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miércoles, 22 de julio de 2009

Eclipse total de corazón

Hace muchos, muchos años... (joer, empezamos bien: parece un cuento).

Ahora en serio: ya hace cierto tiempo que me dedicaba a machacarme a mí misma con esa excelente canción de Bonnie Tyler, archiconocida por cierto, que se llama "Total Eclipse of the Heart". Me pilló de repente una de ésas épocas fatales de la vida, en la que a uno le da por el sufrimiento y la agonía de origen amoroso. Cómo no, se trataba del bonito, agradable y siempre revelador Retorno de Saturno. La escuchaba una y otra vez, intuitivamente presintiendo su real significado... Era para mí como una especie de catarsis.

Muy plutoniano-neptuniano, por cierto, el vídeo, oigan :-)

En fin: por fin se reveló el eclipse en toda su magnitud para mí. Hablo del eclipse de hoy (de esta madrugada, para mí, que estoy en España).

En mis estudios astrológicos, en mis tratamientos de reiki, en mis consultas de tarot, siempre, siempre me he dado cuenta de un hecho importante: la Casa IV, Casa de los orígenes familiares entre otras cosas, resulta ser altamente sensible para todo el mundo.

Bueno: las Casas de Agua, todas ellas, resultan altamente sensibles, es cierto... Pero, ¿quién puede levantar el dedo y afirmar categóricamente que con su familia nunca, nunca ha pasado nada, ni tiene ninguna cuenta pendiente?

Cuando me hice mi primera regresión, percibí un hecho curioso: en aquella supuesta "vida pasada", ni mi padre ni mi madre me importaban emocionalmente poco más que un carajo. A veces le doy vueltas y vueltas al misterio de las familias, de los lazos y vínculos familiares una y otra vez. Me fascina, me maravilla percibir, darme cuenta cómo nuestras familias son, la mayoría de las veces, instrumentos de nuestro propio castigo, de nuestra más tremebunda perdición. Es como si una mano invisible hubiera puesto a propósito a todas esas personas en nuestro camino; gentes a los que estamos atados por el lazo apremiante de la obligación y el deber social, pero con las que, muchas, muchísimas veces, ni siquiera tenemos nada en común.

El eje del eclipse toca para mí, como se puede ver en el gráfico, la sensible barrera de la IV-X. La Cuarta, Casa de los orígenes y de los finales, es muy importante y sensible para mí (todavía más aún), porque en ella tengo a la Luna, simbólicamente gerente y estandarte de todo mi mundo emocional. La Décima es la Casa de la proyección en el mundo, la seguridad en uno mismo, la autoaceptación, el brillo de cara al exterior, la afirmación vital como persona. Al haber una oposición, hay un combate muy en tablas entre una Casa y la otra. Mi familia contra mi desarrollo personal y profesional, por decirlo de alguna manera.

Curiosamente, estaba excesivamente preocupada por los temas laborales en este período, como para darme cuenta (aunque lo tenía delante de las narices y me parece ahora más que evidente) que la cosa se presentaba mucho más importante y profunda... Pero sólo lo que uno interioriza, lo que consigue traer desde el incosciente, desde el alma, a la capa más superficial de la razón y del conocimiento, es definitivamente entendido.

Un eclipse total de Sol sobre mi Medio Cielo: el punto de la Carta que simboliza nuestra identidad social o imagen pública. Cuando el corazón se eclipsa, cuando el alma se eclipsa porque nuestro Sol, que simboliza nuestro Ego, nuestro Yo más vital, se oscurece y pierde su luz de forma total, como ha ocurrido en esta oportunidad, ¿qué nos queda? Ese Sol simbólico, que es mi identidad de cara al exterior, se siente hoy sumamente dañado. Y más lo estaría si no me estuviera esforzando desde hace al menos cinco días por comprender y aprender.

La familia puede ser la fuente de nuestra más maravillosa realización.., o de nuestro más profundo sufrimiento. Mis problemas son con mi madre: un Nodo norte conjunto a la Luna en la Casa IV son síntoma evidente de toda esta indisposición. Todo empezó a desvelarse a raíz de una sesión de hipnosis en el último módulo del curso de Ortohipnosis de Horacio Ruiz: ahí me di cuenta de hasta qué punto estaba "tocada".

