrucción.

Un ejemplo de ello es el personaje de la pérfida Kaede, simbolizada por la estatuilla de una zorra, que únicamente vive con el propósito de devolver el daño que a ella misma le ha sido inflingido, causando su propia perdición y la de todo el clan. Hidetora, el protagonista, camina todo el rato por su propio infierno como reflejo de una existencia erigida sobre la guerra, el odio, la destrucción y sus innumerables crímenes. El hijo mejor, Saburu, aparentemente representa el triunfo de la inteligencia sobre toda esta locura, aunque al final también cosecha, de rebote, el resultado de la maldad de otros. Y el personaje de Kyoami, el bufón, ingenioso, sarcástico y malicioso, vestido con los colores del arcoiris, permite la expresión perfecta de todo el enorme potencial dramático de Kurosawa; es como una muestra de la lucidez de la mirada externa del director en medio de tanta locura, pavor y sangre.

El loco que no es loco y que también es una víctima de las circustancias, y aún de sí mismo... El terrible sino del hombre atado a un cruel amo, a un tirano devastador, henchido y ahíto de su propio poder.., y que acaba volviéndose más loco que el payaso que le pertenece. Bufón hombre-mujer, que encarna en su propia miseria el destino de aquellos que no son capaces de elevarse por encima de la espiral del Samsara.., que no son capaces de trascender su propio destino.

Hacía mucho, mucho tiempo que no veía una película de esta maestría... Un aplauso cerrado por la espléndida "Ran", de Kurosawa, que en un alarde de inspiración, quiso mostrar al mundo la futilidad de la propia vida, a menos que alcancemos la trascendencia.

6 comentarios:

mhyst dijo...

A mi lo que me mola de esa peli es que salen dos de mis castillos preferidos: Himeji y Iyo Matsuyama

¿Cómo andamos? :)
Anda que no hace tiempo que no comentaba. A ver si me voy enmendando.

Besitos

Luz de Andrómeda dijo...

¡Bienvenido de nuevo a mi casa, querido Mhyst!

Sí: no voy a negar que se te echaba de menos. Precisamente hoy iban cruzando un disco tres japoneses silbando la conocida "Green Sleves". Pensé que era una señal. Quizá hacía referencia a esto :-)

He visto a otras dos japonesas también, cruzando otro disco, y riéndose a carcajadas, porque una de ellas se había perdido. Demasiados japoneses por hoy, ¿no te parece?

Acabo de volver de unas pequeñas vacaciones, la última semana de agosto me iré otra vez. Estoy viendo, por otro lado, el anime "Samurai 7".., ¿lo conoces? ¡Es extraordinario!

No quise darte la tabarra, sé que estás metido en tus propias batallas y no me gusta molestar. Pero de nuevo, ¡bienvenido!

¡Besotes Mhyst! :-)

mhyst dijo...

Suponía que estabas de vacaciones, porque... llevabas unos días sin escribir, lo que es raro en ti :)

En puaqui toico bien.

Jajaja
Hay muchos japoneses por todas partes. Jo! y eso que es un país pequeño.

Pues resulta que hace dos días he terminado la serie. Es la típica historia de los siete samurai del mismo Kurosawa, pero ambientada en un Japón futuro muy feudal y mecanizado. Al principio sólo siguen la línea argumental clásica, pero luego se pone la cosa más "animá" (de anime) jajajaja

Besitos :>

Luz de Andrómeda dijo...

Séeeee; hasta primeros de Septiembre no me pondré a escribir más, que quiero descansar bien este mes. Uh! Así que tú también la estabas viendo? Ay, Dios, qué coincidencias más.., coincidentes.

Te advierto que estoy buscando chivo expiatorio para irme a Japón, quiero viajar allí al menos 10 días, aunque no sé cuándo, ¿te apuntarías? Que yo por aquí no convenzo a nadie, jajaja.

¡Besotes!

mhyst dijo...

A Japón?!!!! Me apuntaría de mil amores, pero... este año no puedo... :(

Luz de Andrómeda dijo...

No: yo este año tampoco puedo. Pero hay diversas cosas que me indican que probablemente sería cuestión de planteárselo, porque también probablemente hay que hacerlo.

Ya te contaré más. De momento, sólo es una idea que, por algún motivo, ha nacido en mí.

¡Besotes!