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martes, 11 de noviembre de 2008

Saga de Astrea 7-fanficCaballeros del Zodíaco

“El Infierno está vacío, y todos los demonios se hallan aquí”.
William Shakespeare


Quedé con él al día siguiente en la famosa fuente Morosini, que nosotros conocemos como la Fuente del León, en la plaza del mismo nombre... Estaba sumamente intrigada por todo lo que rodeaba a la misteriosa aparición de Jorge, y quizá la necesidad de dejar atrás el aburrimiento que me invadía en los últimos tiempos me hacía más temeraria: absurdamente temeraria, probablemente. Descubrí que mi corazón volvía a latir con fuerza, después de tanto tiempo… A veces, todo lo que necesitamos es que el destino nos dé un empujón, más o menos brutal, y entonces.., entonces descubrimos muchas cosas acerca de la vida, y aún acerca de nosotros mismos. Toda aquella historia del Cetro de Minos.., en otras circunstancias, lo hubiera tomado por las burlas de una mente enajenada. Pero algo me impelía a presentarme allí, nerviosa, y a esperar la aparición del tal Jorge impacientemente, como el que ha vislumbrado entre brumas algo valioso que teme que se le escape de entre las manos.

El joven llegó 20 minutos tarde, y yo casi había montado ya en cólera, furiosa ante la posibilidad de que todo no hubiera sido más que una patraña, una excusa para salir indemne de mi casa. Pero cuando vi sus ojos pardos y enormes, inocentes como los de un crío, todo mi enfado desapareció. Intenté guardar la compostura, pero descubrí, algo alarmada, que no era capaz de resistirme al embrujo de aquella mirada hipnótica. Jorge se sentó en la terraza en la cual yo llevaba esperando tanto tiempo, a mi lado, a pocos centímetros de distancia, y yo empecé a sudar. “Mantén la calma”, me dije para mis adentros. Al fin y al cabo, la situación parecía más bien anodina, nada excitante… A los ojos ajenos, no pareceríamos más que dos amigos, dos jóvenes corrientes que se habían citado para tomar algo, aprovechando el cálido atardecer cretense. Jorge puso el brazo indolentemente sobre el respaldo de la silla y cruzó las piernas. Me fijé en un pequeño esparadrapo que, colocado sobre la frente, cubría la herida de la noche anterior. Él sonrió y señaló con la cabeza mis agujas de hacer punto, que había abandonado sobre la mesa.

- Curioso hobby, ¿eh?- su acento extraño lo hacía más seductor, si cabe.
- Y práctico, sobre todo cuando una tiene que esperar largo tiempo y no se presentan a la cita.

Él se rió con fuerza, echando atrás levemente la cabeza.

- Ah, pero tenía una justificación. No encontraba esto y quería mostrártelo.

Puso sobre la mesita de la terraza un libro enorme.

- ¿Y esto qué es?
- “Atlas del mundo griego”- leyó, con alguna dificultad- He señalado aquí una página con cierta historia que debes ya conocer.

Intrigada, abrí el volumen y leí en voz alta.
“Minos: hijo de Zeus y de Europa. Fue célebre como legislador. Reinó en Creta a la muerte de su padre adoptivo Asterión. Desde la ciudad de Knossos colonizó muchas islas del Egeo, y en general, era considerado un gobernante justo”.

Cerré el libro con brusquedad.

- Apasionante, sin duda. Pero jamás me interesó la mitología: ni la clásica, ni ninguna otra.
- Un segundo, sigue leyendo.

Le obedecí, pero eso no arrojó ninguna luz sobre el misterio del cetro.

- Bien. Según esto, Minos fue convertido tras su asesinato en uno de los jueces de los muertos en los Infiernos, y su supuesto sarcófago fue devuelto a Creta, y yace en algún lugar con la inscripción “La tumba de Minos, el hijo de Zeus”... Oye, mira, no quiero parecer descortés, pero sigo sin encontrarle el sentido a todo esto. Será mejor que me vaya.

Jorge me detuvo rápidamente, agarrándome por el brazo y abortando mi primera intención de abandonar la mesa. Sentí la fuerza de sus dedos en mi piel, y de repente, sin saber por qué, también un escalofrío, y otra vez, ésa como especie de advertencia que se despertaba en mi interior cada vez que él abandonaba su compostura amable.

- Dime, Kelia… ¿Qué es para ti el Infierno?
- Menuda pregunta.
- Contesta.
- El lugar al que las almas de los condenados viajan después del Juicio.

El joven me miró de hito en hito.

- ¿Ya?
- Sí, ya… ¿Qué más quieres que diga?

Jorge negó con la cabeza. Un viento frío se levantó de repente, llevándose consigo algunas servilletas de las mesas cercanas y anulando en parte el bochorno que el calor había desplomado, inclemente, sobre la plaza. El sol estaba próximo a morir. Mi acompañante parecía absorto. Una especie de velo le había oscurecido las pupilas, y tenía la expresión cambiada, como si pudiera ver algo que yo, evidentemente, no lograba percibir.