Sinceramente, me siento como si hasta la fecha hubiera estado haciendo el primo, negando mi esencia, viviendo en pos de las necesidades, los gustos y las opiniones de mi madre. No voy a irme a lo fácil (nunca lo permito) y culparla simplemente de todo este proceso sin más, porque además ya no sé qué parte de mí ha permitido esto por altruismo, y qué parte lo ha hecho por comodidad o por miedo. Mi Sol, eclipsado, me da el siguiente mensaje: "no vas a ser capaz de sostenerte a ti misma, necesitas el apoyo y la fuerza familiar: todas esas ventajas que has tenido, todos esos privilegios". Cuando el Sol me habla así, me da pánico, un pánico visceral a acabar mis días en la mendicidad o la miseria. Pero algo muy fuerte dentro de mí, que está empezando a despertarse, afirma "más vale que te libres ahora o nunca de todos esos condicionamientos. Sé libre".

Yo no sé hasta qué punto el ver a mi madre como una víctima-verdugo durante todo este tiempo me ha arrancado de raíz todos mis posibles deseos con respecto a mi propia y futurible maternidad... Cuando uno se tira toda su vida escuchando a una madre decir que uno tiene la culpa de todas sus penas por haber nacido, que uno es el culpable de sus desdichas, es poco probable que le dé a uno por la maternidad compulsiva (no vaya a ser que te ocurra lo mismo). Tengo miedo a convertirme en esa víctima propiciatoria que parece ser mi madre. También puede suceder que durante todos estos años, y ya tengo 36, haya estado tan condicionada, con tan poco margen para hacer lo que realmente deseo, que la sola idea de dedicarme a cuidar a otra gente, como he hecho con mi familia (aunque ellos jamás me lo reconocen, y jamás me lo reconocerán) me produzca una especie de severa urticaria.

Por otro lado, ella es una víctima curiosa, que insulta, que desprecia, que enajena el libre albedrío ajeno (al menos, el mío propio). No sé si esto podrían considerarse malos tratos o no, pero juega conmigo ese juego terrible e injusto de "una de cal y otra de arena". Bueno: es posible que en otra supuesta vida pasada, yo haya abusado terriblemente de alguien, y que ahora esté cosechando el "premio" de mi propia maldad. No lo sé. Sólo sé que mi alma no se resigna a la miseria, a la derrota, a la desesperación.

Venus, Mercurio, Sol-Luna, MC, todos ellos en Cáncer: dos natales y tres en tránsito. Mercurio como regente de mi Ascendente y de mi propio Sol. Demasiada carga contra una Luna-Nodo norte natales, que se oponen terriblemente a mis propios deseos de cambio, de evolución personal, de brillo, de madurez, de decir "aquí estoy yo, y vosotros no vais a hacerme daño ni a pasar por encima de mí, pisándome la cabeza". ¿Un secreto? Si por mi fuera, oigan, no querría ni verla. Esta mañana hemos discutido fuerte. Prácticamente no puedo aguantarla cuando me ataca así. Me niego a seguir el resto de mi vida soportando esto. Lo que me preocupa es cuándo (si es que lo consigo) lograré superarlo. ¿Algún día lo conseguiré?

No sé qué he estado pensando durante todo este tiempo... Verdaderamente me siento estúpida, pero no he querido casarme, ni juntarme con nadie, para salir de mi "cárcel" (sentía interiormente que eso nunca ha sido, ni será, la verdadera solución). Ójala el eclipse hiciera un milagro, y yo pudiera librarme, de un plumazo, de las terribles amarras que me atan. Soy un ser alegre, tranquilo, libre y amistoso en esencia.., que se ha tirado largos años, desde que murió mi padre, escuchando insultos terribles, acumulando despreciosy traiciones que me han dolido en exceso, simplemente por ser quién era; siempre pensando en agradar a mamá, en ser la "chica buena", en llevarla aquí o allá para que saliera un poco de su condición de víctima. Siempre pensando si cada paso que iba a dar hacia delante iba o no iba a satisfacerla a ella... Pero he perdido mucho, mucho tiempo y energías para intentar afianzarme profesionalmente, para intentar comprarme mi propia casa, para intentar independizarme de toda esta situación extraña y dolorosa. Espero no cometer ahora un error terrible, y también espero (¡espero!) que no sea demasiado tarde.

¡Bueno! Aquí resumo las consecuencias del eclipse sobre mí... La Luna, regente de Cáncer, es la que se opone a todos esos planetas y puntos clave en dicho signo, lunación eclipsada incluida. La cosa es tan fuerte que, a pesar del enorme vínculo que me une a mi madre, y de lo bien que nos sentimos y que nos hemos sentido en infinitas y múltiples ocasiones juntas (cuando se convierte en persona, y no en ese mártir-verdugo que tanto odio), reconozco que han habido ocasiones en que he deseado que se muriera, para poder ser libre y para paliar, de alguna manera, mi propio e intenso sufrimiento.

