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jueves, 18 de junio de 2009

Aguamarina: la protectora oceánica

Me detengo un poco en la narración de mis aventuras y desventuras pasadas por tierras marroquíes, para hablaros sobre el aguamarina, dentro del apartado dedicado a las piedras y minerales... Interesante tocar a esta piedra semipreciosa tan particular, ahora que Neptuno retrógrado, conjunto a Júpiter y a Quirón, también ambos retrógrados, están haciendo de las suyas por el Zodíaco.

El aguamarina es una variedad de berilo, prima hermana de la esmeralda, aunque alcanza menor precio en el mercado. Su nombre, latino, hace referencia a su color, generalmente azul verdoso, que recuerda al agua del mar. Las minas más importantes donde encontrarlas están actualmente en Brasil. Sin embargo, los ejemplares más cotizados proceden de los Urales, en Rusia.

Desde antiguo, las aguamarinas han estado asociadas al mar y los marinos, que las encontraban de gran valor como talismán contra los peligros de las aguas oceánicas. Los romanos creían que esta piedra había escapado del cofre de las Sirenas, las hijas de Neptuno, dios del mar. En todo caso, el aguamarina es símbolo de esperanza, está asociada a la diosa Venus, y como tal, fomenta el amor, la paz y la concordia.

Se dice que esta piedra actúa de forma especialmente eficaz sobre el chakra de la garganta, favoreciendo la comunicación y la expresión. Alivia la sinusitis, los dolores de dientes, de mandíbula y de nuca, y sobre todo, trata problemas glandulares y alergias, en especial los de tipo cutáneo. Los entendidos en gemoterapia la recomiendan para reforzar el campo electromagnético y atraer la buena suerte. Aporta felicidad y alegría a su portador.

En el ámbito espiritual, el aguamarina aporta calma, paz, claridad mental e inspiración creativa. Es útil para los estados melancólicos y depresivos. El aguamarina, por otro lado, combate eficazmente el estrés, alivia las dolencias de los riñones (donde se acumula gran parte del dolor emocional y del nerviosismo), y fortalece el sistema nervioso central, además del hígado.

Esta piedra suele obsequiarse como símbolo de fidelidad o amistad. Se la llama "la piedra de la clarividencia", porque promueve la actividad psíquica y fomenta las capacidades intuitivas innatas en el ser humano, invocando elevados estados de conciencia. Promueve la reflexión y la meditación, e induce a tener sueños relajados. Previene la retención excesiva de líquidos en el cuerpo, y mejora las funciones digestivas y de eliminación. Por otro lado, detiene el miedo, y ha sido catalogada como el mejor remedio para paliar la desconfianza, la falta de fe o la tibieza espiritual.

En definitiva, esta hermosa gema, del color de las aguas del mar, arroja luz sobre las incertidumbres más terribles que pesan sobre nosotros... Asociada específicamente al signo zodiacal de Piscis, correspondiente con los planetas astrológicos Luna y Mercurio, y afín a la plata, la consideran "nacida de la espuma del mar", como a su diosa protectora, Venus (o Afrodita).

¡Besotes!

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