- Kelia querida, el Infierno es lo que nos espera y lo que guarda el secreto de la inmortalidad.

Pensé, por su extraño acento, que o bien no le había entendido, o bien él no había sabido expresarse con propiedad. Le miré, estupefacta.

- ¿Estás seguro de que no eres miembro honorífico de alguna secta? Supongo que te pareceré cínica, y tal vez estúpida, pero considero que no es para menos.
- El Cetro de Minos es nada más y nada menos que la llave del Infierno. Puede abrir y cerrar las puertas del Hades. ¿Comprendes ahora?
- No, pero suponiendo que tal cosa exista, ¿por qué crees que debes encontrarla?
- No lo creo: lo sé. Igual que sé que tú puedes ayudarme. ¡Hay tanto en juego!

Si ahora asegurara que lo vi venir, mentiría… Él debió darse cuenta mucho antes que yo, porque el movimiento que hizo fue prácticamente invisible a mis ojos. Noté de nuevo cómo me cogía del brazo, y esta vez no aflojó la presión. En unos instantes, me sentí llevada prácticamente en volandas, tras él. Corríamos los dos por un estrecho callejón, alejándonos de la plaza. Sin embargo, algo me hizo volver la vista atrás, en mi confusión. Y entonces le vislumbré, porque tampoco puedo decir que lo viera con claridad. Estaba junto al pretil de piedra de la fuente del León, y su silueta, alta, regia, se manifestaba al contraluz, por delante de la mole de la basílica de San Marcos. Fue sólo un instante, pero recuerdo que un rallo de luz sobreviviente del ocaso le iluminó los cabellos color de miel, que se agitaban con furia debido la ventisca que se estaba levantando. Y ésa fue la primera vez en esta vida que vi a Aioria, aunque entonces no sabía que no iba, ni de lejos, a ser la última.

4 comentarios:

Corsario Sideral dijo...

Empieza ya lo interesante para la amiga Kelia eh?.

Sabes?. Me gusta como suena ese nombre, de dónde lo sacaste cariño?.

Ah, esa foto del amigo Aioria es soberanamente espectacular. Poderoso, real, contundente...

Te seguimos con atención Andrómeda querida!. Desde nuestra nave la Arcadia, todos espectantes siempre de tu increíble fic.

Besos!

Luz de Andrómeda dijo...

Hola, hola!:

Pues es un topónimo griego, ya sabes que me gusta todo lo griego, concretamente, todo lo relativo a la Hélade... Sin embargo, con este Kelia he jugado un poquito, ya que es también hebreo, y significa "corona de laurel".., lo cual tendrá un profundo significado mitológico-astronómico al final del fan-fic, como ya se verá. Pero hay además otra curiosidad: hay un nombre femenino igual que procede del picto, del gaélico antiguo, y que significa "guerrera" ;-) ¿Cómo lo ves?

... Lo elegí también porque me recordó, y en honor a otro que tú ya bien sabes... A veces me da por hacer cosas muy raritas, lo reconozco. Luego me confundo, me monto líos entre lo que pienso en mi cabeza y los símbolos mentales que manejo, y se me ve el plumero o vuelvo loca a la gente, ¡jajaja!

Por cierto, dicen que "Kamila" es un nombre persa que significa "perfecta", ¿qué te parece? ;-)

Ahhhhh.., hazme un sitio en tu Arcadia, querido... Necesito unas wenas vacaciones de vez en cuando, hasta recuperarme XDDD

Corsario Sideral dijo...

Hola nuevamente queridísima Andrómeda.

Vaya explicación tan interesante que me haz dado. Me encanta leer y escuchar todo lo que sabes sobre mitología, como ya sabes.

Ah!. Vaya entonces gran ansiedad que se me va formando para saber sobre ese significado mitológico/astronómico que le darás. Estaré espectante.

Me gusta ese nombre como ya sabes. Y sí, como te comentaba ayer, me suena bastante familiar e imaginaba que lo habías hecho así, por Kiara :).

Así que Kamila significa "perfecta" eh?. Ya alucino yo cuando le comente eso a la pequeña y le vaya dando vueltas al asunto XDD.

Claro que hay lugar en la Arcadia, un lugar muy especial como tú lo sabes.

Besitos!!

Luz de Andrómeda dijo...

Jajaja: Corsario, hombre, no te pongas ansioso, jajaja. ¡Que tampoco es pa tanto, hijo! Jejeje: te agradezco, aún así, todos tus comentarios, wapetón.

Así lo hice: en honor a Kiara.
Yo tengo estas cosas: ya me conoces ;-)

¡Pues ya me contarás, ya, a qué conclusiones llega ella, XDDD! ¡Seguro que a todas luces me resultan harto interesantes, por demás!

Ahhhhh.., la Arcadia.., esa nave es muy especial para mí.

Hasta su nombre me conmueve, ¿sabes?

Besotes! :-)