Si soy brutal, o si no me corto a la hora de decir la verdad, es porque he descubierto que pocas veces se avanza hacia delante si uno no está dispuesto a enfrentarse a su propia sombra. La Casa XII es una Casa de desgracias.., y una tiene muchos, muchos planetas (y personales) en la XII. Pero también es la Casa que permite la trascendencia.., lo dicho: probablemente, si uno tiene el valor suficiente como para enfrentarse a su propia sombra.

¡Saludos!

7 comentarios:

isthar dijo...

Querida amiga, extraordinaria entrada, la he leído con mucha atención y hay una gran profundidad y esencia en todo lo que planteas Felicidades, Te deseo lo mejor, paz, alegría,bienestar y salud y mucha FELICIDAD. uN GRAN ABRAZO Y BESOS
MARISSA

isthar dijo...

Amiga, qué amor tan grande sientes por ella, por eso te hace sufrir tanto.Si no la quisieras te sería indiferente,no te haría sufrir.
Deseo que puedas canalizar y que logres comenzar un ciclo afortunado, felíz, pleno de toda la dicha que mereces. Eres un espíritu delicado, sensible, que necesita que ese amor único e insustituible,sea por fin un remanso, un oasis.que asi sea
Recibe todo mi afecto Marissa

Luz de Andrómeda dijo...

Yo también te deseo lo mejor, hermosa... Porque te siento hermosa de espíritu y de corazón, además de cuerpo...

Y sí: los grandes amores suelen conllevar aparejados, a veces, los más grandes sufrimientos. A veces no, pero muchas veces sí.

Seguiremos informando... Un enorme beso, preciosa!

Anónimo dijo...

Querida Andro, yo tuve historias similares, el leerte me recordo muchas cosas y vivencias, pluton/luna en XII, como me dijo alguien es haber tomado en lugar de leche hiel.
Pero, pero, ahora que no la tengo, cosa curiosa a pesar de mis 57 a;os, extra;o las llamadas que le hacia diariamente, y muchas cositas.
El ser humano es increible como se cuestiona, perdona y se recupera.
Te mando un cari;o grande.
Marta sagitario

Anónimo dijo...

Andrómeda! la descripción del dolor en los lazos cercanos, justamente la palabra lazo que ata o bien podría sujetar amorosamente.
Ya sabés que mi XII me tuvo a mal traer y que el beneficio que encierra esa casa es para nuestro crecimiento interno y para un estilo de servicio al prójimo mucho más amplio que el tradicional virginiano.
Las madres, claro que uno las ama o amó pero es eso: hubiéramos deseado que se "notara" y en consecuencia tener la devolución de ese amor en ida y vuelta.

Leerte es un placer!!! Y tu Blog es para premio y medalla.
Besote, desde Argentina

Mandy

Luz de Andrómeda dijo...

Buenas, buenas, Martita: es terrible llegar a cierta edad y, de repente, darte cuenta del egoísmo de tus padres. Yo no quiero (jamás quise) hacer daño a nadie, pero creía que esto me había afectado menos y no es así. Ya no tolero apenas que nadie me dé los buenos días, estar siempre pensando si mi madre va a aparecer por detrás mío reconviniéndome, me ha sumido, con el eclipse, en una especie de manía persecutoria.

Sí. El ser humano es increíble cuando quiere cambiar, como tú lo has hecho. ¡Y me consta que tiene que haberte costado sangre, por lo que has podido contarnos anteriormente!

Un abrazo bonita, gracias por tus palabras.

Luz de Andrómeda dijo...

Hola, hola, Mandy: qué placer es leerte siempre, escucharte aquí o en el foro o donde sea.

Precisamente ayer leía algo en un enlace que postearon en el foro sobre el tema de las enfermedades mentales, la cuestión de la oposición entre la 6 de Virgo y la 12 de Picis. Tiene mucho que ver con lo que me comentas.

Claro que sí: si sólo hubieran sabido reconocernos un ápice que se habían dado cuenta de todo lo que hicimos por ellas. No concibo una madre de otra manera. Será por mi Venus.

... Y teneros a vosotras/os aquí es un privilegio, como ya he dicho muchas veces, y me anima a seguir avanzando, avanzando sin poner ni un momento la vista atrás.

¡Un abrazote, como diría Ichijo!