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jueves, 9 de octubre de 2008

Saga de Astrea 4-fanfic Caballeros del Zodíaco

“Cuanto mejor es uno, tanto más difícilmente llega a sospechar de la maldad de los otros”.
Marco Tulio Cicerón

- ¿Quién eres? ¿Qué es lo que quieres?- musité en mi lengua, en medio de la oscuridad. No supe si había entendido el griego o no, pero de repente, aquel joven, con un movimiento rapidísimo que no supe prever, trepó ágilmente por la balaustrada, o más bien, casi voló sobre ella.

Retrocedí, alarmada. En unos segundos lo tenía enfrente, encaramado en mi terraza, encogido sobre sí mismo, procurando sin duda escamotear su silueta a la luz nocturna de los faroles. Me rogó que no hiciera ruido, llevándose un dedo a los labios, pero yo le amenacé (sin mucha convicción, es cierto) con una aguja de hacer punto que estaba sobre una mesita.

- ¡No te acerques!- incomprensiblemente, apenas alcé la voz. Me había sorprendido tanto su agilidad, como conmovido sus nobles rasgos… Me di cuenta de que estaba herido en la frente, pero no parecía grave.
- Señorita, no quiero hacerle daño- hablaba en inglés, pero su voz tenía un acento extraño que no identifiqué.
- Llamaré a seguridad- jadeé, también en inglés.
- No lo haga, señorita. Sería complicar las cosas. Además, ellos no se han dado cuenta de que estoy aquí. Sólo los perros.

Me quedé estupefacta. No sabía si es que no le había entendido bien, su inglés tenía una cadencia tan rara… Me impactó también su confianza en sí mismo, ¡si hasta había empezado a sonreír! Y yo seguía sin tenerle miedo, inexplicablemente.

- Vete de aquí. Los guardias te encontrarán y no quiero saber la paliza que pueden darte si interrumpes su cena.
- Vengo a verla a usted.
- ¿A mi?
- Si usted es Kelia, y vive aquí, yo necesito hablarle.
- Yo soy Kelia, en efecto. Y esto es de locos- me acerqué a la balaustrada, como si fuera a asomarme para gritar, o para escapar, o… Pero no me moví. Había algo en aquel hombre que me resultaba familiar.
- Señorita Kelia, me llamo Jorge. Y estoy buscando el Cetro de Minos.

Aquello me hizo ahogar una carcajada. Así que estaba, efectivamente, en presencia de un perturbado, o de un excéntrico, o casi peor, de un bromista… Resolví tomármelo con humor y mano izquierda. No tenía ganas de forzar una situación que no sabía a qué podía llevarme.

- Ah, se trata de eso- comenté, con poco disimulada sorna- Haberlo dicho antes. ¿Y qué se te ofrece? ¿Estás pensando en el guión para alguna nueva película?

El joven se quedó rígido, como si de repente se convirtiera en una estatua más de las muchas que adornaban nuestros jardines. A la tenue luz, me pareció que sus ojos, castaños y profundos como un pozo lleno de misterios, brillaban con furia. Pero fue sólo un segundo.

- Señorita- volvió a repetir, con sus maneras un tanto ceremoniosas-, yo intentaré que usted comprenda que es imprescindible que yo recupere esa antigua reliquia.
- Por Dios, ¿pero de qué hablas?- jugueteé con la aguja, que en mi mano era casi ya como un abalorio absurdo- ¿Quién eres? Nadie se cuela en la casa del embajador sangrando por la cabeza, asalta su terraza y se pone a hablar con su hija a las tantas de la noche para contarle un cuento legendario… Al menos, nadie que esté en su sano juicio, ¿comprendes?

El joven se llevó distraído la mano a la frente y enjugó un hilillo de sangre, como si se quitara sudor del rostro… Como si de repente recordara que estaba herido, pero eso no tuviera mayor importancia.

- Comprendo que es raro, sí. Quizá inusual.
- Algo más que inusual. ¿Quién eres?- repetí.
- Eso es algo más complicado de explicar.
- ¿Más?- ahora me reía abiertamente, susurrando a duras penas- Prueba, porque algo me dice que me va a divertir.
- No lo creo.
- Tú haz la prueba. Estoy a punto de dar la voz de alarma o de cometer alguna tontería, y ni siquiera sé cómo es que no lo he hecho aún.

Apostaría a que vi, entre las sombras, una sonrisa sarcástica en su rostro moreno. Pero no me atrevería tampoco a jurarlo.

- Yo soy sólo un enviado, un servidor. Un soldado, si quiere.
- ¿Eres un espía? ¿Los americanos se interesan por los asuntos cretenses?
- No, no- hizo un movimiento evasivo con la mano- Temo no poder explicarme bien en esta lengua. Es cierto que mi nombre es Jorge. Pertenezco a una antigua hermandad, por así decir.

Entonces era eso… Me sorprendió mi propia temeridad: probablemente, se trataba de la avanzadilla kamikaze de alguna siniestra secta. Él pareció ciertamente divertido, pero noté que, en realidad, permanecía en guardia. Creo que tampoco sabía muy bien hasta qué punto era conveniente forzar la situación. Una parte muy débil de mi cerebro dio la voz de alarma a gritos, y trató de pensar en movimientos evasivos, en planes de fuga, tal vez de ataque… Pero como digo, era una parte muy débil.

- Ah- fue lo único que se me ocurrió comentar al respecto. Y me faltó decir “Eso lo explica todo”.

El pareció animarse ante mi aparente receptividad.

- Velamos porque las cosas sigan funcionando como hasta ahora. Nos preocupa lo que se avecina.
- ¿El fin del mundo, quizá?- dije, y me quedé estupefacta por mi propia osadía. No era cosa de broma el peligro que estaba corriendo. Él vaciló un momento, y luego asintió, muy serio.
- Podría llamársele así.
- ¿De veras? Y supongo que el Cetro de Minos es la clave, ¿verdad?

El joven, que parecía casi de mi edad, unos ventipocos años, negó esta vez. Con seguridad. Sin vacilación.

- El Cetro es una llave. La llave que abre las puertas de un reino. Y mi misión es encontrarlo. A toda costa y por el bien de todos.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Arréa! La cosa se pone interesante. Y esta vez no he encontrado ni un pío en tu impoluta narración. Es perfecta. Una buena continuación de la primera entrega.

¡Muy bien Andrómeda!
Besitos

Luz de Andrómeda dijo...

¡Jajaja! Lo de "arréa" me ha hecho gracia, jajaja, anda que no hacía tiempo ni nada que no oía esa expresión. Ya sabes, por la zona, a lo que más llego como exótico es a "tajaícas tié el cordero" y "adiós mama", que también es mu típico de la Mancha...

Me alegro que te guste, ahora en serio. ¡Espero que al menos se entienda, y el personal no acabe perdido con tanta peña por ahí suelta!

Beeeesotes!

Luz de Andrómeda dijo...

Oioioioioioiiiiiii! (sirena de alarma).

Mhyst, ¡te necesito! Jajaja.

¿Puedes decirme el significado, más o menos exacto, de Rei Ayanami? Es un personaje del anime "Evangelion" (cómo no, pffffff...).

Muaks!